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Milani

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Teodoro Boot y el Pájaro Salinas hoy a las 23 en La otra.-radio


Interrumpo por un rato la publicación de los resultados de la Megaencuesta La otra 2013 para anunciar que hoy a las 23:00, además del balance musical del año, vamos a dedicarle la mitad del programa La otra.-radio (FM La Tribu, 88,7, online) a conversar con Teodoro Boot y Juan Salinas sobre las implicancias políticas de la designación de Milani como jefe del Ejército. Como adelanto dejo acá un post que acaba de publicar Salinas en su blog, Pájaro Rojo:


por el Pájaro Salinas

Horacio Verbitsky dice en una nota titulada El cantinero sabía que el subteniente César Milani no podía ignorar la existencia de un centro clandestino de detención en el Batallón 141 de Ingenieros de La Rioja, donde prestaba servicios en 1976 y tampoco que el soldado Agapito Ledo había sido secuestrado y asesinado. Argumenta que hasta el cantinero del Batallón declaró que "en la unidad se comentaba que un soldado fue llevado a Tucumán y asesinado 'por usar la bazuca a lo extremista'". Y continúa: "Si el concesionario civil sabía de lo sucedido, ¿quién puede creer que lo desconociera el oficial que llevó a Ledo en comisión y que luego instruyó el acta falsa sobre su deserción?". Y agrega que el caso de Ledo, el único soldado que hacía su conscripción en La Rioja y fue secuestrado, fue tan notorio que diez días después de que Milani firmara el acta de su supuesta deserción, el jefe de la guarnición militar La Rioja, el coronel Osvaldo Héctor Pérez Battaglia exhortó públicamente a "combatir al delincuente que disfrazado de soldado destruye la vida de los defensores de nuestra nacionalidad".

Mientras la justicia investiga los hechos, supongamos por un momento que todo lo dicho acerca de este caso es cierto: que el infortunado Agapito Ledo era o había sido del ERP, que los militares lo descubrieron (que lo hayan hecho por la manera de empuñar una bazuca parece bastante raro, pero en fin...) y que, una vez trasladado a Tucumán con otros efectivos del batallón riojano, fue secuestrado, torturado y asesinado. Y que al cumplir por órdenes de sus superiores las diligencias y trámites formales de declararlo desertor, Milani no pudiera ignorar el hecho de que Ledo había sido secuestrado y muy posiblemente asesinado (o que si no había asesinado todavía, pronto lo sería).

Supongamos, digo, que Milani no podía sino sospechar o que sabía fehacientemente que el Ejército mataba a los "extremistas" que descubría en sus filas. ¿Esto no es válido también para todos los militares de su promoción y varias de las siguientes, incluyendo a los luego dados de baja por desafectos a la dictadura, como los que integraban el llamado Grupo de los 33 Orientales.

Pienso en un militar probo que estuviera en actividad en aquella época infausta. Pienso en mi amigo José Luis D'Andrea Mohr... y enseguida lo descarto porque D'Andrea Mohr, el capitán sin tacha, fue un fuera de serie.

Pienso entonces en el capitán Ernesto Facundo Urien... de quien en el juicio que en Salta acaba de condenar a prisión perpetua al teniente general Héctor Rios Ereñú -jefe del Ejército en el gobierno de Raúl Alfonsín- se destacó su proceder, por haber devuelto a su familia biológica a dos hermanitos, hijos de desaparecidos, que estaban a punto de ser apropiados.

Urien, que tenía un hermano guardiamarina y montonero preso en la U-9 de La Plata, no podía desconocer que había decenas de compañeros de su hermano desaparecidos. Y no sé fue voluntariamente del Ejército, sino que lo echaron.

De hecho, yo no conozco (no digo que no los haya habido, solo que no los conozco) casos de oficiales que se hayan ido voluntariamente del Ejército a causa de los crímenes de lesa humanidad que comentían sus superiores. ¡Ni D'Andrea Mohr se fue entonces por ese motivo!

¿Entonces? Entonces sucede que quienes quieran tener plena certeza de que el jefe del Ejército no haya tenido absolutamente nada que ver con la represión, tienen que dar la cara y abogar por la baja completa de la promoción 106, a la que pertenece Milani, ahora de 60 años, y las subsiguientes promociones hasta al menos la 113, cuyos miembros egresaron prematuramente del colegio Militar a causa de la guerra de Malvinas... Aunque más seguridad daría que fuera de la 114, egresada a fines de 1983.

Solamente en el primer caso, habría que despedir a más de mil oficiales. Es decir, mandar a la calle a más de mil profesionales de las armas en momentos en que la mayor parte de los policías del país ha incurrido en actutudes sediciosas... Un suicidio político.

En este contexto, es inevitable no plantearse la pregunta: ¿queremos y/o necesitamos fuerza(s) armada(s) o no? Yo creo que no es posible sostener ningún proceso de transformaciones profundas sin unas fuerzas armadas nacionales.

Pienso en Velasco Alvarado, en Torrijos, en mi tocayo Torres, y en el propio Chávez. Militares todos que en su momento combatieron a las guerrillas que hubo en sus países y luego mudaron ¡vaya si mudaron! de posición. Torres fue asesinado en Buenos Aires por la Triple A en el marco del Plan Cóndor y es muy posible que también Torrijos y Chávez hayan sido asesinados por el imperialismo.

Sospecho que el Cels, financiado en gran medida por capitales estadounidenses, no debe tener la convicción de que Argentina necesita una fuerza armada nacional. Sospecho que acaso prefiera que no la tenga.

A pesar de la defección de tantas almas bellas, no me siento solo. Creo estar acompañado nada menos que, entre otros, por Evo Morales, por Rafael Correa y demás mandatarios de la Unasur.
Bolívar y San Martín, bueno es recordar, fueron militares.

Creo que hay que llevar los juicios por crìmenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura hasta sus últimas consecuencias.

Caiga quien caiga y cueste lo que cueste.

Ergo: que el teniente general Milani debe ser investigado por la justicia.

Que en la Argentina nadie debe tener coronita.

No pongo las manos en el fuego por nadie, pero defiendo la potestad de la Presidenta, como comandanta suprema de las fuerzas armadas, de nombrar a sus colaboradores inmediatos (y más, si cabe, si se tiene un ministro de Defensa como Agustín Rossi que ha recomendado los ascensos). Con el único requisito de que esos nombramientos sean aprobados por el Congreso.

Verbitsky se apoya en lo declarado por el sospechoso clavado de haber ordenado la muerte de Ledo

Lean la nota de Vervistky. Me parece una turrada dar por bueno lo afirmado por el "procesado oficial (coronel) Esteban Sanguinetti en su (reciente) declaración indagatoria cuando dijo que había encargado a Milani 'la investigación profunda del caso'".

¡Cuanta mala fe! ¿Por qué creerle a quien aparece como responsable directo de la desaparición del soldado Ledo y que nunca abjuró de la dictadura y no a quien se proclama comprometido con las transformaciones emprendidas en la última década y era entonces apenas un subordinado de aquél?

Porque Verbitsky cita a Sanguinetti que dice que le encargó a Milani "la investigación profunda" de la desaparición de Ledo (frase que rezuma tanto cinismo como encono contra "el traidor" Milani) y se abstiene de todo comentario crítico, dándola tácitamente por buena... Es más, dice "confirma" lo dispuesto por el Código de Justicia Militar y los reglamentos entonces vigentes... que como la misma desaparición de Ledo prueba, eran papel mojado.

Verbistky arroja la piedra y esconde la mano.

Porque ¿Es que alguien de buena fe puede creerle a Sanguinetti?

¿Dónde están las investigaciones de los medios (de todos, los de allá pero también los supuestamente de acá) sobre Sanguinetti, el sospechoso "clavado" de haber ordenado la muerte de Ledo?

¿Alguién le conoce la cara?

¿No deja esto en claro que los ataques a Milani son, en realidad, ataques a investidura presidencial?

(Publicado originalmente acá)

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