por César Colman
Hay bandas que, en pos de mostrar un rumbo propio, se adelantan a su camino, aunque esta no siempre sea la intención. Son de esas que abren huecos en la oscuridad y logran trascender la barrera de la popularidad.
Pero hay otras que construyen su propio camino, uno paralelo y tal vez algo sinuoso, al que van haciendo a la medida que lo recorren. Esto las hace extemporáneas y, a veces, las hace a un lado. El resultado no siempre conduce al éxito, tampoco a la masividad. Solo resulta en música que, de alguna manera, pierde la orientación y, al mismo tiempo, desoye hacia dónde va el mundo. Por ello, suelen terminar por convertirse en algo prácticamente inalcanzable.
The Tea Party, US3, y Morphine son bandas de esa especie. Supieron gozar de cierto reconocimiento en algún punto de sus carreras, pero la vida misma se encargó de enseñarles cual era el camino...