Ea Ea Pepé (Eliaschev)
por Oscar Cuervo
Pepe Eliaschev pertenece a la línea de comunicadores desorbitados que, después del triunfo aplastante de Cristina del 23/10 sólo atinan a exhibir obscenamente la impotencia de su furia. Con total incapacidad autocrítica acerca de la porción de la derrota que le cabe, después de años de tremendismo editorial, las columnas de Eliaschev son magníficos ejemplos de sermones dominicales sin feligreses, arrinconado en un suplemento de páginas amarrillentas de la empresa de Fontevecchia. Eliaschev no encuentra nunca ocasión de indagar alguna explicación racional de la derrota tan abrumadora de las ideas que ha venido defendiendo con pasión fanática. En cambio, proyecta esa incapacidad de analizar la realidad que él exhibe a la dirigente que acaba de revalidar su autoridad en elecciones democráticas de legitimidad irreprochable.
Pepe dice cosas como estas:
"¿Puede creer Cristina Kirchner que lo que le dicen, le escriben y le muestran es la realidad? ¿Puede tomar como el mejor de los caminos este recetario de torpezas infantiles y manotazos autoritarios con los que se pretende ofrecer una semblanza de gobernabilidad?"
"Enamorada de sí misma y de todo lo que dice, hace, omite y destruye, Cristina Kirchner experimenta ahora los corcoveos feos de la turbulencia. (...) Ese malambo siembra pánico".
"La Presidenta no tiene dudas. No sabe lo que es una perplejidad. Así, reparte mazazos".
"Atornillada más que nunca a un mesianismo caprichoso que impide admitir equivocaciones...".
"Montaña rusa política y cinismo ideológico...".
"Brilla la ausencia de explicaciones o de argumentaciones razonadas...".
"Es un liderazgo sostenido sobre el empacho autocomplaciente...".
"Todo sistema radial es un esquema imperial...".
"Las equivocaciones quedan impunes. La permisividad es absoluta y la despenalización completa...".
"Desapareció la conciencia de que el mundo es complejo y que los países no pueden ser conducidos arrastrándolos desde el hocico....".
"Tanta concentración del poder, tanta jactancia para ejercerlo en solitario, llevan irremisiblemente a un trauma fuerte. Puede tardar, pero –así las cosas– resulta poco menos que un pronóstico certero. La guerrilla contra el dólar, la debacle de Aerolíneas Argentinas y el ruidoso final del festival de subsidios son apenas incidentes menores que revelan profunda fatiga del material. Si el curso no cambia de manera profunda, las fisuras se ensancharán".
Así termina Pepe profetizando el desastre que se avecina en un futuro indeterminado, que más que conocer con certeza, parece anhelar. Su tonalidad y su (ausencia de) argumentación sacaron el 23/10/11 un 1,8% en la figura de Lilita. Lo más llamativo es que Pepe reproche desconexión con la realidad, falta de dudas y nula autocrítica a alguien, cuando su propio texto es un magnífico ejemplo de esos extravíos que, por otra parte, él atribuye a la líder política que una amplísima mayoría eligió para que siga gobernando el país.
¿Qué será para Pepe estar conectado con la realidad? ¿Qué significará para él ser autocrítico?