La defección artística de Aznar explicada al niño
por Oscar Cuervo
No es objetable que Aznar toque contratado por la Ciudad de Bs As, ni que sea con entrada gratis, ni que cobre un cachet por su trabajo.
por Oscar Cuervo
No es objetable que Aznar toque contratado por la Ciudad de Bs As, ni que sea con entrada gratis, ni que cobre un cachet por su trabajo.
Tampoco obviamente es un crimen homenajear a Spinetta.
Estoy un poco cansado de decir que nada de eso me parece criticable y tener que volver al inicio: Vergonzoso el manoseo que Aznar permitió hacer a la memoria de Spinetta, poniendo el amarillo PRO asociado a los "puentes amarillos".
Aznar puede cometer tamaña falta de respeto precisamente porque Spinetta está muerto.
A vos, niño, que no sabés qué hay de malo en ello, te pregunto, ¿te interiorizaste sobre la manera cuidadosa en que Spinetta trataba su obra? ¿Las veces que se negó a firmar contrato con las discográficas porque no respetaban sus deseos artísticos? ¿Las veces que se negó a salir en la tapa de las revistas? ¿Vos escuchaste la parrafada que le dedicó a la Rolling Stone en Velez porque habían adulterado la foto en la que él posó junto a Charly?
Bueno, después de tener en cuenta todo eso, pensá si Aznar tenía derecho de entregarle al marketing PRO, a Lombardi, Macri y Durán Barba un afiche y un título de recital donde se vincula una de sus mejores canciones al amarillo PRO.
Ver acá: Foto
Admito que vos seas un niño ingenuo y bienintencionado y no captes la especulación marketinera y la falta de respeto al arte que hay en todo esto.
Admito que tu estado de niñez sea pre-político y quieras deslindar un recital al aire libre en "homenaje" a un músico ya muerto de su dimensión política. Admito que tu niñez te lleve a pensar en la nochecita, la guitarrita y el porrito y por eso te dé paja considerar la posibilidad de que detrás de esta convocatoria hay una determinada política. Admito que tu estado de niñez te lleve a suponer que Spinetta era un ser angélico que en sus 40 años de carrera no desarrolló una política de autor que lo hizo asumir posiciones muy serias y muy jugadas por la integridad de una obra que se resiste a ser manoseada por el marketing. Admito que a los niños todas estas cosas les resultan muy complicadas.
Pero Lombardi y Aznar son tipos de más de 50 años que conocen la política de autor de Spinetta por poner su música en un lugar de cuidado. Ellos, tipos de 50, hicieron cada uno su negocio, Aznar el suyo ("homenajear" a un muerto que ya no podía responderle y ganarse las lágrimas de los niños sensibles y prepolíticos) y Lombardi el de él (darse el gusto de poner un fragmento de poética spinettiana con fondo amarillo Durán Barba).
Amparándose ambos en una triste razón: Spinetta está muerto y no podía responderles.