Ahora sí, se fue para siempre del mundo el músico que pasó la mayor parte de su vida yéndose, Joao Gilberto. El enigma más indescifrable de la música popular, genio del microgesto, apenas percibido y absolutamente imprevisto, anomalía completa. Su cantar susurrado, tímido, su batida en la guitarra, de un ritmo de matemática incalculable, su dulce melodismo mínimo, su melancolía terminal, formulada con trazos tenues hasta el desconcierto, toda su música exige ser atravesada como una experiencia paradojal. Diego Fischerman escribió alguna vez: "Quien oye esas canciones debe poner de su parte casi tanto como quien las interpreta. No hay manera de desconcentrarse sin perder lo esencial. Porque lo esencial tiene que ver, precisamente, con los detalles casi imperceptibles".
Joao es uno de los pocos artífices de la bossa nova, una irrupción en la escena que necesitó de muy pocos discos para cambiar todo para siempre, expresión de un refinamiento modernista seguramente incompatible con la barbarie en la que hoy se halla sumido el Brasil.
La estética de sobriedad extrema que él puso en marcha es inescindible de su ética. La suavidad con que se deslizaba por los escenarios estaba regida por una recusación inapelable de las normas del business. La industria cultural y Joao se repelieron mutuamente con una pasión hoy extinguida: no deben quedar, después de su larga partida, otros músicos que guardaran con tanto celo la fragilidad de su arte ante la prepotencia del mercado. Joao fue maltratado con tanta intensidad como aquella con la que él despreció a los mercaderes que manejan el negocio. Ni ellos, con toda su brutalidad, pudieron evitar que antes de partir él nos dejara algunas de las canciones más hermosas que existen.
Joao se fue apagando de a poco, como una de sus músicas.
Si tú dices que desafino, amor
sabrás que esto causa en mí un inmenso dolor
sólo los privilegiados tienen el oído como el tuyo
yo poseo apenas lo que Dios me dio.
Pero si tú insistes en clasificar
mi comportamiento de anti-musical
yo aún mintiendo debo argumentar
que esto es bossa nova, esto es muy natural.
Lo que tú no sabes y ni siquiera presientes
es que los desafinados también tienen un corazón
te fotografié en mi Rolley-Flex
y se reveló tu enorme ingratitud.
Simplemente no puedes hablar así de mi amor
esto es lo mayor que tú puedes encontrar
y con tu música olvidaste lo principal:
que en el pecho de los desafinados
en el fondo del pecho late callado
que en el pecho de los desafinados también late un corazón.
Esta es la versión cantada en Buenos Aires junto a Caetano Veloso en 1998 en el show en el Gran Rex al que tuve el privilegio de asistir.
Nana cantando "nesse mesmo lugar"
Tim maia cantando "arrastão"
Bethânia cantando "a primeira manhã"
Djavan cantando "drão"
Chico cantando "exaltação à mangueira"
Paulinho, "sonho de um carnaval"
Gal cantando "candeias"
E elis, "como nossos pais"
Elba cantando "de volta pra o aconchego"
Sílvio cantando "mulher"
E elisete cantando "chega de mágoa"
Carmen cantando "adeus batucada"
Gilberto cantando "sobre todas as coisas"
Cauby cantando "camarim"
Orlando cantando "faixa de cetim"
Milton, "o que será?"
Roberto, "a madrasta"
Bosco, "rio de janeiro"
E dalva, "poeira do chão":
Melhor do que isso só mesmo o silêncio
E melhor do que o silêncio só joão
Nara cantando "diz que fui por aí"
Marisa, "a menina dança"
Aracy cantando "a camisa amarela"
Amélia, "boêmio"
Max, "polícia"
Nora, "menino grande"
Dolores, "não se avexe não":
Melhor do que isso só mesmo o silêncio
Melhor do que o silêncio só joão
CAETANO VELOSO