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Fraude electoral del macrismo en la provincia de Buenos Aires

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"Hemos ganado": la frase que el régimen no tolera en boca de Cristina: faltan escrutar 450 mil votos pero el régimen detuvo el conteo y se autoatribuyó el triunfo



La situación institucional del país empeoró drásticamente en menos de 15 días: el gobierno nacional armó un fraude electoral y una maniobra mediática para no admitir el triunfo de Cristina en la provincia de Buenos Aires y trataron de hacer lo mismo con Agustín Rossi en Santa Fe. Algo peor: 15 días antes de la elección, la Gendarmería Nacional hizo desaparecer a Santiago Maldonado y desde entonces obstruye toda posibilidad de investigar la desaparición del muchacho y de sancionar a las fuerzas de seguridad altamente sospechadas como culpables del crimen de estado. 

Si cada semana la vigencia de las garantías constitucionales experimentó un deterioro, las operaciones del régimen de estos 15 días marcan un grave empeoramiento cualitativo: el macrismo ya no garantiza que las fuerzas de seguridad respeten la integridad de los habitantes y el voto popular ha sido burlado entre gallos y medianoche.

Ambas evidencias son gravísimas: muestran que la derecha no soporta la vigencia de las leyes básicas de la democracia. En su primer test electoral llega con fraude, presos políticos y un desaparecido. ¿Cuánto más nos queda por perder en nuestras garantías jurídicas?

El oficialismo preparó un simulacro para el prime time de los canales oficialistas, ni siquiera proclamó la victoria de Esteban Bullrich en la provincia de Buenos Aires, pero habló de "una gran elección". El plan parece obvio: instalar la imagen televisiva de un "triunfo macrista" y evitar por todos los medios el título "Cristina ganó"

Después del show de Cambiemos, el escrutinio empezó a dilatarse absurdamente a medida que la cantidad de votos de Cristina la ponían cada vez más cerca del triunfo, hasta que desde las 2 de la mañana hasta las 4:30 el conteo entró en una virtual parálisis. La información denunciada primero por Leopoldo Moreau y luego ratificada por Cristina: el gobierno retenía la carga de mesas ya escrutadas y reducía la cantidad de personal asignado al escrutinio. La situación fue similar en Santa Fe: Agustín Rossi estaba a punto de dar un histórico batacazo en la tercera provincia argentina. Cuando iba por pasar a la cabeza y alegando "un problema técnico" en mesas de Rosario (?) se paralizó el escrutinio. 

Anoche la mayoría de los ciudadanos se fue a dormir con la imagen de que el macrismo ganó en la provincia de Buenos Aires y en Santa Fe. Lo que es más decisivo como símbolo político: el actual régimen no tolera dar la información de que Cristina ganó. Si Cambiemos en Buenos Aires hubiera ganado limpiamente, la carga de las mesas de Moreno, Marcos Paz y La Matanza que quedan por escrutar no debería haberse dilatado hasta el infinito durante la madrugada del domingo al lunes. Ahora, la cancha está embarrada. ¿Quién puede garantizar la veracidad del escrutinio definitivo, si los votos populares fueron sometidos a una manipulación en la noche del escrutinio? ¿Quién puede garantizar que el gobierno maneje limpiamente las elecciones vinculantes de octubre, si en estas PASO cometió este flagrante fraude informativo? ¿De qué distorsión, más grave aún, se podría privar el régimen si en el futuro se implementara el voto electrónico que se empeña en imponer para las próximas elecciones?

Hay un dato político muy significativo: el macrismo terminó su puesta del domingo a la noche sin proclamar el triunfo de su candidato Esteban Bullrich, a pesar de que a esa hora la carga oficial le atribuía una amplia diferencia que con el correr de las horas se fue estrechando hasta la nada. Pero sorprendentemente, Sergio Massa, del Frente Renovador, el candidato a senador que quedaría fuera de carrera si resultados similares a estos se repitieran en octubre (se le computó un bajísimo 15%) fue el vocero del "triunfo" de Cambiemos en la provincia, muy temprano, a eso de las 22 horas del domingo. Massa, sin datos consistentes, se transformó en el vocero oficioso del fraude.

En La otra.-radio nos tocó hacer un programa anómalo. Tuvimos que trasmitir en vivo esta sorpresiva opacidad del escrutinio. No se trata de una mera noticia tergiversada o discutible, sino de un manoseo intolerable del voto popular. A lo largo de un ciclo radial de ya 11 años tuvimos muchas madrugadas de escrutinio y nunca nos tocó nada igual. Fue en vano prolongar la duración habitual del programa porque se nos hizo evidente que la cancha ya estaba embarrada, con la colaboración de los medios del régimen, los responsables políticos del escrutinio y el candidato pseudo-opositor Sergio Massa.  Es de esperar que una justicia electoral integrada por funcionarios aliados al régimen convalide estas irregularidades. Terminamos el programa con final abierto. Son las 6 de la mañana y el resultado sigue envuelto en una bruma de sospechas y sin perspectiva de que a esta altura se llegue a un resultado confiable.

Cerca de las 4:30 del lunes, Cristina salió a hablarle a los muchos militantes que todavía esperaban en su centro electoral y proclamó la victoria de Unidad Ciudadana que el régimen no informará: "Hemos ganado".

El desastroso resultado electoral de Randazzo mostró que su única razón de ser era sacarle algunos votos a Cristina. La Ministra Carolina Stanley sabrá retribuir los servicios prestados al simulacro de triunfo de Cambiemos. La campaña a senador de Randazzo para octubre será financiada por el oficialismo y algunos idiotas útiles seguirán repitiendo la necesidad de que Pérsico, Massa, el Chino Navarro y Randazzo se una al kirchnerismo, para revivir un engendro peronista, dividido entre el sector filomacrista (que La Nación y Clarín aclaman y el gobierno financia) y la única auténtica oposición encarnada por Unidad Ciudadana, intolerable para el establishment. El mito del peronismo unido es el obstáculo para comprender la naturaleza del régimen que solo promete más hambre y muerte.

Después de esta noche tan opaca para el respeto del voto popular, las elecciones de octubre no parecen fiables si no son monitoreadas por veedores internacionales. El resto del sistema político argentino está alineado con el macrismo. Cristina les sigue resultando intolerable.

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