por Oscar Cuervo
Al final el juez Lijo decidió procesar al vicepresidente Boudou, cosa que el propio Boudou daba por segura el mismo día que fue citado a indagatoria. El hecho político es el título de los diarios dando la noticia que vienen anticipando hace rato. Un juez habla por sus sentencias (y en el caso de Lijo, habla antes a través de La Nación y Clarín), así que esperemos que hable todo lo claro que pueda, porque vamos a estar prestándole muchísima atención a los fundamentos que presente y los procedimientos que lleve a cabo. Las ediciones dominicales de La Nación, Clarín y Perfil vendrán con sobrecarga de columnas de opinión en las que el concepto más repetido será "durísimo golpe para la Presidenta", porque el relato precede al hecho y el golpe es el golpe del título. Esta previsibilidad -que los diarios tratarán de trocar por la fatiga del sustantivo "conmoción"- habla también de la imbatible centralidad de la presidenta, que incluso se acentúa en momentos en que los intereses nacionales son atacados por los fondos buitres. Por eso es harto previsible que Lanata, Nelson Castro y Morales Solá digan mañana que Cristina pasa por su momento más difícil. Esa expresión de sus deseos deberá demostrarse.
Al final el juez Lijo decidió procesar al vicepresidente Boudou, cosa que el propio Boudou daba por segura el mismo día que fue citado a indagatoria. El hecho político es el título de los diarios dando la noticia que vienen anticipando hace rato. Un juez habla por sus sentencias (y en el caso de Lijo, habla antes a través de La Nación y Clarín), así que esperemos que hable todo lo claro que pueda, porque vamos a estar prestándole muchísima atención a los fundamentos que presente y los procedimientos que lleve a cabo. Las ediciones dominicales de La Nación, Clarín y Perfil vendrán con sobrecarga de columnas de opinión en las que el concepto más repetido será "durísimo golpe para la Presidenta", porque el relato precede al hecho y el golpe es el golpe del título. Esta previsibilidad -que los diarios tratarán de trocar por la fatiga del sustantivo "conmoción"- habla también de la imbatible centralidad de la presidenta, que incluso se acentúa en momentos en que los intereses nacionales son atacados por los fondos buitres. Por eso es harto previsible que Lanata, Nelson Castro y Morales Solá digan mañana que Cristina pasa por su momento más difícil. Esa expresión de sus deseos deberá demostrarse.
Pero Boudou no parece que vaya a ir preso esta semana. Así que en las redes sociales se seguirá discutiendo la expulsión del mordedor uruguayo Luis Suárez del torneo mundial de fútbol. A menos que en el partido del martes la selección pierda con Suiza, o que Ezequiel Lavezzi se ponga en bolas para mostrar todos sus tatuajes. Para el día en que la selección trastabille, la derecha sin proyecto tendrá en carpeta el cacerolazo que no lograron activar con el opaco fiscal Campagnoli. Mientras tanto...
Hoy a las 13 juega Brasil vs. Chile y a las 17 Colombia vs. Uruguay y ya entramos en la zona dramática del torneo en la que el que pierde se vuelve a casa. Y el equipo oriental está sumamente afectado por la expulsión de Suárez, en quien cifraban gran parte de sus esperanzas. Ojalá que a Uruguay le vaya muy bien y que gane, solo si se lo merece. Porque no resulta muy convincente todo el lloriqueo alrededor de la sanción contra Suárez.
No es la primera vez que el jugador uruguayo muerde a algún rival; lo hizo antes por lo menos dos veces, por las que ya recibió sanciones muy severas; así como también fue sancionado por sus expresiones racistas contra un jugador negro. Por esa razón, las defensas que se le vienen haciendo en términos de justicia social, solidaridad tercermundista y denuncias al establishment de la FIFA resultan ridículas. El tipo hace un hábito de morder a sus rivales, algo que ningún código futbolero, ni de la FIFA ni del potrero, habilita. ¿Con qué derecho se le puede pedir a un jugador cualquiera que se deje morder por un rival? El juego del fútbol da lugar a roces corporales más o menos bruscos, que pueden ser según los casos involuntarios o mal intencionados, pero el mordiscón no tiene otro sentido más que la agresión lisa y llana. No hay ahí una lucha cuerpo a cuerpo por la pelota ni una picardía, sino una violencia peligrosa. Los que defienden a Suárez porque la FIFA blablabla ningunean a los tipos cuyos cuerpos han sido masticados por este muchacho y por los que en el futuro se expondrían a nuevos tarascones del desaforado. Que se quede mordiendo a los jugadores uruguayos, si a ls orientales tan natural les parece.
Pepe Mujica o el Maestro Tabárez se deshacen en lamentos por el castigo inmerecido al botija. Tabárez dice: "Suárez, además de los errores que tuvo, le aportó mucho al fútbol en el campo de juego. La esencia de las convocatoria de estos torneos es el aporte de los grandes futbolistas" (no sabemos cuán grandes deben ser para tener permitido masticar rivales). El Pepe Mujica, llegando a cimas de ridiculez, aduce: "Hay una agresión a los pibes del pobrerío", y así reivindica al mordedor que recibe sumas millonarias por portar en su indumentaria a diversos sponsors.
Arrecian las arengas ofuscadas contra el poder opresor de la FIFA, como si todos advirtieran recién hoy lo que es la FIFA. A mí no me parece mal que a todos les guste el showcito del mundialito y se pasen un mes prendidos a la tele, yo no objeto eso: en este blog también se celebra el circo global que representa el mundial, con todas sus simpáticas derivaciones. Pero es un show, muchachos, el mas rentable del universo. Los jugadores son carteles ambulantes y también sex simbols de las marcas mas cotizadas. Rasgarse las vestiduras porque lo echaron a Suárez en nombre de no se que perorata del idealismo del potrero es incongruente con lo que todos sabemos que el fútbol es desde hace rato, todo el tiempo y sin parar, y simulamos olvidar para divertirnos un rato. Suárez es en todo caso un personaje del circo. Y el circo tiene dueños que todos conocemos desde hace rato. ¿Puede cambiar la FIFA? Que cambie, pero no para permitir mordeduras.
Andrés Di Tella desarrolla una ingeniosa y poética ontología del fútbol. Ayer en su facebook escribió:
1. Nadie en la tele dice lo obvio: a Suárez lo sanciona la TV. El fútbol es lo que sucede en la cancha. Lo que el árbitro no ve, no existe.
2. Lo hermoso del fútbol, hasta ahora, era que se trataba del mismo juego sea en octavos de final en el mundial o en un partido de casados contra solteros.
3. Para ser lógicos, ahora la FIFA debería hacer que se vuelvan a jugar los partidos en que haya un gol en offside que el árbitro no vio, etc.
4. Habrá que sancionar a Neymar por el codazo. Y de paso volver a jugar Inglaterra-Argentina por la mano de dios de Maradona.
5. Otro triunfo de la televisión. Qué raro que nadie en la televisión lo diga.
Todo muy lindo, pero... la distinción entre la pureza ontológica del fútbol por un lado y la TV por el otro es bastante forzada. El fútbol hoy es la TV, para la TV y en la TV, todo está hecho para las cámaras. Es un programa de televisión mucho más propiamente que un evento deportivo, porque consiste en millones de personas en todas partes viendo la misma pantalla. Y los primeros que saben eso (y lo aprovechan) son los jugadores. Las hinchadas son decorado. Lo que el fútbol vende y lo que al fútbol mueve son las marcas que los jugadores llevan en sus camisetas. Y las marcas están puestas para la tele. Esto es asi desde hace décadas. Descubrirlo cuando expulsan al mordedor serial es un poco tardío, tanto como es ridículo hacer de Suárez una víctima del sistema, del cual en realidad es parte de la elite privilegiada.
Ahora que la FIFA lo expulsa muchos toman conciencia de que los jugadores son tratados como bienes de consumo. Pero Suárez y los demás ya eran un bien de consumo antes de la mordedura y la expulsión... ¿O acaso Suárez repartía un porcentaje de su jugoso contrato con Adidas para paliar el hambre del pobrerío? ¿O la FIFA era más humanista antes de expulsarlo? ¿O el mundial solo es un circo comercial ahora que lo sancionaron a él?
Esta vez estoy de acuerdo en algo que escribió Teodoro Boot para los blogs del Pájaro Salinas y Néstor Sbariggi:
"Sería razonable que parciales, opinadores y presidentes recordaran, que tanto en este caso como en el caso de doping de Maradona, estamos hablando de profesionales, no de chiquilines que juegan a la pelota en un potrero: hablamos de deportistas (por llamarlos de alguna manera, porque el deporte es, por definición, amateur) que cobran miles de dólares por cada encuentro que disputan, por lo que, en consecuencia, deberían, antes que nada, comportarse como los profesionales que son y no como los chiquilines irresponsables que pretenden ser.... una cosa es meterse con la FIFA y otra algo diferente con el FMI, la OTAN o el Club de París. Pero bueno, la intención es lo que vale". (Completo acá o acá)
Postdata: hoy vi una película extraordinaria, pero no puedo decir cuál.
Postdata: hoy vi una película extraordinaria, pero no puedo decir cuál.