Una testigo de los balazos contra Nuevo Encuentro - Una reflexión de Gabriel Fernández sobre el tortuoso resentimiento de los sectores medios que no quieren hacer una gran nación - Y bastante más en la primera emisión 2016 de La otra en Radio Gráfica, para escuchar clickeando acá
Empezó al fin La otra.-radio en su nueva casa, Radio Gráfica. Comunicación popular y no comunicación alternativa, así nos recibieron la tarde que llegamos a proponerles seguir el programa ahí, y nos gustó el sentido. Comunicación popular. Teníamos una carga extra por el proceso de este verano pérfido donde se reinstaló la Argentina conservadora y represora y el estado nacional volvió a estar en manos del enemigo. Y nos fuimos anoticiando cada día de algo peor, como queda constancia en este blog. Pero teníamos que recuperar el aire. Y vaya que respiramos esta medianoche del domingo.Florencia Albarracín es la cantante de la banda Láudano en canciones, que el sábado a la noche participaba, como muchas otras veces, de la inauguración de un centro cultural de Nuevo Encuentro, cuando presenció azorada una serie de disparos de balas de plomo gatillados desde un edificio cercano, que hirieron a dos de las chicas que asistían a la peña. Una de las chicas heridas llevaba en brazos a un bebé y sólo por milagro el atentado no terminó en tragedia. Tiraron a matar, contra vecinos y militantes. Anoche en nuestra primera emisión de La otra.-radio de la temporada 2016 (ahora en Radio Gráfica, 89,3) entrevistamos a Florencia para que testimoniara su desconcierto ante la irrupción de las balas en medio de un encuentro festivo como había habido tantos en los últimos años y que ahora bajo el régimen macrista parecen estar expuestos a la posibilidad de arriesgar la vida:
"Nosotros hace muchos años que participamos de estas peñas al aire libre, que tienen un clima barrial festivo y nunca habíamos visto algo así. Es muy difícil de entender que se haya atentado contra vecinos y militantes que estaban sentados escuchando música, comiendo empanadas y tomándose un vaso de vino. Es preocupante y hay que hacernos eco, no mirar al costado, porque hay un claro clima de violencia institucional. Yo no responsabilizo directamente al gobierno nacional, porque creo que este es un loco que disparó, básicamente. Pero sí desde lo discursivo se está apoderando cierto clima de violencia, de revancha, de decir que todo lo malo que nos pasa es culpa de la gestión anterior y también se alienta esa violencia. Sin ir más lejos, vos tenés un nuevo protocolo de seguridad impulsado por la ministra Bullrich, que empodera a la violencia, el uso de la violencia en cualquier circunstancia y bajo cualquier pretexto. Hay una conexión entre lo que pasó ayer y lo que se dice institucionalmente".
Un fiscal debería actuar, no? https://t.co/Ky1neLNuu1— Gabriela Cerruti (@gabicerru) 7 de marzo de 2016
Esta es la cuenta de un asesor del ministro de Cultura de este país @herlombardihttps://t.co/4VwMiNzdd2— Gabriela Cerruti (@gabicerru) 6 de marzo de 2016
En el programa también conversamos con Gabriel Fernández, director del área periodística de Radio Gráfica. Hablamos de varios temas, pero especialmente notable fue un tramo donde aludimos a la paradoja de los gobiernos populares que posibilitan el ascenso social de sectores medios que, después de mejorar su situación objetiva, se ponen políticamente en contra del proyecto que posibilitó su bienestar; un problema cultural muy complejo que divorcia a estos sectores que de hecho no están económicamente lejos del pueblo. Es algo digno de pensar, porque cuando volvamos, cuando esta pesadilla de ajuste, persecución y pérdida de derechos del macrismo se acabe y volvamos, se nos puede volver a plantear. Y Gabriel pensó en voz alta:
"Yo hago una distinción entre cipayo y zonzo, tomando en cuenta a Scalabrini, a Jauretche... El cipayo -Martínez de Hoz, Macri, Cavallo- daña al conjunto en su propio beneficio y en el de sus socios, mientras que el zonzo daña al conjunto también en su propio perjuicio. Este es un dato relevante. Por eso va a haber que hablar mucho con los propios más que con los ajenos, va a haber que dejar de tratar de convencer a las clases medias, despreciarlas un poco, culturalmente, no ser tan bondadoso en el diálogo: "mire, señora, el kirchnerismo le hizo bien...". ¡Andá a la puta que te parió! Comiste diez años, guacho, tené la bondad de decir "sí, la política social estuvo bastante bien, porque el morocho de acá a la vuelta que recibe el plan que vos despreciás es el comprador tuyo". Y empezar a trabajar lentamente sobre la consolidación de los valores propios. Me parece que por ahí viene un poco la cosa. Y en los últimos años del gobierno de la compañera Cristina faltó Jauretche, faltó Scalabrini en la comunicación social, y sobró socialdemocracia, sobró progresismo, sobraron intentos de convicción hacia las capas medias de lo buenos que somos los peronistas. Los peronistas no somos tan buenos pero sí le hacemos bien al conjunto. Una de las cosas que más dificulta en los períodos de crecimiento nacional, me lo han contado mis padres, desde el 45 al 55, y ahora se vivió en el 2003-2015, es que cuando el país anda bien las frustraciones de las personas no creativas se prefiguran ante la comunidad. Entonces la persona que no tiene una dimensión como para generar algo mejor, digo, una vidriera mejor puesta, una creación mejor realizada, una obra de arte más interesante, una perspectiva más profunda, empieza a quejarse. Se quejan de la ausencia de la gran queja nacional que implica el país en decrecimiento. Porque cuando el país crece, el problema que tienen todos es que los pingos se ven en la cancha y hay condiciones básicas para desarrollarse. Y se encuentran con que son unos salames, que van de la casa al comercio y del comercio a la casa, al cine a lo sumo, ven la tele y no tienen perspectivas de desarrollo personal. En cambio, cuando el país viene mal se sienten muy cómodos, porque la queja de ellos enlaza con la queja social del conjunto, que en realidad es un reclamo y una perspectiva, una demanda y una lucha. Entonces yo creo que los opositores de los últimos doce años, lo que han visto adelante de sus ojos es su propia frustración, y han odiado profundamente a la nación que les dijo: "acá está, acá hay planes, acá hay asignación universal, acá hay jubilación, acá hay paritarias, acá hay posibilidades de desarrollo, a ver, a competir". Y no les dio el cuero para competir. Y ahora hablan de competencia a través del macrismo, que los va a sumir en la miseria y dentro de dos o tres años van a estar quejándose de lo mal que anda la Argentina, igual que el conjunto del pueblo. En ese lugar se sienten cómodos, porque es el lugar de la queja, la queja no es lucha, la queja no es combate. Es queja del frustrado, del fracasado, del que no tiene creatividad, del que no tiene desarrollo, que odia que le demos la posibilidad desde el movimiento nacional y popular de crecer, de desarrollarse, de capitalizarse y de tener que mostrarle al mundo que tiene algo de creatividad. Le pasó a Cuba, le pasa a Bolivia, le pasa a Venezuela, le pasa a Brasil. Guarda con eso, porque nosotros estamos diciendo: "todo el mundo tiene derecho a...", y hay una parte de ese mundo al cual nos estamos dirigiendo que dice "sí, bueno, pero yo tengo ganas de dormir, tengo ganas de descansar, de ver la tele, y no me jodan mucho. Y ustedes lo que me están proponiendo es construir una gran nación. Y para eso hay que tener lo que hay que tener, y no tenemos ganas de construir una gran nación, en realidad estamos muy cómodos sufriendo los percances de vivir en una Argentina pobre, sin destino. Y nos sentimos dañados pero al mismo tiempo cómodos contra esa Argentina sin destino". Cuando la Argentina cobra un destino productivo y se les ofrecen las posibilidades de crear y desarrollarse, ahí tiran la toalla antes de los tres minutos del round, tratan de abandonar y dicen: "no, no, no, sáquennos a estos demagogos de encima".
Y en este carrusel de aire que es nuestro programa de radio no faltó ni el cine (las películas que nos gustaron de este verano: Los ocho más odiados, Carol, Mi gran noche, El Rey del Once), ni las novedades discográficas: Kanye West, Rihanna, Bebe; ni los clásicos que siempre llevamos con nosotros: Goyeneche, Piazzolla, Liliana Herrero... Y hasta tuvimos tiempo para hablar del cuento "El barbero" de Flannery O'Connor y de la paradoja del barbero que descubrió Bertrand Russell y lo hizo deprimir e hizo temblar los cimientos de la razón occidental.
Y hablamos también de los medios públicos en manos del macrismo. Y llegamos a tratrar el asunto de que la novia de Kanye West es la celebridad Kim Kardashian, que cuenta con la mayor cantidad de seguidores en Instagram y que Rihanna está de novia con Di Caprio. Y Rihanna y Kanye terminaron cantando juntos.
Nuestro staff estuvo integrado por Maxi Diomedi, Willy Villalobos, Martín Farina, el doctor Alejandro Brain, Franco Lentini y quien les habla. Pueden escuchar el programa clickeando acá.