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Los intentos de la derecha por esmerilar a Cristina no estarían funcionando

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A la Yegua le estaría saliendo todo bien esta semana


Cada domingo renace la esperanza. Los columnistas de Clarín, La Nación y Perfil nos anuncian que ahora sí, que esta semana se va todo al carajo. Fernández Díaz y Fontevecchia nos explican que Cristina esta sumida en el aislamiento, que solo recibe a Kicillof y a su hijo Máximo, mientras funcionarios del ejecutivo le murmuran en off a Nelson Castro que ya no saben qué hacer, porque contra toda lógica Ella se obstina en ejercer la autoridad presidencial para la que fue elegida. No hay caso. Ella se emperra en desoír los consejos que el Doctor Castro le da por la tele. El aislamiento es tal que todo el PJ, los gobernadores, los senadores y los diputados se hallan en virtual rebelión, lo que hará muy difícil que las iniciativas del ejecutivo sean respaldadas por el Congreso, más allá del puñado de incondicionales de la Cámpora. El aislamiento se extiende también hacia el frente internacional e incluso los países antes aliados ahora toman distancia del régimen que se desmorona. El descontento de la población es tan hondo que los paros convocados por el sindicalismo opositor no consiguen adhesión masiva dada la enorme apatía de la sociedad. Para colmo de males, el bloguero Lucas Carrasco concita a cientos de miles de lectores con su afilada y siempre ocurrente prosa.

Bueno, no, la debacle todavía no se alcanza a manifestar.


A comienzos del invierno Sergio Massa estaba mostrando su estatura de líder cuando juntaba firmas contra la maldad y la perversión, hasta que de pronto el juez Griesa falló en favor de los buitres y eso volvió a poner a Cristina en el centro de la escena.

Esta semana fue pésima para el gobierno. Esta madrugada, pese al esperado desmembramiento del bloque kirchnerista en diputados, la Ley de Pago Soberano de la deuda fue aprobada con 134 votos a favor. 99 en contra y 5 abstenciones. De esta forma, la oposición volvió a ceder a la dinámica en la que está atrapada desde hace más de un lustro: oponerse en bloque, cualquiera que sea el asunto, cediendo esta vez al gobierno la bandera de la firmeza ante las presiones del poder financiero.

El desmoronamiento político del kirchnerismo se agudizó en el frente internacional: la iniciativa argentina presentada en la Asamblea General de las Naciones Unidas para la creación de un nuevo marco legal para las reestructuraciones de las deudas apenas consiguió 124 votos a favor, entre ellos los BRICS, 41 abstenciones y 11 votos en contra.


Para colmo de males, en un gesto de claro desdén e indiferencia soterrada a la autoridad de Cristina, el lunes el Papa Francisco la invitó a reunirse con él antes de que Ella se presente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Joaquín Morales Solá, claro exégeta del lenguaje gestual del Pontífice, entiende con certeza que se trata de una señal de desaprobación por la insolencia de Cristina frente a Griesa y los buitres.

La catástrofe desatada por el default selectivo declarado por La Nación y Clarín amenguó durante una jornada: la terquedad de Cristina para acatar el fallo de Griesa no pudo evitar un revés judicial para los buitres, quienes no lograron obtener la información sobre los intercambios entre el Gobierno y Citibank Argentina. Griesa, para desgracia de nuestra derecha, no declaró aún al país en desacato, pese a todos los desaires y destratos a que lo somete día a día el gobierno. "Obviamente, -dijo Griesa- existen problemas entre la Argentina y Citibank en relación con esos bonos. No sé cuánto tiempo durarán esos temas y no sé cómo Citibank está lidiando con la República Argentina. Espero que este tema sobre los bonos argentinos no dure para siempre", agregó. Hay quienes empiezan a pensar que Griesa es manejado por Zanini.


La cúpula de la UIA al final se resignó a asistir anoche a la cena en Tecnópolis por el día de la Industria, pese a los vaticinios de que iban a desairar a la presidenta. Estuvieron presentes el titular de la UIA, Héctor Méndez, Cristiano Rattazzi (FIAT), Juan Carlos Sacco (gráfico) y Guillermo Moretti (químico), Gustavo Weiss (Construcción), Enrique Alemañy (Adefa), Ider Peretti (CGE) y Marcelo Fernández (CGERA), entre muchos otros. Con estoicismo, escucharon un brillante discurso de Cristina durante 59 minutos, antes de poder tragar un bocado. Ella les bajó línea: "Si no boicotean Procreauto, estaremos en condiciones de tener las mismas ventas del año pasado. (...) Parece mentira que la gente quiera comprar autos y determinados empresarios no quieran vender". Hablando de esta forma ante el empresariado argentino Cristina pudo instalar la apariencia de que aún gobierna el país. Sus iniciativas dan la falsa impresión de que todavía ocupa el centro de la escena y no hay nadie que le haga sombra.

Ahora a esperar un cacerolazo que resquebraje el maltrecho poder de Cristina. O capaz que tiene razón Lucas Carrasco, quien ya anuncia los saqueos de diciembre que se llevarán puesto al gobierno de la Vieja. Es eso o, si no, es que Lucas resultó otro pelotudo.

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