Un boxeador empieza a perder por puntos a mitad de la pelea, un round tras otro. Todavía falta mucho para el final. Lo que es peor: al boxeador se lo ve desorientado, no conquista el centro del ring, le falta aire, no puede manejar el ritmo de la pelea, espera el gong y de vez en cuando tira trompadas al aire.
Así se lo ve en estos días a Macri. Hacía dos semanas, después del Supermartes, el oficialismo intentó trasmitir sin convicción que "la turbulencia ya pasó". Solamente había terminado un round en el que recibió una paliza. En los días siguientes la corrida financiera se transformó en una escalada de protestas callejeras, que culminó el 25 de mayo con la movilización opositora más grande de los últimos años. Una tremenda trompada. Entretanto, la devaluación brutal se empezó a trasladar rápidamente a los precios de la canasta básica.
El lunes a la mañana Macri hizo otra cadena nacional privada, de esas a las que está recurriendo con cada vez más frecuencia, lo que marca la menguante eficacia del recurso. Fue una trompada al aire. Sirvió para que promocionara la compra de lamparitas led, como si la primera magistratura asumiera el rol de promotor de "Llame ya". También chantajeó a los senadores peronistas no kirchneristas para que no voten la sanción de la ley antitarifazo, cosa que no se hace en una cadena nacional sino en despachos oficiales, en reuniones no televisadas. Además, Macri intentó volver a poner a Cristina en escena, apelando a la confrontación que hasta octubre pasado más le rindió políticamente: que la bronca popular por la malaria se transformara en una pelea contra la "pesada herencia".
El discurso con tres ejes dispares lo hizo perder en todos los terrenos. El intento macrista por kirchnerizar la discusión enfureció a la bancada de senadores de peronistas anti-K, quienes reaccionaron abroquelándose para votar el proyecto anti-tarifas, cosa que hasta antes del discurso estaba en dudas. La atribución de "locura" a Cristina produjo una respuesta fulminante y el tweet de la ex-presidenta se convirtió en pocas horas en el más retuiteado de toda la historia política argentina y en el tuit en castellano más retuiteado a nivel global del día.
Tratar de loca a una mujer.— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) 28 de mayo de 2018
Típico de machirulo.
Esto muestra que Marcos Peña ya no logra manejar ni el flujo de las redes sociales, lo único que hacía con eficacia hasta hace poco. Además, el ataque de Macri a Cristina intentaba desconocer que el proyecto de ley no es el de la ex-presidenta, aunque seguramente lo votará.
A Macri se lo veía ofuscado por el aumento de consumo de energía eléctrica registrado en el último mes, enojado por eso con la población. Eligió mostrarse como un inconvincente promotor de lamparitas. Al rato se supo que entre las principales importadoras de leds figuran empresas del propio Macri y Marcos Peña. Estaba vendiendo su propia mercancía. El tono ridículo que adoptó en su chivo presidencial fue burlado despiadadamente durante toda la jornada por los #MacriTips
Si pasas por un McDonald's usá el baño y llévate servilletas. Te ahorras la descarga del inodoro en casa y comprar Carilinas. #MacriTipspic.twitter.com/i0FZQsiyYq— Mariano Saleh (@duroms) 28 de mayo de 2018
Es decir, la cadena nacional privada resultó contraproducente políticamente, alineó las variantes peronistas K y anti-K, ayudó a que hoy en el Senado el proyecto se pueda aprobar y durante horas interminables el cuestionamiento a las políticas se mantenga en lo alto de la agenda pública y en las redes. Esto sería una pésima señal hacia el poder trasnacional sobre la capacidad cambiemita para pilotear la crisis y garantizar que puede cumplir el acuerdo con el FMI. Con su discurso, Macri logró acercarse a vetar la ley. 9 de cada 10 argentinos, dicen las encuestas, están en contra del veto. Si finalmente la ley se aprueba, a la actual conducción de la CGT se le estrechará drásticamente el margen para esquivar la convocatoria a un paro general.
El gobierno está preparando los fundamentos del veto: la ley sería anticonstitucional (pero a una ley anticonstitucional no se la veta, se la judicializa); el oficialismo alega también que, si se aprueba la ley, el presupuesto votado el 27/12/2017 quedaría vulnerado (pero el propio gobierno lo vulneró cuando cambió 12 horas después de aprobarlo la meta de inflación estimada, aumentándola un 50%. La cotización del dolar proyectada de presupuesto y el crecimiento de la economía tampoco serán los proyectados por esa ley. El veto a una ley que quiere moderar la suba descontrolada de las tarifas haría que Macri pague solito el costo político de una decisión odiosa: una caída mayor en las encuestas es esperable.
Es decir: Macri está hoy mucho peor que en la mañana del lunes antes de decir su desdichado discurso.