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Campanella silenciado y perseguido por el gobierno

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El diario La Nación y sus lectores son adictos a su propio paco: extraordinario ejemplo de distorsión informativa



Uno no termina de asombrarse ante la degradación de la derecha realmente existente en nuestro país. El domingo pasado La Nación, en su adicción desesperada por sembrar cada día gotas de conmoción social mediante el suministro de paco informativo a sus propios lectores, lanzó un título de tapa que fue desmentido, en un papelón histórico, nada menos que por el Papa.

Lo de hoy es no menos patético, aunque apela a un mecanismo aún más perverso: el texto de la propia nota niega lo que sugiere el título y la bajada:

Juan José Campanella dijo que allegados al Gobierno le recomendaron que no se metiera en ciertos temas

Al cineasta argentino recientemente premiado le aconsejaron que no tuiteara y que no hablara tanto sobre determinados temas políticos; expresó que debería haber una actitud más conciliadora

ASí como se lee, La Nación da a entender que el gobierno mandó emisarios a Campanella para que deje de hablar, con el tinte verdaderamente siniestro de una amenaza velada. Leyendo la nota, se descubre que esa intepretación de los dichos de Campanella que La Nación inocula a sus lectores es una violenta distorsión de lo que realmente cuenta el propio Campanella:

En conversación con la radio La Once Diez, al hablar de los conflictos que tuvo el año pasado con el Gobierno, cuestionó la forma en que los medios tomaron sus dichos: "Yo no sé qué hacer. Tengo tendencia a tratar de hablar cada vez menos del tema. Los medios, me refiero a todos los medios de todas las tendencias, toman lo que más le conviene de lo que quiero decir y siempre queda parcializado."
Asimismo, el reconocido cineasta afirmó que allegados al Gobierno le recomendaron que no tuiteara, ni hablara tanto sobre determinados temas políticos: "Fueron esos consejos de que no te metas. Era gente amiga que no me lo dijo como una amenaza". También sostuvo que debería existir una actitud más conciliadora, a pesar de los diferentes pensamientos: "Tenemos que oírnos un poco más y pelearnos menos. No quiero renunciar a mi derecho de ciudadano a opinar, a criticar u a apoyar." (N del editor: algunos tramos son resaltados por La otra).
Es un asombroso ejemplo de cómo la máquina de captura de palabras de los medios golpistas funciona de manera cada vez más desquiciada. El título induce a los lectores a creer que el gobierno apretó a Campanella para que no hable. Lo que él en realidad dice es una crítica a los medios que distorsionan sus declaraciones. La Nación decide titular esto... ¡distorsionando sus declaraciones! Campanella dice que son amigos suyos los que le aconsejan que hablara menos sobre temas políticos, no para cuidarse del gobierno, sino de los medios que alteran el sentido de sus dichos. Es decir: La Nación somete a Campanella a una dosis del mismo veneno que él denuncia.

En la noticia el gobierno en realidad está en tercer plano: son amigos de Campanella que adhieren al gobierno los que le aconsejan que no se deje manipular por los medios. El propio Campanella agrega una frase que no deja dudas al respecto: "Fueron esos consejos de que no te metas. Era gente amiga que no me lo dijo como una amenaza". El primer plano de la noticia real lo ocupa Campanella en su relación con los medios que "toman lo que más le conviene de lo que quiero decir y siempre queda parcializado", o sea... ¡La Nación!

Dos preguntas:

1- ¿Habrá advertido Campanella la grosera manipulación a que lo sometió La Nación? ¿Cómo se sentirá? ¿Se quedará callado esta vez? ¿Tendrá algún efecto político sobre él haber tenido que ingerir el paco informativo del diario de los Mitre/Saguier? 

- ¿Cómo interpretarán la noticia los consumidores del paco de La Nación? ¿Se quedarán en lo que miente el título? ¿Se molestarán en analizar la flagrante desmentida que se produce entre título y texto de la nota? ¿Advertirán que La Nación los viene tratando como boludos? ¿O serán ellos también tan adictos al paco golpista que se quedan esperando otra dosis para dentro de un rato?

Para que el lector de este blog sienta en carne propia el tratamiento al que La Nación somete a sus lectores titulé este post en un sentido contrario de lo que digo en el texto.

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