Una conversación con Nicolás Tereschuk (el Escriba) que se puedeescuchar acá
por Oscar Cuervo
por Oscar Cuervo
La abrupta e injustificada quiebra de la imprenta Donnelly forma parte de una escalada propagandística que intenta ligar la negativa argentina a cumplir el fallo injusto de Griesa en favor de los buitres a un estado de presunto default (que no es tal), que empezaría a manifestar sus consecuencias negativas con el cierre de empresas y un crecimiento del desempleo. Ayer Clarín forzaba la lectura de indicios económicos: "Bonos, dólar y riesgo país: el mercado comienza a registrar el default". Pero el mismo diario atenuaba el sentido del título en la bajada "Los títulos por ahora acusan menos el impacto". O sea, es todo un espanto pero no tanto.
Otra berretada esgrimida tanto por Pagni como por Asís (los dos escritores de la debacle esperada que tarda en llegar): si hay algunos indicios positivos, si algunas acciones argentinas crecen, es a pesar del gobierno (que hace todo mal), y se debe a que los mercados celebran por anticipado que Cristina se va. Pero, ¿están tan seguros de que y tan contentos porque el kirchnerismo se va?
La derecha, que adjudica tenazmente al kirchnerismo una obsesión por el relato, es la que se ve movida cotidianamente a construir relatos forzando los datos. En su convergencia con los fondos buitres, que intentaron arrastrar al país a un pago que gatillara la cláusula RUFO para desencadenar un proceso de endeudamiento masivo que condujera al país a un colapso, la derecha local, afectada en sus intereses por la persistencia de la anomalía kirchnerista, trata desde hace meses de dibujar escenarios de catástrofe, o algo que se le parezca. El guión parece previsible: después de la derrota del FPV en la provincia de Buenos Aires se esperaban garrochazos a granel, se indujo a la sedición policial, se programaron saqueos que no prosperaron, se instaló la idea de acefalía, se alentaron las expectativas hiperinflacionarias y se celebró el fallo adverso de Griesa.
Esta seguidilla de noticias negativas podrían haber hecho tambalear a cualquier gobierno menos firme que el de Cristina, es decir: a cualquier otro gobierno de la normalidad argentina post dictatorial. Pero con Cristina no están pudiendo. Contra todos los que apostaron al colapso político y a los mecanismos de "aceleración" (de la deuda reestructurada, de la inflación, del desempleo, del síndrome del pato rengo y del alineamiento con algún liderazgo derechista emergente, que no termina de cuajar), la imagen de Cristina y la fortaleza del gobierno estuvieron creciendo en las últimas semanas.
El kirchnersimo, contra todos los deseos de la derecha local e internacional, se la banca.
A un año de las próximas PASO el escenario se muestra muy abierto y lejos de asegurar el fin de ciclo tantas veces anunciado. Lo más notorio es que no hay capacidad política en ningún sector de la oposición para capitalizar los problemas que puede tener una gestión que ya lleva 11 años.
¿La gente quiere un cambio?, se pregunta el Escriba (Nicolás Tereschuk) en la charla radial que tuvimos el domingo. ¿Cuánto de cambio y cuánto de continuidad se espera y se desea? Cuando se empieza a indagar cuáles son las políticas concretas que deberían cambiar, la oposición no parece garantizar que se produzcan cambios favorables.
Ahora se me ocurre a mí: la astucia de la razón política kirchnerista parece plantear un desafío a los que apostaron meramente al desgaste. Lo mejor que les podría pasar a los opositores sistemáticos es un kirchnerismo claudicante, que minara sus propias bases políticas. Pero si el kirchnerismo se mantiene fiel a las líneas directrices de estos años -y eso es lo que está haciendo- el problema de la oposición va a ser dejar de ser oposición y ponerse a gobernar. Ahí todos los atajos publicitarios y toda la cobertura mediática no bastaría: tendrían que mostrar lo que son: y lo que se vería no es nada lindo.
Para escuchar la conversación con Nicolás, clickear acá. . Además en el programa escuchamos las exquisitas canciones de Maximiliano Diomedi (en primicia absoluta), Juan Mayo, Jack White y Andrew Bird.