por Willy Villalobos / Cámara: Martín Farina
“Quinientas lucas de gente pusimos en la 9 de Julio y no le sacamos nada, ¿te parece que con esto vamos a poder apretarla?": esto es lo primero que escuché al llegar a la Plaza de Mayo el día que Moyano dejó atrás el sueño de convertirse en el Lula argento y me pareció la mejor síntesis del fracaso que luego se confirmaría.
Aclaro que para mí la cantidad de gente no es suficiente para saber si un acto político cumple su misión de juntar esfuerzos, Cristina no metió mucho más en su último Velez. Pero en este caso lo único que importaba era la convocatoria, ya que las reivindicaciones no eran el eje de la marcha. Los trabajadores no discuten en sus laburos el impuesto a las ganacias, en todo caso el problema principal de esta época tiene que ver con el trabajo en negro y las tercerizaciones, y esto a la CGT de Moyano no le interesa. Desde el palco se reclamó, recibo en mano, por un conductor de camiones, el famoso Chazarreta, que cobra nada más ni nada menos que doce lucas por mes. A estos trabajadores representa esta CGT, por eso estos fueron los que llenaron una tercera parte de la Plaza de Mayo.
El resto era relleno.
Fuimos con Martin Farina a chusmear y recoger testimonios. A poco de llegar nos encontramos con dos militantes de la CTA de Micheli -que tuvo la suerte de que Moyano no lo dejara hacer papelones a su lado en el palco. Los militantes michelistas estaban enojadísimos con Cristina -“con el gobierno no queremos nada”-, pero no se animaron a llegar a la plaza y se quejaban desde la 9 de Julio y Avenida De Mayo.
Un par de cuadras más adelante vimos a un grupo del Sindicato de Seguridad que se retiraba, le preguntamos por qué y nos dijo que había bronca en la Plaza porque Moyano le había pegado a Nestor Kirchner en su discurso y una columna se había retirado a las piñas. Una de las cosas más notorias del acto era la poca información que la gente tenía del motivo por el cual habían ido. El tipo de seguridad me decía que él ganaba dos mil doscientos pesos y que le descontaban cien por ganancias. Yo le explicaba que el descuento era a partir de los 5 mil y pico, pero el tipo insistía. Como anécdota, me contó que había votado a Lavagna y más tarde al colorado De Narváez.
Un par de cuadras más adelante vimos a un grupo del Sindicato de Seguridad que se retiraba, le preguntamos por qué y nos dijo que había bronca en la Plaza porque Moyano le había pegado a Nestor Kirchner en su discurso y una columna se había retirado a las piñas. Una de las cosas más notorias del acto era la poca información que la gente tenía del motivo por el cual habían ido. El tipo de seguridad me decía que él ganaba dos mil doscientos pesos y que le descontaban cien por ganancias. Yo le explicaba que el descuento era a partir de los 5 mil y pico, pero el tipo insistía. Como anécdota, me contó que había votado a Lavagna y más tarde al colorado De Narváez.
Al llegar a la Plaza, con el discurso de Moyano como cortina, hablamos con uno de los camioneros que se vinieron del sur, 20 colectivos desde Chubut, y nos dijo que no había que romper con Cristina, que había que negociar y que, si bien no estaba de acuerdo con el Negro, lo respetaba por el pasado antimenemista y porque había conseguido muchos beneficios para los trabajadores. Le dije que los beneficios en todo caso había que agradecérselos a Nestor y el tipo me dijo: “por supuesto”. Cuando apagamos la cámara, confesó que era del Frente para la Victoria pero tenía que estar ahí, porque si no terminaba rompiendo con Moyano y eso no les convenía.
Finalmente encontramos a los del Partido Obrero, que nos aseguraban que no estaban ahí compartiendo el acto con Moyano y que su tarea en la semana había sido hablar con los “trabajadores confundidos”, para que entiendan la necesidad de marchar contra el impuesto al salario. Muy bien no les fue: eran 500.
Hace rato que pienso que en nuestro país hay una discusión entre lo viejo y lo nuevo, entre el porvenir y el pasado. Creo que Cristina convoca a los jóvenes porque representa una nueva forma de hacer política que está directamente relacionada con las necesidades concretas, con los problemas cotidianos. Es por eso que este gobierno -y no otro- logró recuperar la política como herramienta para modificar todo aquello que nos impedía vivir mas dignamente.
Daba lástima verlo a Moyano pidiéndole por favor a la Presidenta que en lugar de modificar los topes de ganancias en julio, como le habían soplado, lo haga ahora, para ayudarlo en las elecciones internas de la CGT. Otro dirigente reivindicaría como una victoria de la movilización cualquier retoque que Cristina haga del minimo imponible en ganancias. Moyano, rodeado de dinosaurios, pedía "por favor" con un tono que daba vergüenza ajena.
Los dinosaurios meten miedo, pero van a desaparecer.
(La seguimos hoy a la medianoche en La otra.-radio. FM La Tribu. 88,7. Online.
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