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Hacia dónde va Revista Ñ y hacia dónde va La otra

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Nosotros en Clarín


por Oscar Cuervo

El periodista Matías Capelli, de revista Ñ, se contactó conmigo hace poco más de un mes porque estaba haciendo una nota sobre nuevas tendencias en periodismo cultural y quería hacerme algunas preguntas "como director de la otra, por el blog, el programa de radio, y también como lector de periodismo cultural, a secas". Acepté, me mandó las preguntas y se las contesté. Me advirtió que no sabía cuánto iba a quedar finalmente en el cuerpo de la nota, algo completamente lógico cuando se edita una nota para una revista donde el espacio es escaso. Al enviarle mis respuestas, le puse "creo que quedó muy largo, fijate si te sirve todo o algo"; y le pedí que me avisara si se publicaba, ya que no compro habitualmente revista Ñ. "Está muy bueno, Oscar -me respondió-. La idea de la nota es recoger algunos testimonios; el tuyo va a salir, seguro". Finalmente la nota se publicó ayer y Matías cumplió en avisarme un día antes.

En el pasaje más interesante de su nota, titulada "Hacia dónde va la prensa cultural", Capelli escribe:

"En primer lugar, cobra relieve una rama profesional cuyos frutos son productos que brotan en los medios masivos, comerciales. Luego, debajo de la línea de flotación del rédito económico, está la tan vital como inestable red compuesta por una miríada de publicaciones en papel y virtuales, proyectos colectivos motorizados por afinidades y entusiasmos compartidos con el afán de difundir nuevas voces, polémicas, análisis y enfoques.

"Llamamos a todo esto con el mismo nombre pero, salvo contadas excepciones, los medios alternativos no se rigen por la lógica profesional del periodismo rentado. Las revistas que de hecho dejaron una impronta indeleble, que marcaron una época, desde Cerdos y Peces a Punto de vista, del Diario de poesía a Ramona, fueron empresas en el sentido quijotesco de la palabra, no en su sentido capitalista.

"¿Por qué este tipo de proyectos independientes suele tener más penetración, más incidencia, más peso específico, si tienen una infraestructura y un alcance mucho más acotado? Es un poco como el dicho, sí: el que mucho abarca, poco aprieta. Porque el periodismo profesional y su batería de suplementos aspira a un lector genérico y ofrece una mirada ecuménica que no deja a nadie afuera, y tiene el reloj y a veces hasta la retórica sincronizada cuando no colonizada por el mercado y la industria cultural, y una sed de noticias y novedades desmesurada. Por su parte, las revistas culturales independientes suelen tener una identidad y un lector o interlocutor definido, una agenda y una retórica propia, suelen responder a un proyecto puntual, a un grupo o tendencia determinada".


Es notable que Capelli haya logrado incluir en la nota una reflexión que se dirige inequívocamente a su propia práctica dentro de la "lógica profesional del periodismo rentado" que "aspira a un lector genérico y ofrece una mirada ecuménica que no deja a nadie afuera", con una retórica "colonizada por el mercado y la industria cultural". Ý además marca la diferencia entre esa práctica profesional y la otra, "tan vital como inestable red compuesta por una miríada de publicaciones en papel y virtuales". Capelli tuvo la amabilidad de incluir a La otra (revista, blog, radio) entre otros prestigiosos medios, como Punto de Vista, Crisis, El Ojo Mocho, Ramona o El Interpretador, como exponentes de esa red. A continuación reproduzco las preguntas que Matías me hizo y mis respuestas completas:

- Podés hacerme un breve resumen de la historia de la revista y el programa de radio: surgimiento, colaboradores, tirada, periodicidad, lo que quieras mencionar…

La revista La otra surgió en 2003 como continuidad de otro proyecto editorial que habíamos sostenido desde 1998: la revista Parte de Guerra (publicación del Taller de Pensamiento, que un grupo de gente hacíamos en la Facultad de Filosofía y Letras). No es algo que haya sido calculado, pero, viéndolas en perspectiva, es notable cómo la época influyó sobre el espíritu de cada publicación. Parte de Guerra fue, desde su nombre, un bastión de resistencia contra el neoliberalismo imperante a fines de los 90, una especie de combate anarco-escéptico. Aunque yo no lo sabía al empezar a sacar La otra, en julio de 2003, el tono de la revista se iría haciendo menos escéptico, menos enojado, más abierto a la diversidad cultural y finalmente más volcado hacia las experiencias colectivas. La otra registró, sin proponérselo, el cambio de época..

El programa de radio surge en mayo de 2006, como pseudópodo de la revista, intuyendo que el medio radial permite otro tipo de contacto y otras modulaciones. La música tiene una presencia decisiva: hasta que no hicimos radio, La otra rebosaba de música que no podìa sonar. Y también significó entregarnos al placer irresponsable de la conversación.

El blog surgió en febero de 2008, sin sospechar que pocas semanas después estallaría el llamado “conflicto con el campo”, que inmediatamente nos colocó en la zona de los debates más calientes, una escritura hecha en el fragor de la batalla, lo que se llamaría más adelante “la batalla cultural”.

En la actualidad, La otra es una revista libro semestral con una tirada de 1000 ejemplares, orientada hacia el ensayo más extenso, desligado de la calentura del día a día que se canaliza a través del blog. Desde su inicio, el blog fue creciendo constantemente en cantidad de visitas: hoy tenemos un promedio de 17.000 visitantes mensuales.
(Actualización: estas cifras correspondían a un mes atrás; en esta mes, la cantidad de entradas al blog pegó un salto: ahora entran más de 20.000 lectores por mes)

¿Estás de acuerdo con la idea de que La otra es una especie de multimedio –revista, blog, radio- de un solo hombre? Tu pasión y tu compromiso motorizan el proyecto, ¿cómo lograste sostenerlos en el tiempo?

Sería un micro-multimedio. Lo que rescato de este concepto es que los diversos formatos se potencian y complementan. A medida que La otra se diversificó pudo expandir su concepto. Si sólo fuéramos un blog, o un programa de radio, el ciclo de vida de nuestras ideas sería más limitado. Ahora podemos inciar una idea, por ejemplo, conversando con un cineasta o un músico en la radio, desbrozándola en sucesivas entradas del blog y al final queda un sedimento en la revista. La otra es, sobre todo, un organismo que nos lleva a movernos de acá para allá. Por supuesto que pasión y compromiso son claves, son la razón de ser de La otra. Pero debo decir que, si bien yo soy el que pone la cara todo el tiempo, no se trata de un proyecto unipersonal. Maxi Diomedi, Willy Villalobos, Alejandro Ricagno, Carmen Cuervo, Sofi Grenada, Gonzalo Aloras y muchos otros le dan a La otra una riqueza de miradas que yo solo no podría.

- Muchas veces se achaca la mala calidad de los textos, la charlatanería general a lo poco que pagan los medios las colaboraciones. ¿Cómo lo ves? ¿Qué ventajas y qué desventajas –qué cosas cambiarías si pudieras- te da el hecho de hacer periodismo cultural en los márgenes?

Nunca trabajé como periodista rentado. De hecho no me considero periodista, sino alguien que escribe y conversa. No conozco demasiado la dinámica de la profesión periodística. La otra tiene la forma de mis inquietudes. La ventaja es la libertad absoluta para hacer, escribir, decir, lo que se me canta. En otras condiciones no podría hacerlo, no tendría sentido. No solo en relación de dependencia: tampoco podría diseñar un proyecto a partir de un target publicitario, simplemente porque no sé hacerlo, no se me ocurre ni me gusta. La desventaja: la revista es un emprendimiento costoso, no solo en términos de dinero: involucra la confección de un objeto impreso y la llegada a los kioscos; en este sentido es bastante más trabajoso que hacer radio o el blog. Por eso tomé la decisión de hacerla semestral (antes era trimestral) y darle forma de revista libro de 100 páginas. Lo que me enamora de la revista es tocarla, olerla, verla brillar en los kioscos en su hermoso blanco y negro. Por eso no puedo renunciar a hacerla, por más que sea algo más complicado que la radio o el blog.

- Cambiando de tema, cómo lector de “periodismo cultural”, qué cosas te molestan, te irritan, te aburren, te deprimen, te dejan insatisfecho cuando lees notas, reseñas, entrevistas, ensayos cortos, etc: puede ser una estrategia, un estilo, un medio, una tipo de escritura… Por el contrario, qué cosas rescatás, descubriste recientemente, te interesan, te sorprendieron, te estimulan, pueden ser argentinas o extranjeras, en cualquier idioma…

Creo que no hay demasiadas cosas que en este momento me interesen leer de “periodismo cultural”. Prefiero, en ese sentido, las redes sociales, con toda su proliferación alocada, sus discusiones atolondradas, su desprolijidad y su calentura. Principalmente los blogs, siempre me gusta poner el ejemplo de Lucas Carrasco, que es para mí un emergente de esta época, una mezcla rara, muy estimulante, aunque a veces resulte confuso o desconcertante. No hay en las publicaciones impresas algo de esta vitalidad. También me divierten mucho leer los blogs y los tuiteros antikirchneristas, que son para mí una fuente de perplejidad y diversión. Le ponen una garra y una obsesión! No se dan cuenta de que el kirchnerismo los sostiene y que el día que no exista más, sus vidas corren el riesgo de desmembrarse. Por otro lado, cuando empecé a hacer la primera revista, mis modelos de publicación eran el Expreso Imaginario de los 70 o la Cerdos y Peces de los 80. Revistas con un vínculo muy afectivo con el lector.

Y acá reproduzco un fragmento de la página de Ñ, en el que marco con rojo mis respuestas editadas:



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