Ultima jornada del Tríptico Perrone
por Oscar Cuervo
Cuando en el tramo culminante de su Tríptico, en los últimos minutos de Al final la vida sigue, igual, la cámara de Perrone se permite desprenderse de los personajes que ha estado observando con tenacidad a lo largo de tres películas, su cine parece haber conquistado el derecho al puro lirismo. Una hermosa secuencia de nubes que se desplazan en diversas direcciones nos permite acceder a una trascendencia que no se desentiende del universo retratado, sino que lo completa, dándole un espesor nuevo. El Tríptico se abre literalmente al cielo. Ese cielo parece velar por sus personajes. Si la cámara es capaz de apartarse de ellos, lo hace como un gesto de confianza: los ha visto, los deja seguir, porque ya no serán olvidados.
Cuando en el tramo culminante de su Tríptico, en los últimos minutos de Al final la vida sigue, igual, la cámara de Perrone se permite desprenderse de los personajes que ha estado observando con tenacidad a lo largo de tres películas, su cine parece haber conquistado el derecho al puro lirismo. Una hermosa secuencia de nubes que se desplazan en diversas direcciones nos permite acceder a una trascendencia que no se desentiende del universo retratado, sino que lo completa, dándole un espesor nuevo. El Tríptico se abre literalmente al cielo. Ese cielo parece velar por sus personajes. Si la cámara es capaz de apartarse de ellos, lo hace como un gesto de confianza: los ha visto, los deja seguir, porque ya no serán olvidados.
El hecho de que Perrone haya penetrado en la dimensión del conurbano bonaerense y haya seguido a sus personajes con una fidelidad de perro, como no se hace en el cine argentino, no nos debe llevar al error de considerarlo una especie de cineasta antropológico. Nada más lejos de la ciencia que estas películas. Cierto, hay una huella de lo real que ninguna cámara podría inventar. Los planos finales del film vuelven entonces sobre los rincones de la casa ahora vacíos, o poblados por sombras, como preguntándose por el misterio del habitar. Suena por primera vez una música extradiegética y aparece una figura humana que se mueve en otra temporalidad, con la textura de la memoria.
Así Perrone se afirma en lo propio, que no es el documental ni la ficción, sino la más abierta poesía.
Hoy domingo se ven por última vez las tres películas en el cine Cosmos UBA (Av. Corrientes 2046): en los siguientes horarios: a las 19:00 Luján, a las 20:30 Los actos cotidianos y a las 22:00 Al final, la vida sigue igual.