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Sobre el G20 y la exportación de koalas

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por Lidia Ferrari

Buscando material para mi informe de radio sobre el G20 me encontré con nada nuevo en los medios internacionales: depende del medio y del país de que se trate.

En España comentan que Rajoy, el presidente español, reclamó un cambio de política económica para evitar que se frene la incipiente recuperación. Abbott, el primer ministro australiano, lo hizo hablar primero, como un gesto de reconocimiento hacia las reformas realizadas en España. Le dijo: “España ha sufrido mucho pero ha hecho un gran trabajo” [acá]. Se ve clarito. Rajoy, como Renzi, el primer ministro italiano, dicen una cosa, hacen otra y todos contentos. Dicen ambos que tiene que terminar la austeridad, pero son felicitados por hacer bien su trabajo: ajuste y privatizaciones.

Renzi anduvo en Australia buscando inversores para Italia y haciendo bromas [acá] al estilo Berlusconi. Declaró “basta de austeridad, se necesitan reformas para el crecimiento”, como un loro. Eso lo dice allá o, al menos, es lo que informa la prensa de Italia. Mientras, seguirá firmando decretos y haciendo lo que se le venga en ganas, que es hacer lo que le dicen la Merkel, los Estados Unidos y Bruselas.

China y Australia aprovecharon para hacer buenos negocios y cerrar acuerdos importantes.

Le creemos un 50% a las declaraciones de Obama. Dijo, muy serio, que EE.UU se compromete a luchar activamente contra el cambio climático y que mantendrán las sanciones contra Rusia [acá]. ¿Cuál será la creíble?

Una de las conclusiones de mi búsqueda sobre el G20 es que Europa y Estados Unidos le están haciendo la guerra frontal a Rusia. Eso estuvo muy presente, aunque en la declaración final parece que no se dijo nada de Ucrania, ya que era una cumbre para relanzar la economía mundial –que nada tiene que ver con la política, claro. Putin se fue antes de los demás. Australia, el anfitrión, no fue muy diplomático con él, según dice en un medio francés. Abbott [acá] declaró de entrada que iban a recibir duramente a Putin. A varios no les gustó el aire compadrito del australiano y conservador Abbott. Parece que siguen acusando a Rusia del accidente del vuelo de Malasia del 17 de julio. Sobre la investigación de ese atentado no se habla demasiado. Los holandeses, que tuvieron muchas víctimas entre los pasajeros, siguen investigando, pero parece que las pruebas que se encuentran involucran más a Kiev que a Rusia. Pero de eso no se habla, absolutamente no se habla. La única cosa segura que se dice es que fueron los rusos, por eso el embargo económico y todo lo demás. Ya sabemos que las cosas funcionan así. Las invasiones a países de las últimas décadas han tenido como justificativos mentiras escandalosas. Pero ya nadie se escandaliza por flagrantes mentiras.

Algunos medios admiten los intentos fallidos de Occidente de presionar a Putin en el G-20, porque parece que Putin no se amilana. Frente a estos ataques, Putin respondió: "EE.UU. quiere subyugarnos, pero nadie en la historia lo ha logrado ni lo logrará". Y recuerda: "Pero es la Otan la que tiene bases en todo el mundo y no Rusia". El rebrote neonazi en Ucrania es un peligro para el pueblo ucraniano, más que para Rusia, también dice Putin. Y Rusia responde al embargo económico aliándose con China y otros países. Pero, bueno, Occidente no se queda atrás. Ahora están chantajeando a Serbia para que también apoye las sanciones económicas a Rusia. El diario La Vanguardia [acá] de España titula una nota: Putin, el malo de la película.

Declaró Putin que las sanciones a Rusia perjudican gravemente a Ucrania –que sería a la que supuestamente quieren proteger-, porque al sofocar los bancos rusos sofocan a Ucrania, a la que Rusia le ha prestado mucho dinero. También dice que, además de dañarlos, la sanción económica que están sufriendo tiene ventajas para Rusia, porque los impulsa a empezar a producir las mercancías que Europa y Estados Unidos no les venden. Sabemos que estas sanciones perjudican mucho a la economía europea. Pero los líderes europeos jamás declararán que las sanciones que le imponen a Rusia los perjudica a ellos mismos.

Un aire grotesco sobrevuela todo. Una de las mayores preocupaciones del G20 fue el virus del Ebola, que me recuerda tanto a la gripe Aviar y la gripe A y todo el revuelo internacional que se armó por esas gripes. Es cierto, entre las dos dejaron el luctuoso saldo de algo así como 48 víctimas oficiales y 2 africanos. Recordemos que la Gripe A congeló la economía de varios países en los meses de invierno: se cerraron escuelas; no se iba a trabajar. Quizá este congelamiento liquidó al virus. No se sabe si las grandes epidemias que se estuvieron por declarar no se declararon gracias a las acciones emprendidas o porque desaparecieron del interés mediático. Digamos que la OMS ahora tiene un gran aliado para acabar con las graves epidemias por venir: la vacuna mediática.

Parece que China y Rusia invierten en oro y no en dólares, y han acopiado mucho oro como reserva. Quizá para poder contrarrestar esta evidencia de que en el mundo farandulero en el que vivimos “todo lo que reluce es oro”.

En muy pocos periódicos internacionales se habla del reconocimiento del G20 del problema de la reestructuración de las deudas, impulsado por la Argentina e incluido en la declaración final de la Cumbre. Es claro. Cada uno se ocupa de su ombligo, como si el tema no involucrara a todos los países. He visto que cada país habla de sus intereses y también que cada país luchó para que apareciera alguna línea de su tema en la declaración final. Tan es así que en un artículo de Le Monde [acá] se dice que “en el G20 unas pequeñas líneas a veces pueden cambiar todo”. Ellos, los franceses, estaban preocupados por agregar un párrafo sobre el tema del cambio climático, porque en el 2015 se hará una cumbre sobre dicho asunto en París, y quieren lograr compromiso de una “acción fuerte y eficaz” para evitar el aumento de 3 y 4 % del calentamiento global, dado que, afirman los franceses, ese aumento no sólo llevaría al desastre. No sabemos si luego habrá un compromiso potente y eficaz como ellos piden, pero parece que el hecho de que hayan logrado una línea en la declaración conjunta es mucho. Temas cruciales para el futuro del planeta, como el de la reestructuración de las deudas o el desastre ecológico que puede llevar a su destrucción, en el G20 se jugaron en la contienda para ganar alguna línea en la declaración final. Digamos que la conciencia humana sobre los problemas que la afligen y las acciones de sus dirigentes para solucionarlos dejan algo que desear.

Pero no perdamos las esperanzas. Lo más importante de esta Cumbre G20, mediáticamente hablando, han sido las fotos selfies del primer ministro de Australia con los máximos representantes del planeta con un KOALA en brazos. Se estima que la reactivación económica mundial vendrá de la mano del crecimiento de la exportación de koalas.

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