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Micro-resistencia: el macrismo controla los medios pero perdió la calle - Se multiplican los repudios y hay olor a 2001

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Hoy a la medianoche en La otra.-radio. Radio Gráfica FM 89,3 - También online acá.


Los episodios de microresistencia popular como este se repiten con cada vez mayor frecuencia. El jueves pasado el gobierno de CABA había programado una ceremonia de refacción de la Plaza Almagro, pomposamente anunciada como la inauguración de un "Espacio Verde". Se anunciaba la presencia de Rodríguez Larreta. Es el dirigente macrista que sabe moverse con mayor sigilo y goza incluso del blindaje de varios medios presuntamente opositores que se cuidan de criticarlo, ya que dependen de la pauta publicitaria con que Larreta logra acallarlos. Larreta, quizás advertido de la posibilidad de estas reacciones de repudio popular, faltó a la cita y mandó como suplente al Ministro de Ambiente y Espacio Público, Eduardo Macchiavelli. Pero ante la presencia de un grupo de manifestantes que protestaban por el cierre de las escuelas municipales, la ceremonia tuvo que ser interrumpida y el funcionario huyó por un costado. Es probable que Larreta se cuide de ir a próximas "inauguraciones" de esta índole, o que las encare sin previo anuncio, para evitar nuevos actos de repudio.

Uno de los detalles notables de este caso es que algunos periodistas se pasaron de alcahuetes y pretendían acallar a los manifestantes mientras ellos realizaban sus publinotas. Son movileros cuyas caras no se conocen, pero si se muestran muy del lado del oficialismo pueden empezar a ser repudiados ellos también.

No se trata solo de Larreta: cualquier funcionario, desde macri para abajo, es invariablemente repudiado en cada aparición pública. El macrismo perdió definitivamente la calle. Y no a manos de militantes políticos o sindicales organizados, del kirchnerismo, la izquierda o algún otro sector opositor. Más bien los propios dirigentes opositores se cuidan de aparecer en estos actos de repudio, quizás por temor a ser a la vez señalados por los medios oficialistas que no tardarían en acusarlos de violentos. Acá es la sociedad civil, grupos de damnificados directos por las políticas macristas quienes se movilizan con una articulación y puntualidad notables y hacen pasar a los funcionarios estos sofocones y la consiguiente huida precipitada. El miedo al repudio popular está condicionando la agenda pública de los funcionarios. Esta misma semana publicamos en el blog un repudio sufrido por el propio Larreta en Mataderos. Episodios así sirven para ejemplificar los altos índices de desaprobación del gobierno que informan las encuestas.

El fenómeno tiene una intensidad creciente y se magnifica en los ruidazos de cada viernes contra la suba de las tarifas. Los ruidazos crecen semana a semana y se propagan por diversos barrios de la ciudad y el conurbano; empiezan a multiplicarse también en localidades del interior.

Mientras tanto, la dirigencia opositora cavila. 

Hay olor a 2001. 

Sería bueno que también los opositores tomen nota de la bronca popular, porque si la escalada continúa, es probable que pronto el repudio se extienda a toda la dirigencia política, como pasaba antes de la aparición de Néstor Kirchner en la escena nacional. Sobre todo deberían estar atentos los que se dicen opositores pero le allanan el camino a todas las iniciativas oficiales en el poder legislativo y en los gobiernos provinciales y municipales. Muy pronto la calle se les puede volver hostil a todos.



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