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El Argentino Elegido, de cara a un paro

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por Carlos Aira

¿Vos sabés quién es Laura Zaracho? Te comento. Es una joven, vecina de una barriada humilde lanusense, colaboradora del comedor Cartoneritos del MTE (Movimiento Trabajadores Excluídos). Hasta el día de hoy, embarazada de cinco meses. Digo estaba, porque perdió su embarazo. Fue víctima de la represión policial vivida la semana pasada en el comedor. Para quien no lo sepa, la policía de la Provincia de Buenos Aires ingresó al comedor disparando balas de goma. Diego Kravetz, quien fuera legislador FPV y hoy es puntal de la secretaria de seguridad del Partido de Lanús, declaró “Sólo reprimieron con gas pimienta”.


Diego Kravetz, secretario de Seguridad del Partido de Lanús

Yo sé que tal vez no hayas leído ni escuchado nada de esto. Es lógico: pocos son los medios que nos hacemos eco de estas noticias. ¿No te da bronca? Seguramente sí, pero calculo que a otros no. Claro, está el juego de la doble moral. ¿O te creés que todas las vidas valen lo mismo? ¿O por qué te crees que se salvaron los pasajeros de Primera en el naufragio del Titanic?

El querido Carlos Balmaceda encontró un notable parangón para meter el dedo en la llaga. Laura Zaracho perdió su hijo como le pasó hace años a Carolina Píparo. Ambos casos perpetrados por delincuentes. Como bien detalla Balmaceda, unos de civil, otros con uniforme. Ahora, ¿Cuánto viste, leíste y escuchaste sobre “El Caso Píparo? Curiosamente no vas a saber nada de Laura Zaracho.

Acá talla un tema profundo. Tan arraigado como solapado. Si Estados Unidos tienen sus WASP (blancos anglosajones protestantes), acá tenemos “Argentinos Elegidos”. La lógica es la misma: las clases dominantes de ambos países – con sus características – guardaron sus espaldas empoderando a estas masas con un discurso tan grande como irresistible: ser los poseedores del destino manifiesto de grandeza de una nación.

Yankees o argentinos. Son profundamente ignorantes – por más que sean universitarios – manipulables y torpes. Racialmente son blancos. Nietos o bisnietos de inmigrantes de cuarta, pero por arte de magia pasaron a ser los verdaderos sostenes de la “gloriosa Argentina que fuimos”. Curioso: la mayoría se entregó al mestizaje, por lo cual, ese despreciador serial tendrá en sus genes ADN aborigen, gaucho o negro.

El Argentino Elegido nació el 17 de octubre de 1945. Esa misma oligarquía que despreció a su antecesor, por europeo de cuarta (guarangos, les decían), conminó a sus hijos a ser socios menores. Blancos contra el aluvión zoológico. Los hijos de esa inmigración analfabeta y ganapán vivieron un profundo cambio de timón: pasaron a ser liberales conservadores, patriotas con alma cosmopolita, dueños de un desprecio sin par hacia los “cabezas”, responsables del “país que no fue” y culpables de sus males y frustraciones "porque este país estaba bien hasta que llegó Perón".

Es curioso. El Argentino Elegido lagrimea recordando a su abuelo. “Que se ganó la vida trabajando de sol a sol, de zapatero remendón, que vivía en un conventillo juntando cada peso, pero fue muy digno”. No dista nada de la familia de peruanos a la cual le compra frutas y verduras todos los días. Pero su abuelo era italiano, blanco y de ojos verdes. El peruano le produce mucho desprecio. Por eso se alegra cuando hablan de “endurecer las políticas migratorias”. Como hizo la oligarquía liberal con la Ley de Residencia de 1902 ¿Curioso no?


Ojo, hay casos aislados. El Argentino Elegido adopta al buen cabeza. El domesticado. El Tío Tom. Carlos Tévez es un ejemplo. Estar vestido de arriba debajo de Dolce & Gabana junto a Susana Giménez – ícono del Argentino Elegido – motivó el apodo de “Jugador del Pueblo”. ¿Pero ese apodo nació en una tribuna o en un programa deportivo? No: en la revista Caras. Visitar la hemeroteca aún es gratis. Pero no le demos ideas al señor Manguel. En definitiva, si el Cabeza es Tío Tom, el Argentino Elegido lo toma como buen ejemplo. (Si no, será René Houseman o Chipi Barijho). Disculpen la digresión futbolera.

El Argentino Elegido se quejará del paro. Pondrá una bandera argentina en su perfil de facebook aunque vista habitualmente una remerita con la Union Jack. Dirá aquella perorata de que nadie quiere trabajar, la vagancia, los sindicatos y todo lo que ya conocemos. Si uno le habla de despidos, paritarias, salarios a la baja o importaciones desbocadas, mirará extrañado y seguramente responderá su latiguillo preferido: "Mirá, acá se afanaron todo. Me sorprende que vos banques a esos negros". De paso meterá todo en la misma bolsa – no te olvides que es profundamente ignorante – y te dirá: ¿Che, que me decís de esos encapuchados? ¿Eh?

Siempre tengo presente una imagen. Junio de 2008. Me tocó cubrir para Radio Gráfica la multitudinaria concentración en respaldo al lock out patronal. Fue en la Estatua de los Españoles y ya iban 154 días de rutas cortadas, desabastecimiento a una ciudad de diez millones de habitantes. Quema de pastizales en la zona de San Pedro. La idea era crear un clima infernal sobre Buenos Aires. Una Stalingrado en miniatura. –dicho sea de paso: esas quemas generaron accidentes viales que produjeron 13 muertes, ¿alguien se hizo cargo?- . La tarde del acto, hizo su aparición la CCC (Corriente Clasista y Combativa). Encapuchados y con palos. Fueron aplaudidos a rabiar por los presentes. Eran como su guardia pretoriana. Veo una señora mayor, muy paqueta, evidentemente primigenia en eso de Argentina Elegida, la encaro y le pregunto: "Señora, ¿Por qué los aplaude?". Me responde: "Porque parecen buenos muchachos y nos cuidan". El querido Lucas Molinari puede recordar una anécdota de esa tarde, cuando alguien quiso pelearse con muchos de ellos.

El Argentino Elegido no sabe ni por donde le viene el aire. Nunca comprendió que los verdaderos dueños del poder se le cagan de risa. Desprecia a Laura Zaracho de la misma forma que se indignó por Carolina Píparo. Porque para ellos sí existen argentinos de primera y de segunda. Pero, ¿sabés qué es peor? Que somos nosotros – los cabezas, los despreciables – los que seguimos poniendo la cara y el lomo por un país que los incluya. Justo a ellos. Que son despreciadores seriales de un país y un pueblo al que nunca supieron comprender.

Ah, me olvidaba: el Argentino Elegido nunca debate. En el fondo, sabe que es ignorante. Junta bronca, odio y aplaude como foca amaestrada a Luis Majul.




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