“Es un disparate”, le dijo el Papa Francisco a su amiga la periodista Alicia Barrios, tirando abajo la operación montada por La Nación y Perfil. Apoteosis del relato Anti K.
No es, por supuesto, la primera opereta periodística de la década: los diarios de la derecha golpista vienen mintiéndole a sus lectores prácticamente desde antes de que Néstor Kirchner asumiera la presidencia en 2003. Pero sí es la opereta desmentida de la manera más estruendosa: para un diario como La Nación, con un target de lectores conservadores católicos, que su titular sea desmentido por el propio Papa alcanza dimensiones descomunales. La Nación tituló ayer domingo a toda página y en tipografía catástrofe que el Papa había llamado a una reunión multisectorial... ¡en el Vaticano! porque estaba preocupado por la tensión en el país.
El periodista Mariano Obarrio publicó en la edición dominical, la más leída y la que pretende instalar agenda para la semana, una nota en la que se afirmaba categóricamente que se haría una reunión entre empresarios, sindicalistas y representantes del propio gobierno convocada por el Papa y que su preocupación había aumentado "tras el reto de la presidenta a [el secretario de la CGT] Caló". En este caso, el diario de los Mitre no se tomó recaudos para atenuar la información: no dijo "el Papa habría convocado." sino "el Papa llamó a un diálogo...". La redacción de la nota de Obarrio no deja margen para las dudas:
"Según pudo saber LA NACION, Francisco presidirá el encuentro, al que ya comprometieron su asistencia el ministro de Trabajo, Carlos Tomada; el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA),Héctor Méndez, y su vicepresidente, Daniel Funes de Rioja, y el secretario general de la Uocra (sindicato de la construcción), Gerardo Martínez".
No se descarta que participe también el secretario general de la CGT oficialista, Antonio Caló.
"La reunión por ahora era reservada. Todavía no había intención de comunicarla", dijeron a LA NACION fuentes directamente vinculadas con la iniciativa. El diálogo convocado por el Papa será "una señal de pacificación" y de promoción de "la cultura del encuentro", agregaron las fuentes, en medio de la escalada inflacionaria, la devaluación y la inminente puja salarial en las paritarias. (Completo acá).
Está clarísimo en la versión de Obarrio que el Papa "presidirá" una reunión que él mismo "convocó", "preocupado" como estaba. Perfil, en su estilo más impreciso de vendehumo de tapas que no tienen respaldo informativo, se cuidó de titular de manera más difusa: "Plan K para que Dios nos ayude", "Hay en agenda una reunión con Francisco...": Cuando redacta la noticia la periodista Emilia Delfino usa el modo potencial, pero también atribuye la iniciativa al Papa:
La audiencia de fines de febrero, que podría ser el 19, habría sido convocada por el propio Bergoglio, como antesala a su posible visita a la OIT. Participarán el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, Martínez, Héctor Méndez, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA) y el abogado Daniel Funes de Rioja –representante de la UIA en la OIT–, y podría sumarse Caló.
El factor Francisco pesa en los gremios. En diciembre, el Pontífice les pidió la “unidad”.“Algunos la entendieron más allá de la unidad del movimiento obrero, más en el marco del diálogo intersectorial”, confió una fuente de ese encuentro a PERFIL.
Leyendo entre líneas ya se le ven las patas de la sota: se pretende evocar la memoria del Encuentro Multisectorial entre representantes de la Iglesia, Duhalde y Alfonsín que a fines de 2001 preparó el golpe de estado contra De La Rúa. ¿Quién sería la fuente de esta información? Con el correr de las horas se pudo saber que el que la echó a rodar es Daniel Funes de la Rioja, vicepresidente de la UIA e integrante del "Círculo Rojo".
La opereta se cayó como un castillo de barajas cuando a la tarde la periodista Alicia Barrios, íntima amiga de Bergoglio, contó la conversación que mantuvo ayer mismo con el Papa: “Hoy es mi cumpleaños y me llamó Francisco, como todos los años” contó Alicia Barrios, amiga y autora del libro Mi amigo el Padre Jorge. “Nos reímos como todos los años hasta que en un momento le dije ‘Me voy a tener que ir antes a Roma, porque acá en el diario dice que en marzo vos mandaste llamar a los representantes del gobierno y de la UIA porque estás preocupado por el país'".
–Jorge, ¿viste la tapa de los diarios? -pregunta Barrios.
–No, acabo de levantarme de la siesta -dice el Papa-. Leeme, ¿qué pasó?
–Dice que convocaste a una reunión para el 19 de marzo por la crisis.
–No, eso no es cierto. Es un disparate. Esperame que voy a buscar mi agenda.
Un rato después, el Papa retoma la conversación: “Mirá, Alicia, el 19 acá viene José María Del Corral (Presidente del Consejo general de Educación del Arzobispado de Buenos Aires) con Ricardo Pignanelli (titular de SMATA) y es una reunión por la educación. Yo no tengo agendada una reunión de ningún otro tipo”. Barrios sigue contando: “Él ni lo había leído. Se lo leí yo por teléfono y eran las 4 de la tarde en Roma”. Además, Francisco negó que hubiera llamado a Cristina como se sugería en el artículo de Obarrio y tampoco mostró preocupación por el último discurso de la presidenta. (Fuentes: Crónica, Página 12, Infobae y... ¡hasta Clarín!
El estupor que provocó en La Nación la desmentida del propio Papa fue tal que durante larguísimas horas el portal del diario de la oligarquía hizo desaparecer la noticia que había puesto en la tapa de la mañana. En lugar de la importantísima "primicia" de Mariano Obarrio, La Nación prefirió darle prioridad en la web a los resultados del fútbol y a un premio que ganó una película de Campanella. La plana mayor del diario habrá tardado varias horas para armar la reculada en chancletas después del papelón. Recién en la edición de hoy lunes trata de reacomodar el desplome periodístico:
Fuerte revuelo por la reunión con el Papa
Por Mariano Obarrio | LA NACION
Un fuerte revuelo provocó ayer en el país la difusión en los diarios LA NACION y Perfil de la convocatoria a una reunión presidida por el papa Francisco el 19 de marzo en el Vaticano con funcionarios, empresarios y sindicalistas argentinos.
La invitación a Roma, ratificada ayer a LA NACION por los involucrados, fue elogiada por dirigentes políticos, mientras que algunos medios y redes sociales se hicieron eco de informaciones no confirmadas de que no había sido convocada por el Vaticano.
Claro que hubo un "fuerte revuelo", pero fue en la redacción de La Nación, para arreglar el desaguisado. Leyendo esta segunda nota de Obarrio, se empieza a entender la raíz de la opereta: ahora, según Obarrio, la reunión habría sido gestionada por el vicepresidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, y ya no por Bergoglio (ante la irrefutable desmentida de este). "El dirigente empresario la gestionó -recula Obarrio- en su carácter de próximo presidente de la Organización Internacional de Empleadores (OIE), que forma parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)". ¿Cómo? ¿Funes de la Rioja hizo la gestión? ¿No era que convocó el propio Papa, preocupado por el discurso de Cristina? Reconstruyendo la trama de la invención, es posible que el autor del pescado podrido haya sido Funes de la Rioja, que él les vendió a La Nación y a Perfil la "convocatoria del Papa", y que estos medios, que hace rato renunciaron al rigor periodístico y al respeto por sus lectores, terminaron de adornar la operación, cada uno a su estilo. Clarín, que esta vez no compró, aprovechó la desmentida para hacer quedar mal a sus aliados/competidores y les enmendó la plana.
Perfil, con su redacción desvastada por los despidos y el diario a la deriva, ni se molestó en publicar la desmentida del Papa ni elaborar una justificación para el dislate. Fontevecchia debería hacer un plan para que Dios lo ayude.
Las mentiras de la prensa golpista argentina son sistemáticas y el gobierno se ve casi todos los días en la necesidad de salir a responder las operaciones. Pero lo de ayer supera todos los límites: no debe haber antecedentes de que una opereta de la prensa argentina sea desbaratada por el máximo jerarca de la iglesia católica. Los principales damnificados de estas operaciones no son ni el Papa ni el gobierno, sino los pobres lectores de La Nación y Perfil, sometidos desde hace años a la ingesta de pescado en mal estado. Esta sostenida degradación de los estándares periodísticos es un signo de época y alguna vez se estudiará en las escuelas de periodismo "el día en que La Nación fue desmentida por el Papa".
Por último, el papelón reafirma que los tenaces esfuerzos de la prensa golpista por mellar la autoridad de la Presidenta los llevan a la desesperación por no poder lograrlo. Las mentiras usuales ya no alcanzan, hay que aumentar la dosis de mentira más y más, hasta exponerse a la desmentida del propio Papa. Esta necesidad de mentir, el relato antiK al que se han hecho adictos como a una droga, muestra que Cristina sigue teniendo una centralidad política que desespera a los golpistas.