Ilustración: Carmen Cuervo
"Hemos decidido postergar el tratamiento de este tema hasta la nueva composición del Senado [¡¡¡Cristina!!!] y hasta que la CGT coherentice y unifique en una sola voz [nunca mientras siga el triunvigato] la voluntad de avanzar con las reformas en materia laboral", anunció el cenador Peceto, jefe del cambiemismo en cámara alta, en acelerado recule.
Peceto contaba con el apoyo del triunvigato para poner la cara por el negreo laboral del macrismo, apurados todos para evitar que Cristina participe en el debate. Increíble. pero los gordos atornillados a sus gremios desde hace 40 años. preferían terminar avalando el más grande retroceso en derechos de los trabajadores desde que el peronismo existe con tal de quitarle protagonismo político a Cristina. A veces la mezquindad puede más que la astucia. Será que al triunvigato se le termina el ciclo bastante antes que a la senadora electa
Algunas cosas cambiaron respecto del pacto inicial entre el macrismo, el peceto y los triunvigatos. Básicamente el quilombo padre que existe en la CGT, donde la autoridad de los chantas entreguistas pende de un hilo cada vez más fino. La potente reacción de un frente anti-negreo que se viene armando desde hace rato con la Corriente Federal a la cabeza, muchas regionales de la CGT, las dos CTA en proceso de reunificación y la incorporación de Camioneros y otros sindicatos anuncia que el margen de maniobra del Trío Los Panchos es acotadísimo y de seguir así dejarán de ser interlocutores gremiales válidos para el régimen. Peceto es dañino, pero no tan torpe como los radicales que, durante la Alianza, se inmolaron por la Ley Banelco. El solo no puede, no quiere, no se atreve. Tiene una posición estratégica en la formación actual del senado, pero no tiene futuro para cuando se le acabe el mandato: contra lo que aparenta, Peceto tiene que aprovechar sus últimos añitos porque él sí no vuelve más. Se tendría que conformar con que el macrismo lo premie como hizo hoy con Abal Medina, sumiéndolo en la letrina más infecta de la historia de un peronismo pródigo en infecciones.
Además de la fuerza del actual frente anti-flexibilización, hay que considerar sus perspectivas mediatas. No será raro que a sus movilizaciones se sume el FIT, por el peso natural de las cosas. Además, esta semana movió Bergoglio, que conduce políticamente a las organizaciones sociales, bendijo a Moyano Jr., designó obispos a dos curas villeros, convocó al sindicalismo de todo el mundo (lo que sirvió a dos de los tres panchos para rajarse al Vaticano y ganar tiempo de indefinición: recordemos que la CGT no emitió nunca un texto oficial de acuerdo, porque no tienen fuerza hacia adentro para imponerlo). Es decir: Bergoglio no pudo hacer más gestos contrarios a la flexibilización que los que hizo en menos de una semana. El triunvigato es, por sobre todas las cosas, timorato, así que ahora pendulan entre dos miedos. En el corto plazo les conviene alinearse con macri y desplantar a Cristina, pero un presunto fracaso político del macrismo a mediano plazo los arrastraría a ellos. Si es que llegaran y la CGT no los eyecta antes.
Así que parece que no les va a quedar otra que bancarse a Cristina como vozarrón principal contra la la ley de negreo laboral. Es decir: peceto debe patear la pelota para adelante. Cristina no tiene apremio por ganar la votación en el senado, como sí lo tienen peceto y el macrismo. A ella le basta con erigirse como vocera política de la resistencia a la flexibilización. El resto lo tendrán que hacer los trabajadores en la calle, con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes.
El senado pecetista era el lugar donde el proyecto jugaba de local y ahora se les complicó. En diputados la cosa es más complicada: al massismo en liquidación no le convendría votar la flexibilización si sus elementos dispersos aspiran a volver al peronismo. En el bloque de Bossio cunde el miedo porque apoyar esto no tiene vuelta atrás: quedarían como los Banelco modelo 17 (la desgracia). El peronismo en algún momento se va a reorganizar -más temprano que tarde- CONTRA la flexibilización, Si la bancada de Bossio apoya, en unos meses son absorbidos por el macrismo, pierden capacidad de negociación y desparecen cuando se les termine el mandato.
En resumen, esto no es negocio para nadie salvo para el gobierno, que hoy por hoy no llega con los votos y tiene la perspectiva de un frente resistente integrado por más de la mitad de la CGT, las CTA, los movimientos sociales, el kirchnerismo, el bergoglismo y el trosquismo. Creo que Pichetto se dio cuenta de que no sale bien parado de algo así. La reforma no sale o, si sale, corre la suerte de la de De La Rúa. Por lo visto nadie quiere dejar estampada sus huellas, no por principismo sino por oportunismo. Cristina en el senado ya está empezando a surtir efecto sin siquiera haber asumido.
En el senado la cosa se les complicó, en diputados ya venía complicada. Y en la calle, te la voglio dire, gato.