El video filmado el 31 de julio pasado muestra al comandante de Gendarmería Juan Alberto López Torales cuando finge ser atropellado para justificar la brutal detención de un manifestante frente a la empresa Lear; También se ve a un tipo de civil de barba y anteojos, con campera azul, sin identificación, dando órdenes a los uniformados. El tipo, que según informó Horacio Verbitsky el domingo pasado estaba infiltrado entre los manifestantes, en realidad es el jefe del operativo. Se trata del Coronel (R) de Caballería, Roberto Angel Galeano, un comando que estuvo en Malvinas con Mohamed Alí Seineldín, fue jefe de Inteligencia del Cuerpo de Ejército de Córdoba y de Contrainteligencia en la Dirección de Inteligencia del Estado Mayor General del Ejército. La ex ministra de Defensa Nilda Garré lo pasó a retiro y Berni lo volvió a tomar como coordinador de las fuerzas de seguridad.
Este acto repudiable se hizo público hace unos días por una grabación tomada desde lejos. Ayer se conocieron estas imágenes filmadas desde más cerca, donde se ve con claridad que López Torales se tira payasescamente encima del auto de un manifestante para acusar al conductor de haberlo atropellado. La payasada del gendarme da lugar a una detención brutal en la que participan otros agentes.
Los manifestantes protestaban con una modalidad distinta a la usual: en autos, manejando lentamente y después acelerando antes de ser desalojados. Los manifestantes de esta forma generaron graves trastornos entre los transeúntes en plena hora pico en la autopista Panamericana.
La brutal actuación de los gendarmes no es lo peor, porque anoche fue avalada por el Ministerio de Seguridad de la Nación, lo que indica que no se trata de un exabrupto de unos cuantos gendarmes desbordados sino de una política oficial.
jueves, 4 de septiembre de 2014
Sobre video incidente con gendarme
Un video viralizado desde la redes sociales y repetido por algunos canales de televisión incesantemente desde horas de la mañana se ha prestado a lecturas que pretenden inducir a una inversión de la carga de responsabilidades, victimizando a las personas que violan la ley de tránsito y alteran el orden ciudadano en nuestras rutas.
Este video en cuestión muestra la intervención de un jefe de la Gendarmería que a fines de julio decidió detener a un vehículo que circulaba deliberadamente a muy baja velocidad por el carril rápido de la autopista Panamericana con la finalidad de interrumpir la circulación.
La iniciativa del comandante Juan Alberto López Torales fue consecuencia de la negativa a acatar la orden impartida por la fuerza de seguridad federal dependiente del Ministerio de Seguridad de la Nación, ante el riesgo de generación de un accidente contra otro vehículo o contra el conjunto de gendarmes apostados en la autopista.
El comandante López Torales actuó en acuerdo con la ley y en cumplimiento de un procedimiento policial dispuesto para liberar las arterias vehiculares interrumpidas por un grupo de personas empeñadas en entorpecer el normal desarrollo del tránsito de todos los ciudadanos.
Los abogados de las personas imputadas de violar el artículo 194 del Código Penal, interrumpiendo las rutas, intentan presionar a la opinión pública alentando lecturas conspirativas en las que sus defendidos, los obstructores permanentes del tránsito, serían en realidad víctimas inocentes.
Hasta acá el comunicado del Ministerio, un verdadero tiro en el pie de la legitimidad política del gobierno nacional. Un gobierno democrático tiene que mantener el control de la calle mediante fuerzas de seguridad que concilien el derecho a manifestarse con el de la libre circulación de la población, respetando escrupulosamente la ley, con capacidad disuasiva, sin violencia desmedida y con total transparencia. Lamentablemente en los últimos meses estamos asistiendo a una política de transgresión de las normas democráticas de parte del Secretario de Seguridad de la Nación Sergio Berni, quien paulatinamente se va desplazando hacia la zona de la prepotencia y la ilegalidad. Semana a semana sus transgresiones son cada vez un poco más graves. Si no recibe una señal del poder político para detener esta escalada transgresiva, es de temer que dentro de poco estemos lamentando y tengamos que repudiar un hecho de gravedad irreversible. Si esta escalada prepotente sigue, el gobierno de Cristina liquidará uno de sus más importantes capitales políticos: el de la subordinación de la fuerzas de seguridad al poder democrático y el respeto irrestricto a los derechos humanos.