Dice el portal de noticias filomacrista La Política Online:
"...todo puede ser peor. Los que siguen el caso argentino saben que el castigo de Wall Street a la Argentina, todavía no incorporó un riesgo que empieza a crecer: Si Cristina Kirchner regresara al poder, se cree que una de sus primeras decisiones sería plantear una renegociación de la "ilegítima" deuda externa que tomó Macri. No es poca cosa, en dos años y medio de mandato Macri sumó casi 140 mil millones de dólares de deuda externa. Monto al que se suman los 50 mil millones de dólares acordados con el FMI, para un programa que se extiende al primer tramo del próximo mandato presidencial.
"El día que se conozcan números reales de intención de voto de Cristina y se internalice el riesgo de un nuevo default, el castigo sobre la Argentina va a ser muy duro", explicó a LPO un operador de Wall Street.
En ese mercado estiman que la tasa que paga Argentina para tomar deuda en el exterior, que ya ronda un altísimo el 8 por ciento en dólares, podría irse al 10 por ciento, que es lo mismo que decir que nadie le quiere prestar al país".
Desmalecemos el terreno: no resultaría extraño que este relato empiece a propagarse en todos los medios oficialistas. La contradicción performativa de esta versión consiste en postular un "día que se conozcan los números..." cuando es la propia nota de LPO la que los echa a rodar. Sucede que el gobierno anda muy mal, no pega una desde hace rato, esa es la parte verdadera de la noticia, la parte no operable. Las "turbulencias", la "tormenta", según las metáforas climáticas y aeronáuticas que elige el macrismo, o el intento de "golpe financiero" al que la inabarcable Elisa Carrió atribuye la devaluación, recesión y la urgente necesidad de arrojarse a los mortíferos brazos del FMI son solo consecuencias de la falta de dirección política del régimen macrista.
Lo único que han hecho bien todo el tiempo es debilitar al estado argentino para favorecer sus intereses privados, esta es la descripción objetiva del "conflicto de intereses". El único conflicto de intereses es el que existe entre el macrismo y el pueblo: al pueblo le tiene que ir muy mal para que al poder económico que sostiene al macrismo le vaya bien. Visto desde el contraplano: al macrismo le empieza a ir mal en cuanto el pueblo recupera los reflejos políticos en defensa de sus intereses. Solo esto: la conciencia del daño que están haciéndonos y no un sigiloso y hermético crecimiento de Cristina en las encuestas es lo que puede preocupar en Wall Street, en la Rosada, en Olivos. Cuando el daño se percibe tiene que crecer la valoración del gobierno anterior casi como consecuencia natural. Como decía Perón, "no es que nosotros fuéramos buenos, es que los que vinieron después fueron mucho peores". El deterioro del macrismo no se manipula desde el Instituto Patria sino desde la misma mesa ratona del macrismo.
Las cosas van mal, pero digámoslo todo: van a ir muchísimo peor, como ordenan las condicionalidades del Fondo.
Al macrismo le falta épica, según dicen los columnistas de Clarín y La Nación. Pero ¿cómo podría tener épica el ajuste? ¿Quién podría dársela? ¿Las extravagantes maquinaciones de la jefatura de gabinete? ¿Rozitchner? ¿Fernández Díaz? ¿Andahazi? ¿Campanella? Mientras el régimen arroja familias a pasar el invierno en la calle, la única épica posible es la de la resistencia popular. Y el pueblo argentino tiene tradición resistente. Ergo, el silencio de Cristina no es un truco marquetinero, sino el resultado de la elocuencia de la verdad (porque en este blog todavía creemos en la verdad).
Como épica del ajuste despiadado no hay, el recurso macrista es reavivar el ajado fantasma de la "vuelta del chavismo". Todos ustedes saben: nos salvamos de ser Venezuela y ahora somos la Argentina macrista, es decir, algo mucho peor. Lo que no quita nuestra singularidad, porque a medida que el daño avanza la lucha en la calle crece. ¿Hay una técnica para borrar la tradición resistente del pueblo? Si la hubiera, el macrismo ya la habría comprado. Mientras no aparezca en Mercado Libre, la técnica de la derecha siempre será meter miedo. Y el miedo que meten ellos mismos quieren atribuírselo a un plan de Cristina.
Esta es la operación: dicen "En Wall Street preocupa la fortaleza de Cristina y temen por el futuro de la deuda", donde deberían decir "En Wall Street preocupa la fortaleza popular y temen por el futuro de la deuda". El macrismo anhela confrontar mediáticamente con Cristina para sacar de la agenda las movilizaciones populares, los paros, los cortes de ruta, el repudio constante a cualquier funcionarie oficialiste que tome contacto con el aire exterior. Necesitan reanimar una agenda imaginaria sobre los bolsos de López, el comando venezolano iraní que cometió el magnicidio de Misman, la Operación Yo Soy La Morsa, Hey Jude y Lucy in the Sky with Diamonds, en lugar de encarar la agenda real: tarifas, inflación, comercios cerrados, aumento de la indigencia, deterioro de la escuela y de la salud pública.
El Mundial terminó, el debate sobre la legalización del aborto fue un tiro en el pie que se pegaron los jeños de la comunicación líquida, el segundo semestre faltó a la cita. Como Cristina habla mucho más por el recuerdo de los bienestares perdidos que por cualquier frase que pudiera decir, intentan instalar una predicción suicida: que Cristina prepara una vuelta al poder y la declaración de la ilegitimidad de la deuda. El problemita es que la deuda es ilegítima aunque Cristina callara para siempre.
Ergo: el operador de Wall Street con el que habló LPO no existe: es el miedo a la verdad el que les dice al oído que la única opción se da entre el macrismo y el pueblo.