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No solo "somos un país de mierda", sino también "nos merecemos lo peor"

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El extraño caso de los argentinos que desean que su país sea derrotado



Leyendo los a menudo interesantes debates que se arman en el blog de Abel Fernández, encuentro este intercambio sobre un fenómeno que creo que todos conocemos: el de los argentinos que anhelan con fervor la derrota de las posiciones nacionales ante todo tipo de conflictos que el país enfrenta en el mundo. En este caso se dio a propósito del éxito diplomático que el país obtuvo en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde se aprobó aprobó una resolución que la compromete a redactar y adoptar un marco legal multilateral para las reestructuraciones de deuda soberana. No sé si eso será un fenómeno exclusivamente argentino, pero no deja de sorprenderme el resentimiento un poco tortuoso que esas expresiones de desprecio a lo nacional dejan ver. No solo la idea de que "somos un país de mierda", sino también que "nos merecemos lo peor". Es raro, ¿no?

Transcribo una parte de este intercambio, que pueden leer entero clickeando acá.

Abel Fernández dice: hay algunos, que (...) prefieren que Argentina sea derrotada en un conflicto dado y que les amarga la posibilidad de un éxito. ¿Odio a un gobierno? ¿odio a quienes lo votaron? ¿odio a sí mismos? Con Salvador Ferla, me inclino a esta última explicación, pero ya no importa mucho.

Si fueran casos particulares, los borraría [se refiere a los comentarios de esa especie recibidos en el blog]. Pero pienso que hay algo en nuestra cultura que rechaza nuestra identidad como argentinos (que evoluciona a lo largo de las décadas y no es fácil de definir, pero eso es otra historia). Y me interesa señalar que eso es aparte de las luchas por el poder o el dinero. Sospecho que cuando en las Invasiones Inglesas, los cabildantes y otras autoridades juraron lealtad al monarca inglés, la mayoría lo hizo por oportunismo. Pero algunos lo hicieron, creo, por odio a la realidad local. Las memorias de Mariquita Sánchez son bastante reveladoras de eso.


Raúl C. dice: Tal cual, la idea que predomina es ‘Argentina debe ser castigada’. La cosa empieza con el horrible gobierno, pero los días en que no hay nada ‘escandaloso’ contra el gobierno (cuando la operación de la semana pasada ya se agotó, y de la nueva todavía no bajaron línea), el tema va derivando a la Argentina como la basura del mundo desde antes (por ejemplo, desde 1945 o desde 1983; la fecha puede variar) o incluso ‘desde siempre’. Y correspondientemente, un país tan espantoso cuenta con el pueblo que se merece, que es de lo peor también.

Sí, hay ‘algo’ en nuestra cultura.

Es curioso que ese ‘autoodio’ que viene bajando ‘de arriba’ haya coexistido -aprox. desde 1930 hasta 1983- con el ‘patriotismo’ militar-católico de símbolos vacíos. Y que haya coexistido ‘en estrecha alianza mutua’. ¿Serían cosas tan contradictorias entre sí?

Me parece que cuando hay gobiernos elegidos por el pueblo, el ‘autoodio’ recrudece. Posiblemente sea una de las tantas formas de guerra psicológica, de buscar que la gente se deprima y desanime (ya sé que no digo nada original con esto).

A la inversa, recordemos cómo era el ‘espíritu’ predominante en la clase media durante la dictadura. Nada desanimado, por cierto (excepto quienes perdieron seres queridos).

– Una pequeña anécdota. Cola de banco. Un hombre grande se cansa de esperar y tiene dolor de piernas. Comienza puteando contra el banco, luego sigue con la frase password: ‘qué país de mierda’.
No le dan bola. Dice: ‘los de adelante ¿por qué no protestan?’ Delante de él hay dos muchachos. Uno de ellos se da vuelta, lo mira con su sonrisa más radiante y le dice amablemente: ‘señor, yo no tengo ningún problema en esperar, a mí no me molesta’.

¿Hace falta traducir al muchacho? ‘No, señor, este NO es un país de mierda’. Eso es lo que escuché que dijo.

Hacen falta muchas escenas así en la calle durante unos cuantos años.


Rogelio dice: Estimados Abel, Raúl C:

“Sí, hay ‘algo’ en nuestra cultura… autoodio”
La expresión en el comentario de Raúl C invita a preguntarnos por ese “algo” al que alude.

En forma inmediata asociamos ese “algo” con las categorías de “autoincriminación” y “complejo de minusvalía histórica” que, en mi caso, llegaron con la lectura de “Los profetas del odio y la yapa” que Jauretche publica en un tiempo tan temprano como 1957.

Justamente, el subtítulo de esa obra – “La colonización pedagógica” – nos arrima una pista clave para llegar a la comprensión de ese “algo”.
Efectivamente, el “autoodio” que señala Raúl C no es una maldición ni una tara congénita de nuestro pueblo sino que es el fruto de una politica, como demuestra minuciosamente Jauretche.

Avanzando un poco más, a partir de las referencias que nos da el mismo Jauretche, llegamos a la noción de “intelligentsia” tal como la expone Arnold Toynbee [un orgánico del Foreign Office] en su “Estudio de la Historia”, en un fragmento que corresponde al “Tomo V. Las desintegraciones de las civilizaciones; Capítulo XVIII El cisma en el cuerpo social” (págs. 60 a 64).

Para leer el fragmento completo de Toynbee hacer click ACÁ.


cinebraille dice: Una parte es una reacción a un viejo matiz soberbio de la argentinidad, “el mejor país del mundo”, y compadradas huecas por el estilo que poco a poco devinieron en autoparodia, y hoy nadie se lo toma en serio.

Otra parte viene de 1945: este país no vota nunca como yo quiero, ergo es una porquería. Una parte (parte, repito) de la admiración de la clase media argentina por Uruguay parece venir de ahí: Uruguay es Argentina pero libre de populistas.


Raúl C. dice: En los primeros años de democracia en Argentina (a partir de 1983) una especie de ilusión socialdemócrata me hacía pensar que mucho de lo de Jauretche se había desactualizado.

Al día de hoy, en cambio, es increíble ver cómo tanta gente ‘importante’ hace tantos esfuerzos para parecerse tanto, tanto, a los criticados por Jauretche.

Sin ir más lejos: los que votaron negativo (y los que faltaron, se abstuvieron o se fueron) en la votación del Congreso de la ley para que Argentina pueda zafar de la ‘Trampa 22′ del buitrerío.

Si Jauretche viviera, creo que hasta a él le parecería que la realidad exageró y superó a sus escritos.

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