(Safet Zec)
por Liliana Piñeiro
Ha girado, agónico, el mundo. Un hombre llora, la palabra apretada entre los músculos, y sobre su frente, la mano de la desesperación.
Ha girado, agónico, el mundo. Un hombre llora, la palabra apretada entre los músculos, y sobre su frente, la mano de la desesperación.
Cuerpo que se sostuvo en lo invencible. Venas y tendones recubren el hueso, amenazado: el vacío se expande desde el pecho. Hacia adelante y hacia atrás.
Una luz para lo humano. El rostro se cierra y queda la carne, triste, del remordimiento.