Berlin, la obra maestra de Lou Reed en La otra.-radio, para escuchar clickeando acá
I
Carolina dice que yo soy un juguete
Ella quiere un hombre y no a un nene
Oh, Carolina dice, Carolina dice
Carolina dice que no puede aevitar ser mala
Ni cruel aunque eso es lo que parece parece
Oh, Carolina dice, Carolina dice
Ella dice que no quiere un hombre que se le someta
Pero aún así ella sigue siendo mi reina germánica
Sí, ella es mi reina
Las cosas que hace, las cosas que dice
Nadie tendría que tratar a otro de esa manera
Pero al principio yo creía que la podía aguantar
Así como un veneno en la probeta
Ey, ella a veces puede ser muy vil
Aunque por supuesto, yo creía que la podía aguantar
Carolina dice que yo no soy un hombre
Así que ella va a hacer lo que pueda
Oh, Carolina dice, Carolina dice
Carolina dice que en algún momento
No va a poder seguir siendo solo mía
Oh, Carolina dice, Carolina dice
Ella me trata como a un tonto
Pero sigue siendo mi reina germánica
Oh, ella es mi reina
II
Caroline dice, mientras se levanta del piso
¿Por qué me pegás? No es nada divertido
Caroline dice, mientras se pinta los ojos
Tendrías que pensar más en vos mismo y no solamente en mí
Pero ella no tiene miedo de morirse
sus amigos la llaman Alaska
cuando ella toma speed se ríen y le preguntan
qué tiene en la mente.
Caroline dice, mientras se levanta del piso
Podés pegarme todo lo que quieras, pero ya no te amo
Caroline dice mientras se muerde el labio
La vida tiene que ser algo más que esto
Esto es un bajón
Ella atravesó el vidrio de la ventana con su puño
Fue una sensación rara
Hace tanto frío en Alaska
Se sorprenderían de saber que cuando en 1973 Lou Reed sacó un disco tan genial como Berlín la crítica se mostrara hostil y lo calificara como "el más deprimente de la historia". ¿Cuántos discos de esta calidad se editan hoy en día? ¿Qué habrá pasado por la cabeza de los críticos de entonces? ¿Las expectativas que Lou había generado con su discografía anterior quedaron descolocadas ante esta obra conceptual, con los temas pegados uno detrás de otro, para escuchar de corrido como una película para los oídos? ¿A principios de los 70 la crítica musical podía ser tan puritana como para rechazar esta narrativa de la ruptura de una pareja, con momentos de sordidez, adicciones, depresión y suicidio? ¿La historia que contaban las canciones de Berlin no eran "buenos ejemplos" de corrección política? ¿Y si ese puritanismo hoy se hubiera agravado? ¿Acaso no cunden las campañas para boicotear a las obras de arte a las que el neopuritanismo considera "no edificantes"?
En el último programa de La otra.-radio Maxi Diomedi trajo Berlin, cuyo título metaforiza la ruptura de una pareja a través de la ciudad fracturada.
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