La otra.-radio de la noche del 22 al 23 de octubre de 2017, para escuchar clickeando acá
Ilustración: Carmen CuervoEs la noche de un día agitado y estuve trabajando como un perro: el sábado tuvimos nuestro seminario filosófico con Esther Díaz y el domingo fiscalicé en una escuela de Burzaco para Unidad Ciudadana, donde tuve la pequeña satisfacción de que nuestra lista arrasó. Por lo demás, las noticias políticas de hoy son pésimas: ganó la derecha dura con una campaña prometiendo ajuste y represión, dando rienda suelta desde el sistema de medios oficiales a las pasiones más degradadas de lo humano que fueron aprobadas por una parte muy importante del electorado. Previsiblemente el macrismo ganó sus elecciones de medio término, pero lo hizo en un contexto social horrible que nos dice que, además de que el gobierno se pone en línea con lo más reaccionario del mundo, muchos de los que nos tenemos que cruzar en las calles muestran que el progreso lineal de la humanidad no existe, que hay tanta vileza e impiedad como en el peor momento de la historia y que la propagación de estas pasiones bajas y la anulación de la capacidad de pensar son perfeccionados por el desarrollo tecnológico.
Nada que no supiéramos. Pero es desagradable acordarse del lado más feo de la época.
Es la ciudad en la que vivimos, es el país, es el mundo y es la era. Todo junto.
Pero igual, la constatación de todo eso no logra sumirme en un estado ni siquiera de tristeza. Será porque lo sabía y solo lo recordé, será que siento que me resulta más placentero conectarme con los matices luminosos del mundo, que no dejan de brillar ni en los peores momentos. Será que yo hace rato que asumí que todo está perdido, pero encuentro el motivo para vivir en empezar ya a trabajar y no permitirle a nadie que mi vida se envilezca.
No lo permito
y para eso necesito
a muchos otros y
sé que están ahí y
hay que salir
a encontrarlos.
La evaluación política de las elecciones la hicimos al toque con mi amigo y compañero Maxi Diomedi en La otra de anoche, en Radio Gráfica, atravesando una ciudad asechada por patrulleros que nos pararon un par de veces. De pronto, pocas horas después del triunfo electoral de la derecha horrible (moderna, democrática) avalada por la parte horrible de la sociedad, ya transitar por la ciudad se vuelve peligroso. Pero ni eso logra bajonearme. No tengo la fórmula, pero no me pasa: trabajé mucho durante este día y esta noche y todavía a esta hora de la madrugada estoy trabajando, más tarde tengo que seguir, reconozco que tenemos que hacerlo mejor, pero no quiero saber nada con quejas, lamentos ni indignación. Hagámonos de abajo. Dejate de joder con el bajón, el mundo es malo, no lo empeores.
Sobre los resultados de ayer no quiero extenderme porque ese primer análisis ya lo hicimos en la radio y lo pueden escuchar acá. Solo resumo que una lectura fina no habilita a la sensación de catástrofe con la que muchos se enganchan. Sí con la de una derrota. Pero el que no incorpora la derrota como una de las posibilidades más propias, quien no aprende a caminar al lado de ella, mejor que se dedique a aliarse con los cretinos, a oprimir, a alcahuetear, a descargarse con los débiles.
Pasando a algo más concreto, creo que la elección de Unidad Ciudadana distó de ser mala, que Cristina se revalidó como la máxima líder de la auténtica oposición, desbaratando todos los intentos peronismoides que quisieron sacarla de la cancha, que Rodríguez Saa y Verna dieron vuelta resultados adversos con garra, que Massa, Randazzo, Abal Medina y el Chino Navarro se merecen lo poco que valen, que el mito del panperonismo se cayó a pedazos, que las PASO con los peronistas de derecha, como en Santa Fe, demostraron no garantizar ninguna unidad, que el peronismo está en crisis... desde 1951. Que la unidad de la CGT a la que tanta importancia le asignan algunos valiosos compañeros solo sirvió hasta ahora para sumir a los trabajadores en la parálisis y que la CGT no es el movimiento obrero organizado, porque no defiende los intereses de los obreros ni está organizada. Y que con reivindicarse peronistas y nada más no alcanza, que hay que construir una nueva unidad política que rescate lo mejor de ese movimiento y convencerse de una vez por todas que con Urtubey, Schiaretti, Bordet, Perotti, Pérsico o los sindicalistas-empresarios (que anteponen su segunda condición a la primera) no hay unidad que no lleve al desastre popular. Que a la unidad hay que ponerle contenido y "peronista" no es a esta altura un contenido.
Me alegro del fracaso del cordobesismo y su entrega impúdica al macrismo, porque eso es lo que son desde hace rato y no debe quedar ningún rastro de ilusión con juntarse con estos tipos, me alegro de la derrota de Urtubey porque para derecha horrible ya tenemos primera marca, me alegro de la evaporación de Massa que se la tiene merecida. No quiero que me sugieran que tengo que juntarme con esos cosos para ganarle a esta cosa que tenemos porque los cosos son parte de la cosa.
El resultado de este domingo sirve para contarnos las costillas: estos somos los que somos ahora, tenemos vocación de ser más y de ser mejores, pero no con cualquiera, no con estos.
Tenemos un movimiento de derechos humanos no sometido a períodos eleccionarios que ya sacudió varias veces en un año al poder concentrado y no tiene intenciones de cesar.
macri va a intentar a partir de esta mañana aplicar un plan político y económico más cruento y despiadado de lo que ha sido hasta ahora y el costo será alto: pero se trata de la declaración de una enfermedad que veníamos incubando, de la que éramos portadores hace rato, quizás décadas. Y el peronismo no es la solución, sino parte del problema (y ojo que yo no desdeño la palabra "problema"). Así que ahora sabemos que el 40 y pico lo votó sabiendo lo que el gato es, no lo votó engañada. Y la mayoría absoluta de Jujuy apoya la catástrofe humanitaria que está provocando Gerardo Morales y por ende el pueblo sí se equivoca: no es que falló la táctica del pituto ni la técnica del mentalismo, es que el 51% de los jujeños quiere que Milagro Sala sea sometida a lo que está viviendo y es lo que ELLOS le hacen. Y no es que Lanata no le repregunta a Carrió, es que la mitad de los porteños se sienten representados por ese monstruo abominable que en nada nos permite burlarnos de Donald Trump (en la ciudad más sofisticada de Sudamérica nos vamos poniendo cada vez peores).
Es triste, pero no estoy triste, prefiero enterarme pronto de las malas noticias, parar de sufrir y ponerme a pensar.
Si quieren, escuchen el programa acá.