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Hay 2019: ¿La unidad con quién o la unidad para qué?

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Hay un dato que la realidad nos está regalando: desde diciembre pasado el macrismo se sumió en una crisis política inesperada para quiénes creían que el triunfo electoral de octubre les aseguraba una persistencia por 8 años más. Los motivos de la crisis del régimen son económicos y políticos. El primero es objetivo y necesario: el proyecto económico que el macrismo impulsa es inviable para un 40% de los habitantes argentinos, lo cual a la larga significa que es inviable para la paz social del 100%. El otro motivo es político y contingente: el régimen de CEOs administró pésimamente su crédito electoral y no pasaron algunas semanas antes de que defraudara a una parte importante de su electorado, al forzar una baja de las jubilaciones, pensiones y asignaciones en medio de un clima de convulsión social. 

Dos detalles ya caducos pero pedagógicos: 1) la fórmula que Pichetto propuso como condición para aprobar la mal llamada "reforma previsional" resultó peor para las jubilaciones que se cobrarán en marzo que la que originalmente presentó el macrismo: ese es el resultado objetivo de agregarle pinceladas peronistas al neoliberalismo; y 2) cuando se aprobó el ajuste jubilatorio, en esa jornada bochornosa para el Congreso, los medios oficialistas dijeron que las imágenes de violencia callejera (en realidad, inducidas por el propio gobierno) hacían que macri ganara la partida política en las pantallas de televisión. Hoy esos mismos medios admiten que ese día macri empezó a caer en la aprobación de las encuestas pero que, en cambio, las imágenes de la movilización sindical-social de la semana pasada es funcional al gobierno y asegura un repunte en las encuestas. Ahí tienen el hit del verano propagándose a toda clase de encuentro colectivo -no solo en las canchas de fútbol- como para poner en duda ese presunto "repunte" con que Perfil tituló su tapa del domingo. Lo que se palpa en la calle es que la crisis política se ahonda y eso que todavía no llegaron las facturas de los servicios con aumentos, con la inflación consiguiente de la canasta básica y, por ende, los jubilados y docentes todavía no acabaron de percibir la mengua completa de su poder adquisitivo.

Primera premisa, entonces: la crisis económica-política del régimen neoliberal todavía no encuentra su piso.

Ante esta perspectiva del atolladero macrista, la frase de Rodríguez Saa "Hay 2019" activó la sed peronista, de la que no se pueden escindir ni las reuniones de diversas facciones del peronismo porteño ni la extraordinaria coalición social que se movilizó el 21F. Ojo: hablar de peronismo en el caso de esta movilización es no hacerle justicia a su diversidad y es precisamente esa diversidad la que le da potencia y perspectivas futuras a la movilización, contra el intento del oficialismo de reducir estas masas movilizadas a una "foto del pasado". Me parece que los integrantes del campo popular, muchas veces apasionados en remarcar las contradicciones secundarias y en pretender capitalizar un triunfo colectivo solo para una parte de los que lo lograron, ayudan así a darle un poco más de aire al macrismo. Para no confundirse: las puteadas a macri que se propagan por las canchas, los recitales, los teatros y los cines indican que la bronca no siempre va acompañada por la marcha peronista pero tampoco la excluye. La clave es que se trata de una unidad de lo verdaderamente diverso. Si no se aprovecha esta diversidad y nos perdemos en buscar la quintaescencia del peronismo y/o del kirchnerismo para imaginar un futuro inmediato mejor, estamos dejando pasar un bondi que puede ser el último hasta no se sabe cuándo.

Como sea, el peronismo y el kirchnerismo entraron, ante la crisis macrista, en un estado de debate que a veces se vuelve abstracto, y que podría resumirse en un dilema que quizás sea falso: ¿Unidad con quiénes o Unidad para qué?. En los blogs de Abel Fernánez y en Nestornautas, para poner dos ejemplos, se están debatiendo estos asuntos. Desde el lado que llamaremos, para simplificar, "peronismo esencial", se afirma: "unidad de todos los peronistas para ganarle al macrismo, lo demás no importa nada". Del lado que denominaremos "kirchnerismo con aguante" se responde "hay que definir un programa de 35 puntos para permitirles a algunos potenciales traidores que se encolumnen detrás de Cristina". No todo el mundo habla así tan burdamente, pero hay algunos que sí. Unos, como Guillermo Moreno, piensan que el peronismo unido y solo gana; otros, kirchneristas de facebook, solo conciben el futuro con Cristina encabezando una fórmula, como garantía necesaria y suficiente de una revolución que, dentro de un año y medio, nacionalice la banca, haga la reforma agraria, expropie Clarín, ponga en comisión a todo el poder judicial, repudie la deuda externa, reforme la Constitución e imponga inmediatamente una reforma tributaria superprogresiva. 

Mi punto de vista es que tanto una como otra posición son dos fantasías autoindulgentes.

No porque se trate de propuestas extremas y yo prefiera colocarme en el justo medio, sino porque se trata de planteos abstractos. La unidad a la que se debe apuntar no se reduce al peronismo, porque (aplicando lo que se dice de Cristina) sin el peronismo no alcanza, pero solo con el peronismo tampoco. Un frente con posibilidades de constituirse y de prosperar en los próximos 5 años debe abarcar realmentea una diversidad muy amplia para desalojar al macrismo del poder. Para eso, algunas cosas sirven y otras no. 

- Anteponer el con quién al para qué es un planteo abstracto. Depende en boca de quién esté esa frase, por ejemplo. Si Guillermo Moreno dice que la fórmula debe ser Cristina/Peceto o Peceto/Cristina, supone que con autodenominarse peronista alcanza, ignorando que ni Peceto ni Cristina van a aceptar una fórmula juntos y, aún si la aceptaran, a los pocos meses de asumir el poder se produciría una situación similar a la de Ecuador o Brasil. Si la frase la dice Rossi, que se reúne con Máximo, Felipe, Alberto Fernández, Menéndez, Sabbatella, el moyanismo, la CTEP y Moreau, la frase supone una concepción de la unidad diferente: esos nombres implican un acuerdo programático posible. No es una disyunción excluyente: "o privilegiamos los nombres o privilegiamos el programa". Los nombres y un programa común se reclaman mutuamente y, a diferencia del peronismo metafísico de Moreno, se admite que con el peronismo (en cualquiera de sus versiones) tampoco alcanza.

- También es fantasioso pensar que para lograr esa unidad el portero de admisión debe ser un K ultraleal. Si lo encaramos como "vamos a ver a quién le permitimos unirse a nosotros", no habrá unidad posible, porque si macri está en el gobierno es porque TODOS los integrantes de este frente posible nos hemos equivocado y esos errores permitieron que macri esté en la Rosada. Si se hacen prevalecer los errores del otro, no hay unidad. Entonces no es "vamos a ver a quién dejamos entrar", sino "vamos a ver con quién nos podemos juntar", no como porteros del boliche, sino como integrantes de algo nuevo e inédito, que recoja lo mejor de todos nuestros pasados.

Por último, como dato más contingente, fantasear fórmulas con Cristina al frente deja de lado la pequeña cuestión de si Cristina desea volver a ser presidenta. ¿Nadie se lo pregunta?

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