Hay que reconocer algo: vivimos en el país que se dejó gobernar por Videla, Massera y Agosti. Los genocidas no bajaron de un ovni, sino de la entraña argentina. Cualquiera puede ver la violenta ferocidad racista y clasista que hoy vomita twitter. Durante un rato largo estuvieron esperando ansiosos una masacre, ordenada por una justicia criminal que solo actúa con celeridad cuando se trata de reprimir a los pobres, mientras con los dueños del país es ultra garantista. Los fiscales que no mostraron capacidad para resolver el problema de Lugano pacíficamente quisieron involucrar a las fuerzas federales en la masacre. Afortunadamente la negativa de Berni frustró la represión que tenían preparada para esta tarde. El fiscal se fue mascullando bronca, responsabilizando a la Federal y a Gendarmería porque no se pusieron a colaborar en la masacre. Ahora el gobierno macrista debería desactivar esta situación que alimentó con desidia e inoperancia.
Sin embargo, no es el fiscal ni el inútil de Macri el fondo del problema, sino el alto componente fascista, clasista y racista que alberga nuestra sociedad. Estos deleznables cobardes que piden sangre de pobre por twitter. Porque Macri termina el mandato en 2015, pero con estos fascistas tenemos que cruzarnos todos los días.
PD: Esperemos que Berni mantenga la negativa a colaborar con los fachos de esta ciudad maldita.