La verdadera historia dle video de Zicarelli. La otra.-radio, para escuchar clickeando acá
"A ver: ¿hicimos periodismo de guerra? Sí -afirma Julio Blanck en una ya célebre entrevista publicada por La Izquierda Diario el 17 de julio pasado-. Eso es mal periodismo. Fuimos buenos haciendo guerra, estamos vivos, llegamos vivos al final, al último día. Periodismo eso [sic] no es como yo lo entiendo, no es el que me gusta hacer".
"A ver: ¿hicimos periodismo de guerra? Sí -afirma Julio Blanck en una ya célebre entrevista publicada por La Izquierda Diario el 17 de julio pasado-. Eso es mal periodismo. Fuimos buenos haciendo guerra, estamos vivos, llegamos vivos al final, al último día. Periodismo eso [sic] no es como yo lo entiendo, no es el que me gusta hacer".
Un mes después de esta confesión, Clarín anunció que Blanck perdía su cargo de editor jefe de Clarín, aunque la excusa alegada por haber sido "ascendido" al rol de "uno de los principales columnistas políticos" del diario fue que el Grupo emprendió una "innovación para responder a los desafíos de la era digital".
La confesión de Blanck tenía el atenuante de referirse a una guerra ya terminada contra el gobierno anterior. Al ex editor jefe no le había gustado hacer mal periodismo (esto es: mentirle a sus lectores). Pero war is over... Bah, no del todo: "Si vos me decís: ¿hoy tenemos que hacer el mismo periodismo que hicimos hasta el 10 de diciembre? No, no -negaba Blanck-. ¿Estamos haciendo un periodismo distinto? No siempre. ¿Estamos haciendo buen periodismo? Todavía tenemos muchos tics del pasado reciente me parece.
Hay que recordar las palabras de Horacio González, en la entrevista que le hicimos hace más de dos años en La otra:
Siempre está el giro picaresco y cínico - [de los columnistas de Clarín] dice Horacio-: 'nosotros que venimos de la izquierda...'. Muchos de los periodistas de Clarín vienen de la izquierda, del desarrollismo, incluso de la militancia armada de los 70. La memoria de Clarín dice 'ya todo esto lo vimos, por lo tanto, ¿quiénes son estos tontos que nos vienen a decir esto, si nosotros ya lo hicimos?'. De ahí sale el idioma barrial de la picaresca. Blank y Van der Koy tienen un estilo que viene de la picaresca porteña, un lenguaje que aparece cuando se los ve a los dos dialogando en la televisión, ahí está el lenguaje canchero del bar. Les dicen a todo el mundo: '¿cómo van a creer en esto, si nosotros somos gente que ha superado toda creencia? Estamos involucrados en un dispositivo que sabe todas las posiciones ideológicas del país, sabe la izquierda, la derecha... y sabe que las vidas se rompen, como las nuestras, que están rotas bien. Ganamos el dinero correspondiente en forma legítima, por escribir estas cosas, advirtiéndole a los demás que son unos torpes, que están haciendo lo que nosotros ya sabemos: ser de izquierda, apoyar a un gobierno... todo esto ya lo fuimos, estamos más allá de cualquier tonto que quiera decir que Papel Prensa es un monopolio, que Clarín es un monopolio'. Es la desarticulación del lenguaje político".
Siempre está el giro picaresco y cínico - [de los columnistas de Clarín] dice Horacio-: 'nosotros que venimos de la izquierda...'. Muchos de los periodistas de Clarín vienen de la izquierda, del desarrollismo, incluso de la militancia armada de los 70. La memoria de Clarín dice 'ya todo esto lo vimos, por lo tanto, ¿quiénes son estos tontos que nos vienen a decir esto, si nosotros ya lo hicimos?'. De ahí sale el idioma barrial de la picaresca. Blank y Van der Koy tienen un estilo que viene de la picaresca porteña, un lenguaje que aparece cuando se los ve a los dos dialogando en la televisión, ahí está el lenguaje canchero del bar. Les dicen a todo el mundo: '¿cómo van a creer en esto, si nosotros somos gente que ha superado toda creencia? Estamos involucrados en un dispositivo que sabe todas las posiciones ideológicas del país, sabe la izquierda, la derecha... y sabe que las vidas se rompen, como las nuestras, que están rotas bien. Ganamos el dinero correspondiente en forma legítima, por escribir estas cosas, advirtiéndole a los demás que son unos torpes, que están haciendo lo que nosotros ya sabemos: ser de izquierda, apoyar a un gobierno... todo esto ya lo fuimos, estamos más allá de cualquier tonto que quiera decir que Papel Prensa es un monopolio, que Clarín es un monopolio'. Es la desarticulación del lenguaje político".
Hasta acá la lucidez de Gozález. Ahora sigo yo como puedo.
Por un lado, hay una razón por la que en dos ocasiones Julio Blanck expone un momento fugaz de verdad, para que al instante siguiente la malla de la mentira vuelva a cerrarse. Black es el intento fallido de la vida de derecha que Clarín viene promoviendo desde mucho antes de la guerra contra el kirchnerismo. Salió a poner la cara por "La crisis causó dos nuevas muertes" cuando presuntamente no había sido el autor de esa tapa. Sale a decir ahora lo del periodismo de guerra "que no es como yo entiendo el periodismo". Hay otros cruzados en el Grupo que deben violentar mucho más su posición para poder sostenerse en la práctica cotidiana del asesinato de la verdad. Por eso mismo, hoy son promovidos Darío Gallo, Lanata, Fernández Díaz o Laura Di Marco como enunciadores inescrupulosos para los cuales ya la distinción entre la verdad y la mentira resulta indiscernible (la encarnación más deplorable del nietzscheanismo).
Por otro lado, desde una óptica puramente liberal -que Clarín en realidad no cree, aunque a veces cometa la picardía de simularla-, lo que no hay que perder de vista es que el periodismo [supuestamente] se funda en un pacto de veracidad con sus millones de receptores. Hacer "periodismo de guerra" es engañar a sabiendas a esas personas que consumen sus productos pensando que lo que les dicen es verdad. La guerra, por ende, no es contra un gobierno, sino contra su público. Los zonzos no son los que aún creen en una vida de izquierda, sino los lectores de Clarín, los oyentes de Radio Mitre, los televidentes del Trece.
Por un lado, hay una razón por la que en dos ocasiones Julio Blanck expone un momento fugaz de verdad, para que al instante siguiente la malla de la mentira vuelva a cerrarse. Black es el intento fallido de la vida de derecha que Clarín viene promoviendo desde mucho antes de la guerra contra el kirchnerismo. Salió a poner la cara por "La crisis causó dos nuevas muertes" cuando presuntamente no había sido el autor de esa tapa. Sale a decir ahora lo del periodismo de guerra "que no es como yo entiendo el periodismo". Hay otros cruzados en el Grupo que deben violentar mucho más su posición para poder sostenerse en la práctica cotidiana del asesinato de la verdad. Por eso mismo, hoy son promovidos Darío Gallo, Lanata, Fernández Díaz o Laura Di Marco como enunciadores inescrupulosos para los cuales ya la distinción entre la verdad y la mentira resulta indiscernible (la encarnación más deplorable del nietzscheanismo).
Por otro lado, desde una óptica puramente liberal -que Clarín en realidad no cree, aunque a veces cometa la picardía de simularla-, lo que no hay que perder de vista es que el periodismo [supuestamente] se funda en un pacto de veracidad con sus millones de receptores. Hacer "periodismo de guerra" es engañar a sabiendas a esas personas que consumen sus productos pensando que lo que les dicen es verdad. La guerra, por ende, no es contra un gobierno, sino contra su público. Los zonzos no son los que aún creen en una vida de izquierda, sino los lectores de Clarín, los oyentes de Radio Mitre, los televidentes del Trece.
Esta semana Radio Mitre volvió a mentirle a sus oyentes zonzos. Fue en el programa del oscuro Jorge Fernández Díaz donde la fabuladora Laura Di Marco dijo que quería contar "la verdadera historia de Álvaro Zicarelli, el funcionario echado por Gabriela Michetti por insultar a Cristina Fernández de Kirchner. Cómo se filtró el video, la verdadera trama de la venganza urdida por los K". Clickeen sobre la frase anterior y escucharán el intento de blanquear al bizarro asesor de Gabriela Michetti, Álvaro Zicarelli. Di Marco y Fernández Díaz fabrican un "contexto" para los exabruptos desbordados de Zicarelli que en realidad nunca existió, como podemos dar fe quienes hacemos este blog y registramos las expresiones del personaje que en estos días se viralizaron.
Zicarelli aparece diciéndole a la cámara, refiréndose a Cristina "Guanaca, víbora, harpía. Yegua, vos, tu hijo, la prole y todos los que te siguen. Guanaca, mentirosa, miope, pedazo de tarada, cerrada, negligente. Y repito: ¡yo soy socialista! ¡socialista de Alfredo Palacios! ¡Pedazo de tarada!"
Zicarelli aparece diciéndole a la cámara, refiréndose a Cristina "Guanaca, víbora, harpía. Yegua, vos, tu hijo, la prole y todos los que te siguen. Guanaca, mentirosa, miope, pedazo de tarada, cerrada, negligente. Y repito: ¡yo soy socialista! ¡socialista de Alfredo Palacios! ¡Pedazo de tarada!"
Entre otras flagrantes mentiras, Fernández Díaz y Di Marco intentan reponer un contexto de ese papelón. Obviamente les tienen que mentir con descaro a sus oyentes, hablando de aquel cacerolazo como si hubiera estado acechado por un enorme aparato represivo y amenazado por grupos de choque de La Cámpora. La mentira no resiste el archivo del propio Clarín (ver acá): "Los manifestantes se desplazaron en calma y fueron pocos los policías que se pudieron ver en los puntos elegidos para protestar". No había un impresionante despliegue represivo ni ningún grupo de la Cámpora amenazando. Pero el zonzo que escucha Mitre no va a ir a chequear nada de eso: va a creer cuando Di Marco dice que el video fue filmado "por una productora K", dando a entender una maniobra de pinzas entre la policía, los grupos camporistas y una "productora". Estábamos nosotros dos: Willy y yo. Que no somos de ninguna productora. Fuimos a registrar para el blog y la radio la palabra de los cacerolos, que nos resultó mucho más elocuente que cualquier discurso que pudiéramos esgrimir contra ellos.
A Zicarelli solo lo mostramos como él quiso mostrarse. Le dimos la oportunidad sin saber quién era. Quiso el destino que fuera un groupie de la derecha que estaba tratando de voltear a Cristina y que no lo logró, a pesar de que finalmente venció en las elecciones. El problema de ellos con Zicarelli es que no es solo un zonzo que lee Clarín (aunque también lo sea) sino que también es un habitué de sus salones. Sebreli, Lanata, Legrand, Carrió, Macri, Lombardi, Michetti y Sarlo aparecen en poses muy amigables y distendidas con el energúmeno. Quizás la más deslucida por esas compañías es Beatriz Sarlo, que ha construido una cuidadosa imagen de mujer de inteligencia insobornable y aquí aparece en las festicholas que comparte con toda la caterva.
En un tramo del programa del domingo de La otra nos referimos a estos asuntos: La verdadera historia del video de Zicarelli. Lo pueden escuchar clickeando acá.