Sofismas para votar a Lousteau
Es notable como los que desacreditan el voto en blanco necesitan mentir descaradamente y dibujar en el aire enrarecido de su imaginación normativas inexistentes:
Teodoro Boot escribe en el blog del Pájaro Salinas una nota que supera cotas de tergiversación sofística, para embalurdar a los compañeros que lo leen sobre la necesidad de votar a uno de los candidatos de la Alianza Cambiemos que este domingo dirimen su interna en CABA
No voy a llevar a cabo la indigesta tarea de reproducir el artículo entero de Teodoro, sino que voy a centrarme en sus pasajes más tramposos, que, para que no se noten, el autor rodea de una suma de consideraciones insustanciales de psicología barata, sociología al paso, constitucionalismo espontáneo y falacias ad hominem.
Vean esto:
Conviene aclarar que un balotaje no es una elección sino una opción, que es a lo que queda reducida cualquier elección entre sólo dos alternativas.
Conviene también aclarar que a ninguna fuerza política le fue impedida la participación electoral de manera que, en su momento, los ciudadanos pudieron inclinarse por aquellos que más se acercaran a sus preferencias o pretensiones. Quienes se sienten cercanos al nacionalsocialismo pudieron perfectamente votar al Führer Alejandro Biondini. Es verdad que muchos tal vez hubieran preferido hacerlo por el auténtico Führer, pero ya está visto que no se puede todo en la vida.
La cuestión es que, con sus carencias e insatisfacciones, las elecciones se realizaron y los ciudadanos pudieron votar sin impedimentos. Ahora llega la segunda instancia, cuando es necesario optar por uno de los dos candidatos más votados. De eso únicamente se trata: no hay terceras o cuartas alternativas, pues no puede haberlas: es un batolaje, no una elección.
Por lo que se ve, a no pocas personas y a algunas fuerzas políticas les resulta arduo entender esta diferencia. Mezclando peras con motores de combustión interna, creen ver coartada su libertad y ponen el grito en el cielo: “No pueden obligarme a optar entre dos tipos que no me gustan”.
Lamentamos informar que, justamente, de eso se trata y que, le guste o no, eso terminará haciendo todo votante, en forma consciente o inconsciente, ya que en el balotaje se computan únicamente los votos emitidos en forma positiva. El voto en blanco no es, no existe. Para decirlo en las truculentas palabras del teólogo existencial Jorge Rafael Videla, “No es, no está; está desaparecido”.
En rigor de verdad, la máquina de votación electrónica no debiera contemplar para el balotaje la posibilidad de voto en blanco o, en todo caso, tendría que llamar a esa casilla “papelera de reciclaje”, en razón de que esos votos ni siquiera se cuentan. Es como si en una votación tradicional, los votos en blanco fueran depositados no en una urna, sino en una máquina trituradora de papeles.
Así las cosas, por acción consciente, omisión o voto en blanco, el ciudadano no hace más que inclinarse por una de las dos opciones que surgieron del resultado electoral. En el caso puntual, sí o sí optará por Rodríguez Larreta o por Lousteau, así no concurra al comicio o vote en blanco. Su no voto o su voto en blanco beneficiará a quien cuente con mayores posibilidades de voto. Para el caso y hoy por hoy, Horacio Rodríguez Larreta.
Cualquiera está en su derecho a votar por Rodríguez Larreta, así como a hacerlo por Lousteau, pero sería bueno que se tratara de un acto consciente, que no crea estar haciendo una revolución cuando no hace más que votar al PRO.
El voto en blanco, instrumento electoral de protesta si los hay, ¿contra quién iría dirigido en este caso? ¿Contra quién protesta quien vota en blanco en un balotaje? ¿Contra sí mismo, por no haber obtenido en número suficiente de votos?
Teodoro dice "Ahora llega la segunda instancia, cuando es necesario optar por uno de los dos candidatos más votados. De eso únicamente se trata: no hay terceras o cuartas alternativas, pues no puede haberlas: es un batolaje, no una elección."
Es falso de toda falsedad y la prueba de que lo es se evidencia en que tenga que inventar un nuevo artículo de la Constitución porteña, que presuntamente impediría votar en blanco. Algo ostensiblemente falso. Boot, en lugar de hacer ese malabarismo sofístico debería decir cuál es el artículo de la Constitución que obligaría a optar por estos dos candidatos de Cambiemos. Y necesita violentar tanto la verdad que miente una vez más al decir que las elecciones se realizaron (?), cuando es público y notorio que no tenemos gobierno electo porque ningún candidato satisfizo el requisito exigido por la ley. Esto lo lleva a una conclusión que incluso contradice su propia intención, ya que si las elecciones se realizaron, entonces ganó Larreta, lo que cual haría abstracta su militancia por Lousteau.Teodoro degrada el debate político al apelar a tonterías inauditas, como asignarle al voto un significado conciente o inconciente, mezclando psicología berreta con argumentación falaz y política de engañifa. Un coctel letal. Para la antología del ridículo del debate político argentino.
Es falso de toda falsedad y la prueba de que lo es se evidencia en que tenga que inventar un nuevo artículo de la Constitución porteña, que presuntamente impediría votar en blanco. Algo ostensiblemente falso. Boot, en lugar de hacer ese malabarismo sofístico debería decir cuál es el artículo de la Constitución que obligaría a optar por estos dos candidatos de Cambiemos. Y necesita violentar tanto la verdad que miente una vez más al decir que las elecciones se realizaron (?), cuando es público y notorio que no tenemos gobierno electo porque ningún candidato satisfizo el requisito exigido por la ley. Esto lo lleva a una conclusión que incluso contradice su propia intención, ya que si las elecciones se realizaron, entonces ganó Larreta, lo que cual haría abstracta su militancia por Lousteau.Teodoro degrada el debate político al apelar a tonterías inauditas, como asignarle al voto un significado conciente o inconciente, mezclando psicología berreta con argumentación falaz y política de engañifa. Un coctel letal. Para la antología del ridículo del debate político argentino.
La elección terminará cuando tengamos un jefe de gobierno electo y hasta tanto eso pase, los ciudadanos seguimos disponiendo de la opción de votar a uno, al otro o a ninguno de los dos (derecho evidenciado por el mensaje de Recalde: hay que votar, pero los dos que se presentan son lo mismo, ergo....
Evidentemente Teodoro no tiene ningún argumento, por eso tiene que recurrir al sofisma fácilmente desmontable. En el fondo es una admisión de impotencia política.
Lo lamento porque escuché cosas más inteligentes de Boot y he leído notas muy interesantes en el blog del Pájaro Salinas. Ahora ambos se asocian para tender un manto de niebla sofística sobre el derecho inalienable del voto de los compañeros. ¿Les parece legítimo mentirles a compañeros? ¿No tienen ninguna razón que no sea una trampa para el lector para entusiasmar al voto a Lousteau?
Una pena.
Una pena.
Así como quedó escrito, lo que Boot y Salinas difunden es un insulto a la inteligencia de sus lectores. Algo de Clarín ha quedado impregnado en cierta parte de la militancia kirchnerista.
Las preguntas con que pretende coronar su dislate (” ¿contra quién iría dirigido en este caso? ¿Contra quién protesta quien vota en blanco en un balotaje? ¿Contra sí mismo, por no haber obtenido en número suficiente de votos?”) son una bruma conspiranoica que se disipa con una respuesta sencilla: el que vota en blanco se manifiesta contra AMBOS candidatos.