Linchamientos
por Cristian Bonomo
El marciano podía tomar cualquier rostro; solo bastaba que alguien lo pensara y creyera reconocerlo. Entonces podía ser el hijo, el esposo, el ladrón, el viejo, la niña, podía ser todos los nombres.
Rodeado por una multitud que lo reclamaba, fue tantos rostros una y otra vez que con un último grito de terror cayó al suelo:
“Quedó tendido sobre las piedras, como una cera fundida que se enfría lentamente, un rostro que era todos los rostros, un ojo azul, el otro amarillo; el pelo castaño, rojo, rubio, negro, una ceja espesa, la otra fina, una mano muy grande, la otra pequeña”.
En esta historia de Crónicas Marcianas, encontramos una de las formas de linchamiento. En otra, ocurrida en Rosario, o en Palermo, en La Rioja, o donde toque, los nombres pueden ser muchos, pero el rostro es uno solo.
Así al menos le parece a un lector de Clarín: "Jodete, vestite como gente normal, bañate y afeitate y nadie te va a confundir con un pibe chorro. Seguí jodiendo con Pasión tropikal".
Como dijo mi amigo: En Rosario hay 1 ladrón menos, y 50 asesinos más.
Seguimos contando.
por Cristian Bonomo
El marciano podía tomar cualquier rostro; solo bastaba que alguien lo pensara y creyera reconocerlo. Entonces podía ser el hijo, el esposo, el ladrón, el viejo, la niña, podía ser todos los nombres.
Rodeado por una multitud que lo reclamaba, fue tantos rostros una y otra vez que con un último grito de terror cayó al suelo:
“Quedó tendido sobre las piedras, como una cera fundida que se enfría lentamente, un rostro que era todos los rostros, un ojo azul, el otro amarillo; el pelo castaño, rojo, rubio, negro, una ceja espesa, la otra fina, una mano muy grande, la otra pequeña”.
En esta historia de Crónicas Marcianas, encontramos una de las formas de linchamiento. En otra, ocurrida en Rosario, o en Palermo, en La Rioja, o donde toque, los nombres pueden ser muchos, pero el rostro es uno solo.
Así al menos le parece a un lector de Clarín: "Jodete, vestite como gente normal, bañate y afeitate y nadie te va a confundir con un pibe chorro. Seguí jodiendo con Pasión tropikal".
Como dijo mi amigo: En Rosario hay 1 ladrón menos, y 50 asesinos más.
Seguimos contando.