Lula, Cristina, Temer, macri, los medios y las posibilidades de que los experimentos antipopulares sean derrotados por sus propios errores. Una conversación con Abel Fernández, para escuchar clickeando acá
C'è un temporale in arrivo
C'è un temporale in arrivo senti l'elettricità
C'è un temporale in arrivo sulla mia città
Porta novità porta novità
... dice Jovanotti en una de sus grandes canciones y fue la que elegimos para empezar el programa de ayer. Porque en nuestra Patria Grande, que es como decir sulla mia cità, está arribando un temporal en su fase más fuerte, aunque el viento de tormenta y los relámpagos lo venían anunciando desde hace rato. A veces la coyuntura política nos obnubila y le damos demasiada importancia a hechos que pronto se vuelven irrelevantes, en otras ocasiones hay pequeños sucesos a los que no les prestamos atención y después en perspectiva terminan mostrando su trascendencia. Pero esta zona turbulenta en la que ha entrado Brasil, con la cárcel política a Lula, que venía preparándose desde la amañada destitución de Dilma como presidenta, tiene una enorme significación para la región en que vivimos, para el mundo -ya que Brasil es uno de los países más grandes del planeta y hoy su sistema político cruje- y especialmente para nosotros los argentinos. Porque, si hay un pueblo al que nuestro destino histórico está hermanado, ese es Brasil. Y como dice Abel Fernández, con quien anoche conversamos en La otra.-radio, entre nosotros la derecha se relame pensando en la posibilidad de que la cárcel política de Lula pueda emularse en nuestro país. Como explicitan los groseros zócalos de los medios ultra-oficiales: "Si Lula está preso, ¿por qué Cristina no'".
- La prisión de Lula nos hace sentir algo muy cercano -dice Abel F,-, porque, no debemos engañarnos: hay sectores que miran con entusiasmo y se hacen la película con repetir ese esquema en Argentina, sobre todo si las encuestas dieran, como le daban en Brasil a Lula, el encabezamiento [a una candidatura opositora].
Pero, acota Abel, a Lula la prisión le hace aumentar su relevancia política: su lugar en la historia lo tiene asegurado, porque desde la cárcel no puede cometer errores. Su situación es comparable a la de Perón en el exilio, la injusticia a la que está siendo sometido ayuda a convertirlo en un mito. Por las mismas razones, la tentación de los ultras argentinos por encarcelar a Cristina podrían constituirse en un grave error político del régimen, que también haría crecer la figura de Cristina. De todos modos, nos advierte Abel, si se concretara esa posibilidad, sería muy negativa, porque estos procesos desencadenan un odio social que, como estamos viendo, se vuelve muy peligroso.
Pero, acota Abel, a Lula la prisión le hace aumentar su relevancia política: su lugar en la historia lo tiene asegurado, porque desde la cárcel no puede cometer errores. Su situación es comparable a la de Perón en el exilio, la injusticia a la que está siendo sometido ayuda a convertirlo en un mito. Por las mismas razones, la tentación de los ultras argentinos por encarcelar a Cristina podrían constituirse en un grave error político del régimen, que también haría crecer la figura de Cristina. De todos modos, nos advierte Abel, si se concretara esa posibilidad, sería muy negativa, porque estos procesos desencadenan un odio social que, como estamos viendo, se vuelve muy peligroso.
Abel -que justo esta semana decidió interrumpir por motivos profesionales los posteos diarios en su blog- señala que hay que prestarle atención a las condiciones externas que posibilitan esta movida en el país hermano, que pueden ligarse a un avance de la derecha en toda la región y a cortocircuitos en el esquema de una globalización incompleta, pero también a las condiciones internas de cada sociedad. Y entre Brasil y Argentina hay algunos parecidos, pero también hay importantes diferencias. Dentro del ciclo de gobiernos populares que conoció América del Sur desde la llegada de Chávez hasta la destitución de Dilma y el triunfo de macri en Argentina, hace bastante más de una década, la experiencia brasilera fue la que durante algunos años supo gozar del beneplácito de los poderes financieros internacionales, por su moderación:
- La política económica del gobierno de Temer no es tan diferente de la que llevó adelante la última etapa del gobierno de Dilma- sigue Abel F:-. Más profundamente, el Partido de los Trabajadores nunca tuvo una mayoría parlamentaria. Entonces, en el mandato de Lula, él cultivó buenas relaciones con el captalismo local y con el internacional. Hasta la crisis del 2008, Lula era un caso de éxito para los medios del Atlántico Norte. El Finnancial Times, Bloomberg, todos elogiaban la política brasileña. Entonces la tormenta de estos días es una tormenta política sobre todo. Debemos ver lo que está pasando, qué ha pasado en nuestra sociedad que posibilitó la etapa de los gobiernos con sensibilidad popular y ahora estos avances de gobiernos de derecha. En América del Sur se pudieron realizar experimentos nacionales, populistas como les llaman ahora, con autonomía y un relativo margen. Lo que hay que preguntarse es, así como los experimentos neoliberales de los 90, simbolizados entre nosotros por Menem y la Alianza, terminaron por su propio fracaso, estos procesos populistas tienen el problema de su propio éxito. Incorporaron a muchos sectores a las pautas de consumo de la clase media.
- Es algo que le pasó también al primer peronismo: el ascenso de sectores sociales como resultado de promover una sociedad más igualitaria. Y después un sector beneficiado por ese mismo proceso se pone políticamente en contra de ese proceso -acoto yo.
- Así es -dice Abel. Eso es muy esquemático, es simplificar mucho, pero es cierto. Y también ahí ves algún paralelismo, a pesar de las diferencias entre el varguismo en Brasil y el primer peronismo en Argentina.
Era inevitable que la conversación derivara en las posibles repercusiones de los hechos actuales en Brasil que podrían experimentarse en Argentina, en las particularidades propias de nuestro sistema politico, en los límites políticos y económicos del macrismo, en las posibilidades del campo popular para articular el grado de resistencia social que encuentra el oficialismo local, en el todavía duradero enamoramiento de algunos sectores locales con el verso de "los países serios", en la falta de sinceridad con que los oficialistas declaman un apego a los valores republicanos que nunca encarnaron, en los orígenes turbios del macrismo y su mezcla de ideología neoliberal y oportunismo de negocios.
Y no faltó la oportunidad para preguntarle a Abel sobre cómo ve los intentos del "peronismo racional" -como llama La Nación al sector de Pichetto que se reunió hace pocos días en Gualeguaychú-, tanto como la viabilidad de que en el tiempo que queda hasta la definición de las candidaturas para las próximas elecciones surjan nuevos candidatos opositores con chances de desafiar al oficialismo. Y, por supuesto, la vigencia y los interrogantes que aún promueve el liderazgo de Cristina.
Ahora que Abel no postea tan seguido, aprovechen para escuchar todo lo que conversamos. El audio pueden descargarlo clickeando acá.