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Entre caníbales

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Fantino, Pagni, Legrand, Lanata...: Guerra entre servicios y periodistas botones



Dice Graciana Peñafort:

Aníbal Fernández no era la Morsa que denunciaban Carrió y Wiñaski. Extraditaron a un narco de Paraguay y ese señor que venía a acusar a Aníbal, no solo no acusó a Aníbal de nada, sino que terminó acusando a Ernesto Sanz de coimear a un juez.

Miriam Quiroga salió en los medios a denunciar la existencia de valijas y bolsos. Ante la justicia no solo se desdijo sino que además la causa quedó cerrada por inexistencia de delito.

Nilda Garré y Máximo Kirchner no tenían cuentas en el exterior y finamente Clarín, que había publicado esa información falsa, tuvo que desdecirse, tarde y mal y sin disculpas.

Luego de 3 años, el poder judicial asumió que no había guerra y que por ende no había traición a la patria posible. Mientras tanto la salud de Héctor Timerman se deterioró terriblemente y Zanini y D´Elia estuvieron presos sin razón alguna.

La pericia de los sobrecostos del gas era trucha y los datos que usaron para hacerla eran bajados de Wikipedia. Roberto Baratta estuvo preso por esa pericia trucha y Julio De Vido continúa aún preso y fue sometido a un arbitrario desafuero.

Vanderbroele confesó como arrepentido que su socio y mandante era Brito del Banco Macro y no Amado Boudou. Los medios dejaron de hablar de Vanderbroele.

En cada uno de estos casos se violaron flagrantemente el principio de inocencia, el derecho al buen nombre y al honor, el derecho a defensa en debido proceso. Los medios de comunicación, embanderados de odio, fueron los ejecutores de esa violación de derechos y garantías.

Hoy varios de los periodistas que formaron parte de ese pelotón de fusiladores mediáticos están siendo acusados de un delito horrible. ¿Es legítima defensa la venganza? ¿Es salvoconducto para lanzarse sobre ellos como una jauría enloquecida?

La respuesta, por incómoda que sea es NO. Años batallando para que se respeten los derechos y garantías de todos. Para que se respeten el principio de inocencia, el derecho al buen nombre y al honor, el derecho a defensa y el debido proceso para todos.

Las garantías están puestas para proteger a los individuos de los abusos del poder. Si las olvidamos, porque fuimos víctimas de sus violaciones y entonces eso nos da licencia para no aplicarlas, entonces no somos muy distintos a ellos.

Y no es un planteo solamente moral -aunque hace años que sostengo que la grieta da cuenta de una diferencia intrísencamente moral, más que política- Pero no es un planteo moral, sino que se trata de  comprender que las leyes protegen siempre a los mas débiles.

Que si olvidamos las leyes, reducimos todo a una cuestión de fuerzas. Y déjenme decirles, si solo se trata de medir fuerzas, sin ley y sin garantías, entonces es un juego peligroso, en el cual ellos son más fuertes que nosotros.

No quiero entregar la victoria fácil de olvidar los derechos y garantías solo porque esta vez los afectados son ellos. Porque al final, en ese juego ganan los mismos. Gana el poder más oscuro de la Argentina. Y no les voy a dar eso, al menos no voluntariamente y sin pelear.

Yo quisiera decirles a los periodistas involucrados que eso que sintieron ustedes el sábado, con la mesa de Mirtha, nosotros lo sentimos cuando sentaron ahí a Carrió o a Wiñazki a hablar de la Morsa.

Cuando ustedes tratan como fuente fidedigna a Leo Fariña o a Damián Pachter se olvidan de pedirles a ambos lo mismo que sí le piden y reclaman a Natacha Jaitt: pruebas. ¿Operaciones de los servicios? Sí, como las escuchas que ustedes mismos difunden irresponsablemente.

No faltará el que me diga: "pero los bolsos existieron"... y yo les contestaré "los pibes abusados son reales también". Así funciona ese mundo oscuro de quienes dicen ser espías y no son más que negociantes oscuros sin ley ni límites.

Es en defensa propia que exijo la plena vigencia de las garantías y derechos para todos. Que se descarten las operaciones de inteligencia como fuentes de información. Que se exijan pruebas a cualquier entrevistado que va a denunciar a alguien más.

Suscribo que es ahora cuando tenemos que cuestionar cómo se ejerce el periodismo en la Argentina. Flaco favor nos haríamos si limitamos a cuestionar periodistas y conductores. No son ellos el principal problema, aun siendo parte de él.

Son las formas de -des-informar que existen, que se legitiman todos los días en las radios, los diarios y la tv argentina, y que afectan la vida, las familias, la salud, el honor y hasta la libertad de las personas.

El periodismo no es un juego de guapos, es una actividad esencial de las sociedades democráticas. Y como tal debe ser ejercido dentro del respeto al estado de derecho. Ese que muchos jueces desconocieron y hoy ellos son víctimas de lo que ellos mismos propiciaron.

El estado de derecho incluye respetar el principio de inocencia, el derecho al buen nombre y al honor, el derecho a defensa y el debido proceso para todos. Cuando se admite una sola violación al estado de derecho, en riesgo estamos todos. Todos, sin excepciones.

Decía Scalabrini Ortiz que "Todo lo que no se legisla explícita y taxativamente en favor del más débil, queda implícitamente legislado en favor del más fuerte. No es el poderoso el que necesita el amparo legal. Él tiene su propia ley, que es su propia fuerza".

Frente a los poderes oscuros, todos somos débiles, nadie esta a salvo ni es tan poderoso. Tenemos las normas que nos garantizan la vigencia del estado de derecho. Exijamos que se cumplan siempre esas normas, para todos, en todos los casos.

Cumplámoslas nosotros, para todos, en todos los casos.

Y pidamos justicia y reparación para esos pibitos abusados, que son las víctimas reales de este espanto.

Lo que dice Gracia Peñafort es justo, ético y jurídico. Políticamente creo que es algo ingenuo pensar que el periodismo no es un juego de guapos y es una actividad esencial en las sociedades democráticas, salvo para preservar el orden establecido. Dice Graciana: "Cuando se admite una sola violación al estado de derecho, en riesgo estamos todos. Todos, sin excepciones". Lo que tenemos que recordar es que desde el 16 de enero de 2016, cuando Milagro Sala se convirtió en la primera presa política del régimen macrista, se está violando continuamente el estado de derecho y todos estamos en riesgo. Graciana habla de los poderes oscuros, pero a lo que estamos asistiendo en estos últimos días es a una disputa interna de los poderes oscuros. Hace mucho que los poderes oscuros vienen legitimando desde los medios masivos el asesinato sumario y sistemático ejecutado por agentes del estado, sin que esto haya habilitado grandes debates éticos y jurídicos en esas mismas cloacas que hoy se desgarran las vestiduras por verse afectados por denuncias sin pruebas. 

Me permito ser escéptico respecto de que esta rencilla entre los servicios y sus voceros constituya una oportunidad para que ahora los infames se alineen con el estado de derecho. Nuestras apelaciones éticas las tenemos en cuenta solo nosotros, los que resistimos a la ferocidad del régimen. La guerra entre servicios y periodistas botones llegará a una tregua y la cana macrista y su prensa canalla seguirán difamando a sus opositores y matando a pibes pobres.

"A veces en la fiebre de la tele hacés cosas que están en el borde" le dice Lanata al nieto de Mirtha, tratando de parar la bola de nieve que sigue creciendo. ¿Hace falta agregar algo más?

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