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El multitudinario encuentro de mujeres en Trelew fue reprimido por la acción coordinada de la policía, la gendarmería y grupos de fascistas y evangelistas

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Este fin de semana se llevó a cabo el 33º Encuentro de Mujeres en la ciudad de Trelew. El Encuentro tuvo su punto culminante el domingo con una enorme marcha de 50 mil personas a lo largo de 30 cuadras, la manifestación más multitudinaria que esa localidad patagónica haya conocido jamás. Las chicas desbordaron la capacidad hotelera de la ciudad. También se alojaron en escuelas, salones, sindicatos y casas de familia.

El reclamo por el aborto legal, seguro y gratuito fue la consigna más coreada, pero también se enarbolaron carteles que pedían justicia por los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. El repudio a la criminalización del pueblo mapuche fue uno de los motivos por los que este año el Encuentro se hizo en esta región y uno de los ejes de la convocatoria fue “Memoria ancestral, plurinacional”. Las mujeres de los pueblos originarios que asistieron al encuentro cantaron “ole, ole, que el Encuentro sea plurinacional”.

También se movilizó una gran cantidad de estudiantes secundarias de colegios como el Carlos Pellegrini, Nacional Buenos Aires, Julio Cortázar, entre otros. La columna de las secundarias marchó delante de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) y atrás de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). Esta presencia juvenil marca la masiva integración de las generaciones más jóvenes al movimiento feminista argentino.

Durante el fin de semana se hicieron 73 talleres en los que se debatieron las formas de encarar las luchas por el aborto legal, el activismo gordo, el trabajo sexual, las mujeres originarias, contra la violencia machista, el acoso y los travesticidios.

Esta capacidad de organización y movilización creciente despierta reacciones violentas en grupos machistas, fascistas y y también entre integrantes de las iglesias evangélicas más retrógradas. No por casualidad las chicas repudiaron especialmente la figura de Jair Bolsonaro, cantando "Ele Nao".

Ya desde la noche del sábado empezaron las provocaciones de los fachos, que contaron con la complicidad de las fuerzas represivas que dejaron zonas liberadas para habilitar las agresiones:


Anoche los sectores fascistas y evangélicos, furiosos por la enorme convocatoria, redoblaron sus hostilidades. Al concluir la marcha, la policía provincial y la gendarmería nacional se sumaron a la violencia antifeminista, disparando balas de goma y golpeando a las manifestantes. Detuvieron a 23 mujeres y las alojaron en la Alcaidía Soberanía Nacional 1350/1448. Durante largo rato los represores retacearon información sobre la identidad de las detenidas. Mientras tanto, en las calles céntricas de Trelew grupos de hombres de civil golpeaban a las manifestantes, en acción coordinada con los represores.




Desde la Comisión Organizadora Encuentro de Mujeres hicieron responsables al gobierno de Mariano Arcioni y a su ministro de Gobierno, Federico Massoni por los hechos represivos que se sucedieron en el centro de la ciudad. El colectivo feminista denunció que “se dispusieron fuerzas represivas de Infantería, Policía Montada y Gendarmería para reprimir al cierre de una marcha que había recorrido la ciudad, en tranquilidad y alegría. Una vez más, las fuerzas de Seguridad y el aparato represivo estatal se entrometen para empañar los encuentros del movimiento de mujeres".

Una de las chicas asistentes lo relató así en su cuenta de twitter:

"Sin dudas estamos viviendo la noche más tensa de las escuelas en Trelew. La noche del sábado apedrearon el edificio y la policía ausente. Conste que adentro tenemos bebés y menores de edad. Hoy domingo, Página 12 hizo pública la sospecha de que estamos en zona liberada. A las 20 hs abrió la escuela, y vivimos varias situaciones violentas. En la primera, un varón subió la reja de la entrada y le robó el celular a una niña de nueve años que estaba en el frente del edificio. Más tarde, enfrente, asaltaron a una compañera apenas bajó del taxi. Aumentó la frecuencia de los piedrazos, y entre gritos y motores se fue sumando cada vez más gente al baile mientras avanzaba la noche. No estaban organizados ni eran muchas personas. Durante el amedrentamiento, tuvimos que estar al tanto de la llegada de las compañeras restantes. A eso de las 23 hs llegó la primer y única patrulla hasta ese momento. Atendieron un conflicto entre vecinos a la esquina pero no nos socorrieron, incluso habiendo intervenido dos compañeras exponiendo su integridad. Al rato llegaron las patrullas que pedimos con las compañeras luego de que se nos cagaron un poco de risa. Finalmente arribó infantería. La situación se intentó regular a los tiros; una ironía repugnante. Nosotras mirábamos, sin respirar, desde el hall de entrada. Durante la noche continuó la violencia hacia nosotras de forma pausada y tuvimos que bancar la situación adentro. La yuta buscaba la vuelta para sacarse la responsabilidad de encima. Nos insistieron con movernos a otra escuela que quién sabe cuán lejos quedaba, como si tuviésemos ese poder. Al rato, la Comisión Organizadora propone lo mismo, pero no da el tiempo. No contábamos con seguridad para trasladarnos. Los policías nos dijeron -en tono chicanero- que la Comisión Organizadora estaba al tanto de la inseguridad del barrio y decidieron avanzar con el hospedaje. Hoy nos encontramos expuestas al desenfreno de esta violencia ejercida por el conservadurismo local y su influencia sobre los vecinos. Imagínense que en la entrada de la escuela hay pintada una silueta de un milico. El lugar no estaba apto para alojar gente y muchas compañeras pateamos de noche para volver a dormir. Ahora, 3.30 de la mañana, estamos esperando novedades de las compañeras de San Luis detenidas y recuperándonos con risas del mal flash".


Otra chica contó en su cuenta de twitter: "Vimos que a una compañera la estaban arrastrando y me arrastraron. Abrieron un matafuegos y me dieron en la cara. Me decía una policía que ya no era tan vivita. Me pegaron y me llevaron a un callejón. Había gente filmando en un local de comidas. Grité mi nombre".

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