por Cristina Campagna
Los muertos siempre los ponemos nosotros, palabras de Raúl Zaffaroni en una entrevista a Radio Caput.
Me impactó esta frase, como siempre (he leído algunos libros de este genio). Me remite a nuestra historia reciente.
En las crisis profundas que hemos vivido siempre, pero siempre, los muertos son del campo popular.
¡Qué triste! No sólo en Argentina sino también en nuestra América, ha sido muy costoso encontrar el camino hacia la equidad, hacia esa justicia que se nos niega a los que luchamos por patrias justas y soberanas.
Pero qué esperanzador es pensar que, a pesar de los muertos, los mártires, los confinados, nos hemos levantado e intentamos siempre, enjugando lágrimas y pesares, alzar la bandera del compañero caído, llevándola orgullosos, con la seguridad de que no estamos solos.
Cuánto camino sufrido. Cuánto nos queda por recorrer para llevar a todos nuestros hermanos paz, pan y trabajo.
Tenemos en esta etapa que transitamos que tener la mente despierta, el ánimo estable, las energías excelsas y el corazón que hierva.
Necesitamos la lucidez de nuestros mayores, que nos marcaron el camino, cada quien tome al que más lo motive, y en esas reflexiones reescribir nuestro presente.
Ya tendremos tiempo para honrar a nuestros muertos, que son demasiados. Ni uno más, hay que impedirlo por difícil que sea (a veces creo que es imposible). Que no se tenga que regar de sangre nuestra Patria.
La unidad del campo popular es más urgente de lo que pensamos, la cuerda se tensa cada día más, la provocación es cada día mayor.
Compañeros, compañeras, hermanos y hermanos en la fe en la dignidad de los hombres, mujeres y niños que la han perdido, con grandeza, coraje y valor juntemos nuestros corazones para que el daño sea el mínimo posible.