Israel, Nadav Lapid, 2014
1-
por Marcos Perilli
En una sociedad anquilosada en el individualismo, los milagros cotidianos pasan desapercibidos. ¿Qué sucede con quien consciente de ese execrable devenir encuentra algo divino? ¿Cómo evitar ensimismarse ante tal belleza que agudiza nuestros sentidos, alejándonos cada vez mas de una realidad que nos resulta pueril y hasta nefasta?
¿Cómo hacer para que lo se presenta ante nosotros como una salvación no se vaya? ¿Cómo acercarlo para sentirlo, palparlo, retenerlo; para nunca más dejarlo ir? Pero sobre todas las cosas: ¿cómo hacerlo sin perder la cordura?
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2-
por Oscar Cuervo
En 2012, cuando Nadav Lapid vino con su opera prima Policeman al BAFICI (por la que terminó llevándose el premio a la mejor película de la competencia internacional), escribí algo que veo que se aplica perfectamente a este, su segundo largo:
"La diferencia que conquista Lapid radica en una manera oblicua de mirar el comportamiento de los grupos, que no pierde tiempo en explicaciones funcionales a la narración, sino que se detiene en gestos, en detalles laterales, en una tensión latente continua en las vidas cotidianas que hace que la posibilidad del estallido se haga sentir más que si fuera explícito todo el tiempo. (...)
"Lapid filma esa tensión cotidiana con una mirada desnaturalizadora, lo que produce un enrarecimiento en la visión de la película. Hay un subtexto que remite a las bases explosivas sobre las que se asienta la nación israelí; los árabes no aparecen más que de un modo lateral, pero eso no quiere decir que su presencia en off no sea uno de los factores determinantes de lo que sucede".
Releyendo este texto que se refería a una película que retrata a un grupo de policías, es notable que sea tan pertinente para otra película cuyos protagonistas son una maestra jardinera y un niño poeta. Quizás de eso se trate ser un autor cinematográfico.
Hay en esta edición del BAFICI varias otras muy buenas películas que todavía no tuvimos tiempo de comentar, pero no queremos dejarlas pasar antes de que se terminen sus proyecciones: P'tit Quinquin (de Bruno Dumont, para mí la mejor de las que vi hasta ahora), Fassbinder: To love without demands (Christian Braad Thomsen), Une jeunesse allemande (Jean-Gabriel Périot), Jaco (Paul Marchand, Stephen Kijak), Goodnight Mommy (Veronika Franz, Severin Fiala), Taxi (Jafar Panahi), Le meraviglie (Alice Rohrwacher), Haze (Chloe Domont), Hill of freedom (Hong Sangsoo), Loulou (Maurice Pialat), entre otras... Más adelante las vamos a comentar.