El ingeniero Sbariggi, Gerardo Fernández, el Lic. Baleno y yo lo reclamábamos en enero en El Vermucito (audio acá)
Ayer el Lic. Baleno me recordó que el domingo 26 de enero, en El Vermucito de Radio Cooperativa, junto a Gerardo Fernández, el Ingeniero Sbariggi y Guille Di Baja, estábamos pidiendo la quita de los subsidios. Baleno, que vive en Olivos, estaba pagando $ 240 por año por el servicio del agua, el mismo monto que viene pagando desde hace 12 años. Y el Ingeniero, que vive en La Plata, decía que él paga $ 200 por un mes del mismo servicio. Baleno decía: "cualquiera se da cuenta de que esos desequilibrios son insostenibles en el largo plazo". En el comienzo del gobierno kirchnerista, los subsidios eran formas de salario indirecto que se justificaban por el colapso de la economía. En estos casos, decía Gerardo, no hay que tenerle miedo a la palabra "ajuste". Y yo acotaba que era un error haber postergado tanto tiempo la decisión de quitar estos subsidios que producen tanta inequidad, que se debería haber hecho en un momento de mayor fortaleza política y que ahora resultaría más difícil. "Hubo un montón de aplicaciones que se le fueron poniendo a las computadora en el 2003 -decía Gerardo-, que fueron dando respuesta, y ya en los últimos tiempos eran viejas. Y el tacto del dirigente es ver cuándo se venció el tiempo histórico de determinadas políticas, y cuándo hay que ir a las nuevas". La sintonía fina que se planteó a fines de 2011, y que quedó trunca después de que el accidente de Once cambiara drásticamente el clima político. El fragmento del programa donde hablamos del tema se puede escuchar clickeando acá.
A alguien que estaba escuchando el programa le pareció que estábamos demasiado opositores.
Pero, claro, las cosas cambian rápido, a fines de enero la situación política del gobierno nos parecía de mucha precariedad, la corrida del dolar todavía no se había frenado, incluso había incertidumbre sobre cómo abrirían los mercados el lunes siguiente. Dos meses después, el gobierno pasa por un período de relativa calma económica, la hecatombe hiperinflacionaria que auguraban los profetas del desastre no se produjo, el dolar se planchó alrededor de los $ 8 y la brecha con el blue va decreciendo de a poco. El gobierno parece que logró recomponerse, en un trance aún delicado, pero con la suficiente firmeza como para anunciar una quita gradual de los subsidios que nosotros reclamábamos en enero.
Hoy algunos se muestran muy escépticos sobre el efecto que va a producir la quita de subsidios: "hay que ver cómo se implementa el recorte", dicen.
Yo pienso que no hay que esperar la implementación del recorte de subsidios para saber que está bien. Los subsidios tal como están hoy están mal, el gas que no pagamos lo esta pagando un pobre, el consumo suntuario de que gozamos, los viajes al exterior, los shopping que explotan, los celulares al pedo, la cuota de cablevision, la guita que pone el tesoro nacional para importar gas, los pobres que cargan con garrafas carisimas, la diferencia del costo de los servicios entre CABA y el resto el país, la clase media que se pasó a la escuela privada: todo eso había que ajustarlo. Terminar con esos privilegios está simplemente bien.
El estado estaba regalándole recursos a gente que no los necesita y encima es quejosa. Si tiene que cuidar el gas para que el país importe menos, mejor. Si se equipara con el pobre que tiene que comprar garrafas carísimas, es muy justo. Si se equipara con el que vive en provincias lejanas, excelente. Si algo se implementa mal, se reclama. Si además se reasignan recursos a Pymes y AUH, mejor aún. Pero el recorte del subsidio es justo. Lo que seguro estaría muy mal es seguirlo manteniendo como está.