Las películas son buenas pero si se las piensa son mejores
Ciclo de cine y pensamiento. Sábados de julio y agosto de 2018, a partir del 7 de julio a las 19:30 - Ayacucho 483
“Nuestra sentencia no es aparentemente severa. Consiste en escribir sobre el cuerpo del condenado mediante
la Rastra la disposición que él mismo ha violado. Por ejemplo, las palabras inscriptas sobre el cuerpo de este condenado
-y el oficial señaló al individuo- serán: HONRA A TUS SUPERIORES”.
Franz Kafka, En la colonia penitenciaria
El cine es especialmente apto para registrar las marcas que el sistema social inscribe en los cuerpos concretos, donde se cruzan lo personal y lo político. No se trata del concepto de opresión social o política tal como puede ser definido en un tratado sociológico o filosófico, o denunciado en un texto político. El cine capta el cuerpo en su materialidad concreta.
En sus marcas aparece el sistema mismo y no una idea de él. Más allá de la mirada intencional del cineasta, el cuerpo habla en la pantalla con señales que pueden acompañar, tensar y a veces desmentir el sentido de las palabras. Cualquiera sea la historia que una película cuente, los cuerpos en la pantalla siempre cuentan algo más.
En sus marcas aparece el sistema mismo y no una idea de él. Más allá de la mirada intencional del cineasta, el cuerpo habla en la pantalla con señales que pueden acompañar, tensar y a veces desmentir el sentido de las palabras. Cualquiera sea la historia que una película cuente, los cuerpos en la pantalla siempre cuentan algo más.
Pero también el cuerpo funciona como un gran eje organizador de la imagen cinematográfica: a partir de la imagen de los cuerpos se determina la escala de los espacios filmados, se ordena la figura y el fondo, dialogan la cercanía y la lejanía, se cruzan la naturaleza y la cultura. En el cine se relevan la presencia del cuerpo en el plano y la ausencia que remite al fuera de campo. En la ficción más imaginativa se cuela el registro documental y la historia perturba al mito. Se visibilizan la sublimación de la mujer oprimida, la potencia erótica del deportista, la fragilidad del cuerpo senil.
Un ciclo de cine de cuerpos capturados. La noción de captura funciona en un sentido doble: la cámara captura una imagen del cuerpo, pero a la vez ese cuerpo está capturado por poderes que lo exceden, que exceden al cine mismo porque son los poderes que rigen el mundo. Como en la colonia penitenciaria entrevista por Kafka, cada cuerpo lleva escrita la ley en la superficie de su piel. Y la cámara lo capta.
En esta serie de películas que vamos a ver y analizar proponemos un recorrido posible por los modos de aparición del cuerpo, las huellas de su opresión y la posibilidad siempre pendiente de su liberación. Cuerpos deseados y deseantes, cuerpos que padecen, resisten o luchan, cuerpos que hablan y desmienten.
Sábado 7 de julio: Fulboy
(Martín Farina, Argentina, 2014)
Un grupo de jugadores de fútbol encimados en la concentración. Los entrenamientos, los juegos en los vestuarios, su feminización y su mercantilización. Los cuerpos de los jóvenes cuando el fútbol los cautiva.
Sábado 14 de Julio: I’m not your negro
(Raoul Peck, EEUU, 2016)
El escritor James Baldwin dejó escrito Remember this house, un texto póstumo sobre el racismo en los EEUU, en el que se plantea un debate entre las distintas prácticas emancipatorias sostenidas por sus amigos Martin Luther King y Malcom X. El cineasta Peck toma el texto inconcluso de Baldwin y lo transforma en película. Lo pone en la voz de Samuel Jackson y lo hace dialogar con imágenes documentales sobre los grupos racistas blancos, los movimientos de liberación de los negros, la violencia que hoy ejerce la policía sobre la población negra y las movilizaciones del movimiento Black lives matter.
Sábado 21 de julio: En el abismo
(Into the abyss, EEUU, Werner Herzog, 2011)
Herzog se asoma al abismo de un condenado a muerte en el tiempo de espera de su ejecución. El condenado es Michael Perry, 28 años, declarado culpable por el asesinato de un adolescente. Herzog conversa con un tono entre reflexivo y cáustico con el condenado, sus parientes, sus compinches, la madre del chico asesinado, los policías y el reverendo que conduce los ritos mortuorios.
Sábado 28 de julio: Paris is burning
(Jennie Livingston, EEUU, 1991)
En la segunda mitad de los 80 explota en New York el movimiento callejero de la comunidad gay, travesti y transexual, integrado por latinos y negros pobres que se proponen conquistar su reconocimiento identitario a través del dance, los desfiles, la moda, el brillo de la fiesta y las diversas formas de asimilación o diferenciación del modelo blanco y heteronormativo.
Las películas son buenas, pero si se las piensa son mejores.
(continúa en agosto...)