El régimen gobernante emprendió en estos días el intento de diseñar su propia oposición sistémica. Los voceros oficiales de la nueva auto-oposición son, cero sorpresa, los mismos que le allanaron el camino al actual oficialismo.
Lanata y Carrió.
Conviene tomar nota de que este no es solo el gobierno de macri, sino el de toda la clase dominante, alineada sin fisuras como nunca antes: macri es el ocasional titular del poder ejecutivo, pero de ninguna manera su líder político. La alianza gobernante percibe las notorias limitaciones de la capacidad política de macri. Sabe además que debe sostener este proyecto político contra viento y marea, a pesar de esas limitaciones.
Viento y marea: la derecha gobernante no tiene ni va a tener una buena noticia que ofrecer en los próximos tiempos. El segundo semestre, la lluvia de inversiones, la mejora de la capacidad adquisitiva del salario, la reactivación, los brotes verdes son mentiras insostenibles por más tiempo. Las condiciones internacionales no van a facilitar siquiera una apariencia de alivio a la malaria creciente. La debacle de Brasil, el principal socio comercial de Argentina, empeora fatalmente las perspectivas inmediatas. China no va a activar ninguna inversión mientras el gobierno no cumpla con los acuerdos firmados durante el período de Cristina.
El mundo está sacudido por crisis políticas que lo vuelven altamente imprevisible en el corto plazo. Excepto en un aspecto: Argentina es un país donde la especulación financiera asegura ganancias rápidas y nuestra clase gobernante está urgida por endeudar en pocos meses a varias generaciones de argentinos, para generar un daño difícilmente reversible: "Si no liquidamos técnicamemte la posibilidad de un proyecto nacional y popular ahora, no se nos volverá a presentar por mucho tiempo otra posibilidad tan propicia".
Liquidar la posibilidad de un proyecto nacional y popular implica ponernos de rodillas, expulsar a sectores enteros del pueblo, hacer encajar de una buena vez a la Argentina en el orden global. A eso vinieron.
Dado que el proyecto es muy ambicioso y macri no tiene el talento para llevarlo a cabo, la clase dominante asume el deber de ocupar todos los espacios. Tiene que generar su propia oposición.
El tercio social cualunquista, los sectores medios culturalmente maleables que en 2015 le dieron a Cambiemos su voto de confianza, se están reencontrando rápidamente con su malestar irreductible. La indignación es la pasión triste que los vuelve políticamente disponibles. El mensaje del poder hacia ellos es: "elijan entre estar muy mal o muchísimo peor".
Un taxista me decía ayer: "este país tiene que encaminarse, yo sé que no lo voy a ver, ya lo sé, mis hijos tampoco, pero espero que mis nietos lo vean". El régimen está percibiendo que, si logra vencer políticamente al kirchnerismo rápido, esta forma de pensar puede asegurar su hegemonía.
El resentimiento social es un elemento indispensable del orden político propuesto. Los principales voceros del cualunquismo argentino, Lanata y Carrió, salen entonces el mismo día y desde la misma corporación mediática a intentar erigirise en su auto-oposición. Quieren llenar todos los casilleros del sistema.
Lanata escribía en su columna de ayer en Clarín (obvio):
"Nunca ningún gobierno me dijo tantas veces que yo estaba bien, pero no me daba cuenta. A esa altura me siento un tarado (Con razón siempre me decían: “Yo se lo que te conviene…”).
"Hace mas de un año y medio el Presidente se perdió la oportunidad de convocar a un acuerdo que permitiera acomodar las cuentas. En estas mismas páginas lo propusimos. ¿Podrá repetirse una segunda oportunidad en octubre si se impone en las elecciones?
"Estuvo hasta ayer en Buenos Aires, invitado por el Senado, Ramón Tamames, uno de los gestores del Pacto de la Moncloa y firmante de la Constitución Española de 1978, ex legislador del Partido Comunista (daba cierta vergüenza ajena escuchar a un ex miembro del partido comunista español y compararlo con sus pares argentinos, siempre veinte o treinta años detrás del almanaque). Tamames dijo al aire de Radio Mitre: -Teníamos que hacer algo, la inflación había superado el 20% y los aumentos por los que presionaban los sindicatos estaban desfasados, llegaban al 25%".
"A esta altura me siento un tarado": quiere conquistar así la identificación con el lector al que durante los últimos años trató como un tarado. Lanata pretende no haber sido él mismo uno de los principales promotores del régimen gobernante, sino alguien que, como su público, se siente defraudado por las promesas inclumplidas. Intenta renovar de esta manera su credibilidad con los incautos que meloneó; es decir: engañarlos una vez más.
Lanata encuentra en boca de un ex-comunista español el programa de nuestra Moncloa que un resentido argentino actual podría asumir como propio, con la ilusión de desear hacer lo que el actual oficialismo no se atreve:
"El acuerdo es extenso y muy diverso. Incluye “limitación y ejemplaridad de los gastos del Estado revisando todos aquellos cuya existencia no se justifique de modo estricto y en línea con el esfuerzo que se solicita a todos los españoles”, “orientación prioritaria del gasto publico para el fomento del empleo”, “mayores aportes al seguro de desempleo”, reducción de los costes de trabajo para empresas”, “moderación de los ritmos de aumento de la masa monetaria”, “contener el alza de los precios y lograr que en 1978 no aumenten mas del 22% anual”, “crecimiento de la masa salarial hasta un 20%”, “transformación del marco actual de relaciones laborales”, “modificación del estatuto de la empresa pública”,etc., etc."
[El resaltado es nuestro: la flexibilización laboral y la baja de los salarios apareces mezclados detrás de una serie de medidas de apariencia benévola].
Ese difuso etc., etc. habilita a ser llenado con los detalles de la destrucción del sistema laboral y previsional que el ex-comunista español no alcanza a explicitar. Vale la pena recordar que Lanata es el mismo que en 2014, en su programa de televisión, fantaseaba: "Si viniera un tipo que fuera verdaderamente un líder, y le dice a la gente que va a ganar un 10 por ciento menos y eso se destinara a un fondo especial destinado a financiar algo, la gente lo aceptaría. Lo que pasa es que no hay buenos liderazgos". Finalmente llegó ese líder que logró en un año de gobierno que la gente ganara un 10 por ciento menos y eso se destinó a un "fondo especial" para financiar "algo". De manera que hay que considerar que lo que ahora desea Lanata es lo que el régimen intentará llevar a la práctica.
Al mismo tiempo que Lanata confiesa sentirse un tarado por haber creído en las promesas incumplidas de macri, Elisa Carrió, garante de la transparencia republicana, sale a gritar su cansancio moral:
Aunque me maten, estoy dispuesta a que el pueblo sepa toda la verdad.— Elisa Lilita Carrió (@elisacarrio) 20 de mayo de 2017
Me parece bárbaro que Aníbal Fernández y Cristina Kirchner sean candidatos en la provincia.— Elisa Lilita Carrió (@elisacarrio) 20 de mayo de 2017
Cómo puede ser que los que se robaron el país estén libres y no tengan ni prisión preventiva? Entonces por qué Báez si?— Elisa Lilita Carrió (@elisacarrio) 20 de mayo de 2017
Que CFK, De Vido y Anibal Fernández estén libres demuestra que la Justicia protege a los ricos que hicieron fortuna con el dinero de todos.— Elisa Lilita Carrió (@elisacarrio) 20 de mayo de 2017
Tengo un profundo cansancio moral, me cuesta creer en alguien.— Elisa Lilita Carrió (@elisacarrio) 20 de mayo de 2017
Nunca creí que me podría pasar esto en un Gobierno de @Cambiemos— Elisa Lilita Carrió (@elisacarrio) 20 de mayo de 2017
Ayer, en declaraciones a Radio Mitre (obvio) salió a bramar su indignación porque "CFK y Aníbal Fernández estén libres y sean candidatos en la provincia". Dice que hay sectores del gobierno que protegen a Cristina e incluso mostró su desaliento porque hay funcionarios actuales implicados en casos de corrupción, aunque "no Mauricio ni Arribas", aseguró.
De modo que, en el momento en que el electorado oficialista muestra una mayor vulnerabilidad, el Grupo Clarín lanza la auto-oposición con la que intenta ocupar, a la manera de O Globo en Brasil, todos los lugares del sistema político.