"Ya no hay lobbys en Argentina, porque los lobbystas tomaron el estado" dijo Víctor Hugo ante una Plaza colmada
La coalición electoral Cambiemos llegó al gobierno con una campaña en la que escondía la ferocidad con la que iba a ejercer el poder. Una campaña de imágenes vacuas, oraciones unimembres y festejos con globitos de colores que anunciaban una revolución de la alegría.
La campaña fue diseñada por expertos en marketing que lograron instalar la idea de que Macri venía a "dejarte todo lo que ya tenés y a darte más". Prometían la vuelta a la amabilidad, el arte del acuerdo y el respeto a las instituciones republicanas, latiguillos que no declaraban los intereses económicos que hoy se ponen en juego. Llegado el momento de asumir el gobierno, ya no había que conseguir votos con sensaciones difusas e imágenes vacuas, sino imponer un programa de gobierno despiadado contra los pobres en beneficio de los muy ricos, amordazar a las voces críticas e ir suprimiendo día a día empleos y derechos adquiridos.
Macri siguió el consejo maquiavélico de que el mal hay que hacerlo todo junto y suponía que el plan de ajuste y persecución, que puso en marcha el 11 de diciembre e intensificó durante las semanas en las que la población se dispone a las fiestas del fin de año y las vacaciones, iba a encontrar a una ciudadanía inerme, que en marzo iría a encontrarse con hechos consumados e imposibles de revertir.
La censura que Macri promovió contra Víctor Hugo -según las propias palabras del presidente por ser "un kirchnerista fanático"- fue un punto de inflexión.
No pensó Macri que ganó con el 51%, pero hay un 49% de la población que tiene derecho a ser representada mediante el legítimo ejercicio de los poderes y los medios de expresión. Macri quiere tenerlos a todos rendidos a sus pies y se aleja cada día del estado jurídico para afianzar un poder de facto.
No contó Macri con que apenas después de un mes de gobierno ya tendría su primera Plaza de Mayo llena, pero en contra de sus políticas, en una tarde de calor agobiante, mientras muchos están todavía de vacaciones. La censura a Víctor Hugo fue un desborde innecesario y dañino para él, un exceso de pleitesía a Magnetto, que articuló en horas una gran manifestación opositora en la Plaza del pueblo, ante sus propias narices. Si el gabinete de los CEOs tienen más o menos manejadas las variables cambiarias y la burocracia sindical está durmiendo la larga siesta de enero, si los exportadores de granos liquidan lentamente porque apuestan a un dolar todavía más recontra alto, si tiene que lidiar con la autarquía policial y penitenciaria que le dio sus primeros disgustos y mostró su falta de personal capacitado para las emergencias, ¿qué necesidad de hacerse con esta Plaza un gol en contra? Algunos de sus votantes, los que creyeron en serio que él venía a dotar al país de institucionalidad y respeto por la pluralidad de voces, se habrá sentido defraudado por el acto de censura. Otros, los que solo usaban esos argumentos para esmerilar al gobierno anterior, vieron caer sus caretas porque eso nunca les importó. ¿Qué ganó Macri entonces en este cierre de si primer mes?
Su primera Plaza en contra, solo el anuncio de las que van a venir, más grandes a medida que la población vaya advirtiendo los efectos devastadores de las políticas de ajuste, desmantelamiento del trabajo y represión que está empezando a poner en marcha.
La institucionalidad que Macri decía venir a reponer durante la campaña la está derribando a pasos agigantados en solo 30 días, con la designación de jueces de la Corte por decreto, salteando el mecanismo constitucional que pone a consideración del Senado a los postulantes a esos cargos, pasando por encima de los poderes Legislativo y Judicial. Macri disuelve por decreto organismos autárquicos creados por ley. Deroga de facto la vigencia de una ley que fue la más debatida de la historia argentina, en foros federales, con participación de medios comunitarios y ONGs dedicadas a la comunicación, en el Senado y en cámara de Diputados, en todas las instancias judiciales, hasta llegar a la Corte, que la declaró constitucional. Macri deroga esa ley por decreto alegando una necesidad y urgencia que es solo la urgencia de Clarín, el grupo mediático que lo ayudó a encaramarse en el poder.
Macri desconoce los fallos de dos tribunales que ayer ordenaron reponer en sus cargos y funciones a los miembros de Afsca y Aftic. Despide a decenas de miles de trabajadores incurriendo en la persecución ideológica y como amenaza que pende sobre el conjunto de la clase trabajadora.
Macri, que criticó las cifras falsas del anterior Indec, y por años avaló un índice "Congreso" hecho sin rigor científico alguno, ahora dice que no habrá índice inflacionario por tiempo indeterminado. De esta manera, pretende ocultar la más grande aceleración inflacionaria, que él decía venir a combatir. La inflación en diciembre y lo que va de enero ya dañó el poder adquisitivo de nuestros salarios. La inflación venía desacelerándose en los meses anteriores a su asunción y tuvo una feroz escalada luego de que él dispusiera la mega devaluación y la eliminación de retenciones a las exportaciones agrarias, medidas que encarecen los precios de la canasta básica, premiando a los que más tienen y castigando el salario del trabajador. Macri abre las exportaciones y atenta contra la subsistencia de las pequeñas y medianas empresas que dependen del mercado interno. Amenaza a los trabajadores que piden paritarias libres diciéndoles que tienen que elegir entre el salario y el empleo.
En un mes Macri cometió todas las tropelías imaginables y algunos de sus más fanáticos partidarios pretenden que no ejerzamos el derecho constitucional a salir a la calle a peticionar a las autoridades. "Dejen gobernar", dicen, como si el triunfo en las elecciones lo hubiera convertido en jefe absolutista, sin obstáculos a su arbitrio.
Macri: tenés que saber que nos va a tener en la calle todas las veces que haga falta. Hoy te llenamos la primera Plaza en contra, en pleno enero y con un calor sofocante. La movilización irá creciendo si seguís violando las leyes y extralimitándote. Sosegate porque en unos meses vamos a ser muchos más que ahora.