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En medio del reposo, la noticia bomba

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(Este domingo a la medianoche vienen Eduardo Blaustein y el Pájaro Salinas a La otra.-radio. FM La Tribu)



La delcaración de constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual por parte de la Corte dejó en  segundo plano la discusión sobre resultados electorales. El cercano regreso de la Presidenta es considerado como un hecho de alto voltaje político en sí mismo. 
por Eduardo Blaustein


Caramba: con la Presidenta en reposo forzado, ese reposo que según la oposición política y mediática implica que “no se sabe quién gobierna/gobernará la Argentina”, el kirchnerismo, pero también las instituciones democráticas, recibieron una muy buena noticia: el fallo sobre la constitucionalidad de la Ley de Servicios Audiovisuales, seguida días después, por otra novedad poderosa: que el Grupo Clarín se decidiera a presentar un plan de adecuación. Desde que se conoció el fallo de los jueces supremos la oposición mediática primero lamentó y deploró que esa sentencia le diera “oxígeno al gobierno” tras su derrota electoral. Inmediatamente después se descubrió que la Corte no es confiable, que supuestamente existieron encuentros conspirativos entre sus integrantes y miembros del poder Ejecutivo. Simétricamente, en los espacios de comunicación oficialistas, en los que hasta hace poco también se presentaba a Ricardo Lorenzetti como un conspirador, se le dedican todo tipo de mimos a él y a sus colegas que votaron con él. En su defensa, todos los miembros de la Corte se apresuraron a firmar una declaración negando las tesis confabulatorias y aclarando que los encuentros entre representantes de los poderes Judicial y Ejecutivo hacen a la calidad institucional, o acaso a un poco menos: la normalidad institucional.

Es cierto: el fallo de la Corte, por unos días, deja en segundo plano la amplificación de la noticia de la floja elección que hizo el oficialismo en comparación con la de 2011. Se puede hablar de “elección floja” aunque sea igualmente cierto que el kirchnerismo sigue siendo la primera fuerza política nacional, que mantiene las mayorías parlamentarias (salvo que se produzcan fugas) y que mejoró notoriamente su desempeño en las PASO (cosechó un millón de votos más). Pero el fallo de la Corte trasciende la coyuntura del presente: reafirma la autonomía de las instituciones democráticas sobre el poder corporativo y pone en aprietos curiosos a todo el mundo porque muestra a una Corte Suprema ardua de etiquetar. Que a Lorenzetti y otros jueces supremos les sobre muñeca política y picardía, que no dejen de “hacer política” en sus fallos, es harina de otro costal.

Reacciones pequeñitas

También los dirigentes de la oposición reaccionaron ante el fallo supremo, aunque con matices. Elisa Carrió, sin el acompañamiento de Unen, lo que es todo un dato de la levedad de ese armado, se mandó solita y tronante como es de rutina, denunciando pactos espurios y anunciando al aire un juicio político a Lorenzetti que jamás llegará a ningún lado. Mauricio Macri y otros dirigentes del PRO se apresuraron en presentar un recurso judicial asombroso contra el fallo de la Corte para suspender la ejecución de la sentencia. Esa foto de posicionamiento duró nada: en tiempo récord el máximo tribunal rechazó la presentación entendiendo que quienes la hicieron “carecen de legitimación” porque ni son parte en el expediente ni la elegida fue la vía procesal adecuada. Fue apenas un papeloncito fugaz que juntó entre otras firmas las de Federico Pinedo, Patricia Bullrich, Paula Bertol y Laura Alonso.

La movida del macrismo es fruto de la necesidad política. Después de añares de molicie, y ante el ascenso del espacio que lidera Sergio Massa, espacio conseguido entre otras cosas merced a la picardía y la capacidad de construcción que Macri no mostró, el jefe de Gobierno porteño intenta competir por arremetida, presentándose tardíamente como duro presidenciable, tan duro que hasta se animó a decir que el recambio político en Argentina no puede pasar por ninguno de los peronismos posibles.

¿Qué otras reacciones hubo en la oposición? Pino Solanas, pasivo y más bien opacado junto a Elisa Carrió. Ricardo Alfonsín diciendo sencillamente que al fallo hay que acatarlo. Hermes Binner siempre dubitativo, algo así como “no me gusta del todo pero no conozco el tema”.

Detrás de la foto

Aún con la notable buena nueva de la declaración de plena constitucionalidad de la ley, todos los desafíos que afronta el kirchnerismo siguen presentes. Primer asunto: persistirán los desafíos del kirchnerismo para sostenerse como espacio, recrearse y sucederse. Persistirá el intento de Sergio Massa de llevar a escala nacional su construcción política. Y aunque eso suponga también desafíos para Massa (los líderes territoriales y los gobernadores peronistas no se dejan arriar así como así), como se dijo más arriba el intendente de Tigre mostró más decisión que Macri o Daniel Scioli. Mostró también algo más que interesante: que a diferencia del estilo brutal de la oposición mediática, comprado llave en mano por buena parte de los líderes de la oposición política, se podía confrontar con el kirchnerismo sin necesidad de lenguajes apocalípticos.

El encuentro Moyano-Massa para hablar de…, ejem… la recolección de basura era largamente previsible y habla de la debilidad en que quedó el primero, así como de las flojas aventuras electorales de otros peronismos encarnados en figuras del gremialismo como Omar Plaini y el Momo Venegas o la de Julio Bárbaro en Capital.

Detrás de los titulares de estos días sobre el fallo de la Corte y el plan de adecuación presentado por el Grupo Clarín, persistirán también los problemas económicos. Los problemas son conocidos: inflación, déficit energético, falta de dólares y su expresión en la fuerte caída de reservas.

Está previsto que la Presidenta retome sus funciones en pocos días más. Hay voceros kirchneristas que sostienen que su solo regreso marcará un impacto político y eso es parcialmente así: sólo su reaparición y protagonismo compondrá una nueva fotografía de tres o cuatro días. O bastante más, si es que el retorno viene con anuncios importantes o con cambios de figuras desgastadas del gabinete. Pero esas expectativas del kirchnerismo a su vez reiteran una debilidad del oficialismo sobre la que varias veces se aludió en esta columna: la dependencia del espacio kirchnerista de su figura más potente, la misma que, pese al mal resultado de las elecciones legislativas, promediando su segundo mandato, mantiene un nivel de imagen más que apreciable.


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