Un momento de indeterminación política interesante: los interrogantes acerca de la voluntad política de Cristina en esta estapa de transición de liderazgo; cómo sería Scioli en un proyecto político dirigido por él mismo; la falta de levadura de Massa y la apuesta de la derecha por los muertos. Una conversación con Gerardo Fernández.
Hoy estuve conversando de política con Gerardo Fernández, en su programa radial de todas las mañanas en Radio Cooperativa. Alguno de los puntos que tocamos:
- La restitución de la autoridad política que el kirchnerismo logró después de la crisis de representación de 2001/2002 tiene un lado bueno y un lado malo. El bueno: sin liderazgos poderosos una sociedad tan indómita como la argentina no puede tramitar sus conflictos sociales; y los Kirchner han sido líderes políticos democráticos.
- La desventaja de un liderazgo tan personalista como el que ejercen los Kirchner es la falta de una instancia basista: no han emergido líderes que funcionen como expresión de la base social K, que expresen sus intereses y sus puntos de vista. Por eso todo el país, oficialismo y oposición, es kirchner-dependiente (aún hoy).
- El kirchnerismo está esperando las señales de Cristina porque es un armado político de arriba para abajo.
- Todos estamos mirando a Cristina. Clarín ya nos empieza a correr por ese lado: "Crecen las dudas sobre cuándo será el retorno de Cristina". Los que apoyamos estamos pendientes de saber cómo piensa Cristina este proceso de transferencia de liderazgo que inevitablemente viene.
- Desde el resultado de las PASO en adelante, que fue muy poco satisfactorio para el kirchnerismo, entramos en un momento de repensarlo todo. Más que nada cómo encarar una nueva etapa donde no habrá un Kircner en la presidencia; un escenario novedoso y aún indeterminado.
- Si durante los cortes de luz hubiera habido una presencia territorial de referentes, se podría haber encauzado la bronca políticamente hacia las empresas eléctricas. Como no la hubo, la bronca se encauzó contra el gobierno.
- La derecha apostaba a que la irrupción de Massa desencadenara un efecto garrocha, que el peronismo se dé vuelta hacia ese lado, pero eso no termina de cuajar. Esta massa tiene poca pasta.
- La derecha apostaba también a un diciembre muchísimo peor que lo que fue: que fuera un verdadero estallido social. Y no lo hubo. La derecha esperó que un desborde produjera muertos por la represión estatal, que quitaran la legitimidad política que sustenta al kirchnerismo.
- La derecha hace política con los muertos, desde siempre. Y en diciembre no lo lograron.
- Con todas las tensiones sociales que vivimos en los últimos meses, con todas las anomalías de este modelo, la situación socioeconómica es tan firme como para que el estallido no sea posible. Hay aguante.
- Scioli ha sido un aliado importante de la coalición del gobierno K a quien nunca hemos considerado como propio.
- Scioli ha sido innegablemente leal durante esta década K. Pero, como dice Asís, Daniel te acompaña hasta el cementerio: estuvo con Menem, con Duhalde, con Néstor y con Cristina; incluso estuvo en la semana en que gobernó Rodríguez Saa. El interrogante es cómo gobernaría el país cuando deje de depender de una dirección política superior a la suya. ¿Qué es Scioli?