El destinatario de este texto va dirigido a todo aquel que se sienta concernido, sea cual fuere su identidad política.
(Porque hablo de política, no de postales navideñas).
Tengo un registro muy vívido de los 15 días que pasaron entre la primera y la segunda vuelta de 2015. Después de que el esquema desvaído de Scioli presidente y su gabinete de fantasmas había caducado, cuando un pueblo salió a la calle con intensa creatividad a ponerse la campaña al hombro, una campaña que al motonauta le quedaba muy grande. Esos 15 días los recuerdo como una gesta épica, con miles de actos micropolíticos que estoy seguro levantaron varios puntos la intención de voto para evitar que macri ganara. No alcanzó, pero estuvimos ahí.
Para los cabuleros, recordar ese período que termina en derrota puede resultar indeseable. Pero esta entrada no está dirigida a ellos. De las derrotas se aprende.
Ahora tenemos mucho más que dos semanas y, a pesar de que el gato goza de una protección que parece inexpugnable, su desventaja es que ahora es él quien gobierna. Puede hacer mucho mal todavía, seguro va a hacer mucho mal, pero tiene que cargarse en su factura todo el malestar de esta sociedad sofocada.
Tenemos mucho más que dos semanas, así que no estaría mal empezar a activar desde ahora la energía de aquellos 15 días.
Por ejemplo: proponerse tres ideas prácticas, alcanzables, cotidianas, para hacer que la lacra que ocupa hoy la Rosada sea derrotada dentro de pocos meses.
Si tres ideas les parecen mucho, piensen una. Por día.
La cosa que ya no va: decir, por ejemplo:
- "Quiero que el Gato se vaya".
- "Quiero que Cristina vuelva".
- "Estos globoludos no aprenden más".
- "Que venga el estallido".
- "Vamos a volver".
Todas estas frases hoy no sirven para nada. Hay que actuar como si el futuro del país dependiera solo de uno mismo. No esperar la decisión de Cristina, no esperar que los hambrientos o los despedidos estallen, no esperar el paro de la CGT, no esperar que el que votó a macri recapacite. No esperar. Abrir una hendidura en una realidad que todavía no está del todo hecha.
Que el año nuevo nos encuentre nuevos.
Ilustración: Carmen Cuervo