(Perrone, 16 de mayo de 2015 en La otra; escuchar clickeando acá). Hoy a las 18:25 se estrena Favula en Salguero 60 y estará Perrone para seguir conversando.
- Estoy todo el día laburando, y voy craneando, y se me ocurren algunas otras cosas, y a eso yo le doy la bienvenida. Y también lo hago porque, cuando me gusta algo, quiero tardar con eso porque, si no, salgo a hacer otra cosa, lo engaño y salgo a hacer otra cosa. Con esta última película que estoy haciendo ahora, me voy a quedar bastante tiempo, porque quiero dejar de filmar por un tiempo.
- ¿Quiere dejar de filmar? ¿Entendí mal o dijo que quiere dejar de filmar?
- No, no, dije eso.
- ¡Epa! ¿Pero por qué razón?
- No, no, porque estoy haciendo muchas películas y tengo que parar, es una locura. En este momento debo tener cuatro películas y todavía están en recorrido P3ND3J05, Favula, Ragazzi... no tiene ni un año Ragazzi. Y es un delirio, yo ya sé que es un delirio, pero tampoco tengo otra manera de ser, soy así. También soy contradictorio y posiblemente salga a hacer otra película dentro de dos meses.
- Claro, porque no lo veo inactivo...
- No, inactivo no me voy a quedar, seguramente vuelvo a editar todas las que tengo hechas...
Charlar por teléfono con Raúl Perrone en la madrugada que va del domingo al lunes se volvió una amable costumbre para los que hacemos La otra.-radio. Y siempre que vuelve a suceder lo agarramos trabajando en alguna película: sí, a esa hora de la semana, la medianoche del domingo, la madrugada del lunes, donde la gente normal y los directores de cine no suelen trabajar. En esta entrevista que le hicimos hace poquito, el 18 de mayo pasado, Perrone describe someramente la escena de su gabinete de trabajo: ha interrumpido lo que estaba haciendo para charlar un rato con nosotros y cuando la conversación termine volverá a su computadora a seguir editando, con un vaso de vino al lado, a exportar las imágenes, a proyectarlas en grande, y si se le ocurre algo, lo cambia...
Si hay una clave en la poética perroneana, pasa, creo, por el continuo y tenaz afianzamiento de ciertas condiciones artesanales que le permiten huir de varias cosas a la vez: por un lado, huye del aborrecido sistema de producción habitual, sea este más o menos "independiente"; en Perrone no hay ni podría haber "guión-presentación de proyectos-búsqueda de financiamiento-casting-preproducción-rodaje, etc", porque desde hace tiempo él vive en estado de continua vigilia creativa. Es muy probable que ahora, si no se fue a descansar un rato, esté trabajando sobre una escena, tratando de ver a través de su obrar alguna posibilidad del mundo que hasta ahora no había sido notada. Por el otro, Perrone huye de una vida profana: su trabajo incesante es una especie de ascesis mística, en busca de la visión y de la escucha.
En esta última conversación, hablamos de su modo de encarar el trabajo artístico (creo que esa es la denominación que mejor le cabe), de lo que se mantiene en pie en su poética desde las primeras películas de los años 90, de lo que dejó atrás, de todo lo que se trae entre manos, del futuro inmediato, de su modo de lidiar con la ansiedad por seguir trabajando, de la pelea consigo mismo para regular su ritmo de producción, de su amor por el cine filmado en los años 20, en los que cree que se hicieron algunas de las mejores películas de la historia, con un arrojo que después simplemente se abandonó, y que él quiere retomar, no como una vuelta al origen, sino como un trampolín desde el cual lanzarse hacia el abismo.
Indudablemente el asunto del arte de Perrone es el tiempo: el tiempo del trabajo y el tiempo del sosiego, el tiempo del sufrimiento y el tiempo del goce, el tiempo que pasa y el tiempo que, mientras todo lo demás pasa, siempre nos sigue esperando.
“¿Qué es, entonces, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé. Lo que sí digo sin vacilación es que sé que si nada pasase no habría tiempo pasado; y si nada sucediese, no habría tiempo futuro; y si nada existiese, no habría tiempo presente. Pero aquellos dos tiempos, pasado y futuro, ¿cómo pueden ser, si el pasado ya no es y el futuro todavía no es? Y en cuanto al presente, si fuese siempre presente y no pasase a ser pasado, ya no sería tiempo, sino eternidad".
La charla con Raúl que tuvimos hace unas pocas semanas, y que pueden escuchar clickeando acá, es un aperitivo de la que tendremos hoy a la tarde en Jerónimo Salguero 60. Porque hoy a las 18:25 se proyecta Fávula por primera vez en la ciudad, y después de la proyección vamos a tener una charla pública con Perrone. La entrada es gratuita y puede pasar bastante hasta que Perrone vuelva a proyectar Favula y a charlar con los espectadores en esta ciudad. Así que ya saben.
La proyección de Fávula y la charla abierta se hacen en el marco del I Congreso de Geofilosofía del Cine, que se está desarrollando en estos días en Salguero 60 (Ver más acá).