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Autocríticas peronistas

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Se anunciaba para hoy la cumbre partidaria del Partido Justicialista que iba a dar por terminada la vigencia del Frente para la Victoria, la alianza social que signó la etapa de los 12 años y medio del kirchnerismo y que todavía se encontraba corporizada en los bloques legislativos del Congreso Nacional. Este proceso de disolución viene extendiéndose  desde el primer día del gobierno macrista, pero se aceleró a partir de la detención en delito flagrante del ex Secretario de Obras Públicas José López.

La disolución del FPV significa en los hechos que la dirigencia peronista deja de reconocer el liderazgo de Cristina Kirchner y quizás algo más: el abandono del programa emancipatorio que en estos años impulsó el kirchnerismo y la entrega más franca y relajada al colaboracionismo con el régimen macrista.

El punto de máxima ambigüedad de este salto al vacío fue la ruptura de los diputados del Movimiento Evita con el bloque del FPV conducido por Héctor Recalde, que sigue reconociendo el liderazgo de Cristina. Los diputados del Evita son pocos, pero su trayectoria histórica (pre-kirchnerista), su posición ideológica y su presencia territorial le dan a la ruptura una carga simbólica especial, sobre todo cuando referentes como el Chino Navarro, en nombre de la unidad del peronismo, declaran la intención de acercarse a dirigentes de la derecha como Sergio Massa y José Manuel De La Sota, el peronismo tolerado por el actual régimen. Navarro pone como condición de ese acercamiento que los compañeros Massa y De La Sota manifiesten su clara oposición al macrismo. El Chino parece distraído respecto del reiterado y leal apoyo que estos dirigentes le ofrecen al gobierno. El paso dado por el Evita es sinuoso, más aún cuando los fundamentos esgrimidos para romper con el FPV alegan una "falta de autocrítica" de Cristina por la derrota electoral. Así, por más críticas que se puedan hacérsele a las dilaciones y errores de conducción de Cristina, no se entiende que la salida de esta situación sea por derecha, con los sectores que están allanándole el camino al plan de pauperización y dependencia que llevan a cabo los enemigos del pueblo. Me dicen que las bases del Evita fueron sorprendidas por la decisión de sus dirigentes y hoy estarían haciéndoles serios cuestionamientos. Los dirigentes del Evita podrían empezar a hacerse autocrítica por su actual extravío.

Como sea, el PJ conducido por Gioja y Scioli suspendió la reunión pejotista y la decisión del divorcio queda en vilo.

Una de las cosas que se le reprocha al liderazgo de Cristina es su mala relación con los sindicatos. Hace poco el saliente secretario general de la CGT Azopardo, Hugo Moyano, desmintió que haya militado para el triunfo de Macri en las últimas elecciones. Uno de sus probables sucesores, secretario general de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), Juan Carlos Schmid, de quien suele predicarse lucidez política y compromiso con las bases hizo unas curiosas declaraciones sobre la inconveniencia de tomar medidas de fuerza contra el actual gobierno: "Ahora estamos en recesión y un paro perjudicaría más las cosas, sobre todo al sector informal. (...) "A seis meses todavía no podemos decir con certeza cuál es el rumbo de las políticas económicas. Necesitaríamos un poco más de tiempo. No tengo claro todavía si se trata de un plan neoliberal, a pesar de que aparezcan los primeros síntomas en todos los lugares, con problemas de ordenamiento de la economía. Lo que ellos llaman sinceramiento". El respetado e integro Schmid todavía no sabe bien de qué se trata.

En realidad, todos parecen estar pensando qué cosa es el peronismo y, de acuerdo a esa indeterminada esencia, se permiten todo un período de exploraciones sobre la posibilidad de reconciliarse con sus años 90, una senda que algunos miran con nostalgia. En ese caso, sería justo dejar de denominar a ese período "menemismo", para asumir la evidencia de que se trató de neto peronismo.

Anoche los senadores peronistas no mostraron timidez por ejercer la autocrítica práctica de los años K y le votaron al macrismo la ley paquete que habilita un blanqueo de capitales y la desfinanciación del sistema jubilatorio. El paquete solo recibió 11 votos en contra, de los senadores kirchneristas.

Mientras tanto, Cristina sigue sin dar señales de voluntad de seguir liderando un espacio político. Los trascendidos que salieron de una supuesta reunión que la semana pasada habría tenido en Calafate con Pérsico, Navarro y Grosso del Movimiento Evita, en el que ellos le habrían reclamado que asumiera el liderazgo de su espacio y se hiciera una autocrítica por la derrota, dicen que ella respondió que todavía no es momento. Curiosa coincidencia con el moyanista Schmid, todavía no.

Mientras los mil distintos tonos del peronismo se debaten en torno al ser del ente, el pueblo es derrotado cada día más.

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