El domingo a la medianoche María Pía López en La otra.-radio. FM La Tribu. 88,7. Online
Personajes
por María Pía López *El falso Astrólogo: Arlt le atribuye ese oficio por la fascinada desconfianza que cultivaba hacia los saberes esotéricos, convencido de que no eran más que artimañas de vivillos. Por eso crea este personaje, que no sabe nada y ni siquiera roza, en su discurso, una comprensión sobre las conjunciones de los astros. Orador equívoco, mereció una bofetada por sus erráticas vagancias por las ideologías. Revolucionario por momentos; por otros, hombre de un orden jerárquico y oscuro. De Lenin a Mussolini, de Mussolini a Lenin. El sueño del poder se convierte en pesadilla de la confusión. Manager de locos porque no puede ser conductor de multitudes. Una revolución a la escala de un jardín de una quinta o del teatro de marionetas de un altillo. ¿Se tomó en solfa lo que el gran poeta nacional, el enfático Leopoldo, afirmaba en serio? Porque si la verba del escritor no desdeñaba conversión ni oscilación ninguna y podía parecer un comediante -allí con sus hipérboles y sus ademanes teatrales-, su sino fue el de un hombre trágico y su estación final el suicidio.
¿Y si usamos el Astrólogo como Aleph desviado, astillado, medio trucho, caleidoscopio que va dando en cada sacudón distintos retratos? Tendríamos ahí un Lugones, los muchachos de La Nueva República, un Ramón Doll, el mismo Arlt, algunos comunistas, falsificadores y anarquistas de camisa de seda, pero también y hacia adelante una actriz convertida en primera dama, un general presidente, personajes de Marechal atravesando la ciudad envueltos en kimonos, el Instituto Di Tella, unas instalaciones y obras de Jacoby, la revista La Rosa Blindada, una fantasmagórica y más que trágica guerrilla en Salta, miles de células insurgentes, el Galimberti que mezclaba parejas dosis de aventura y compromiso, empresarios que coquetearon con las izquierdas para luego denunciarlas ante los grupos de tareas, publicaciones culturales y fanzines, la redacción de Cerdos y Peces, las asambleas barriales en el dosmildos, el peronismo entero en su infinitud territorial, Tartabul de Viñas, un grupo que se llamó 501 porque preferían viajar quinientos un kilómetros antes que ir a votar pero no se animaban al simple desconocimiento de la obligación cívica, los colectivos de adolescentes que se reúnen con objetivos imprecisos o minúsculos, tenaces camadas de alfabetizadores de pobres, los equilibristas callejeros, poetas que declaman en cualquier parte porque creen que la poesía redime algo del horror del mundo, militantes estudiantiles que nombran sus agrupaciones como la Mariano Moreno o la John William Cooke o la Macedonio Fernández coqueteando con el halo tibiamente subversivo y bien cool que tiene el travestismo en la actualidad, los salones en los que una cantidad de gente, poca o mucha, se junta a deliberar sobre algo que llaman política, o sea todo aquello que se multiplica, se difuma, y al hacerlo se encuentra con que las palabras ya no son tan fácilmente clasificables, los contornos son problemáticos y cuando se habla se asume un riesgo, el de arrepentirse, en un instante, porque lo que se dice no es lo que se piensa o debería pensarse; el de recibir la bofetada correctiva de los abogados de la hora. El Astrólogo es el Aleph en el que todo se vuelve comedia sn dejar de ser tragedia.
* (Fragmento del libro Teatro de operaciones, de María Pía López: este domingo a la medianoche viene María Pía a La otra.-radio, FM La Tribu, 88,7, online).