O de cómo radicalizar un proceso político en 40 días desde un micrófono en Radio Cítrica
- ¿Cómo estás evaluando al gobierno de Alberto Fernández, que lleva un mes y ya casi diez días? Algunos están señalando desde adentro de que hay un ritmo un poco lento?- la pregunta de Tognetti a Jorge Alemán, zigzagueando entre el afuera y el adentro, como si estas interioridades y exterioridades dijeran algo claro acerca de una posición política. En su pregunta, muy sesgadamente Tognetti deja afuera del gobierno a Cristina y adjudica la totalidad de la responsabilidad política a Alberto. Tampoco nombra a Kicillof, por caso, o a Máximo, Massa y al 90% del peronismo alineado como pocas veces. La pregunta no surge por una contingencia: quien sostiene como línea editorial de cada día la lentitud de Alberto es el propio Tognetti: el gobierno de Alberto lo decepciona. Parece ignorar que las líneas estratégicas son conversadas por Alberto y Cristina, las pocas pero contundentes señales que dio Cristina no admiten otra interpretación. Si no es cortedad de análisis, lo de Tognetti es mala leche. En el discurso de la noche del triunfo, Cristina dijo: "Ojo con el sectarismo y la exclusión. las distintas vertientes del campo nacional, democrático y popular (...). Nunca más rompan la unidad que se requiere para enfrentar a estos proyectos neoliberales que tanto dolor han causado”.
- ¿Cómo estás evaluando al gobierno de Alberto Fernández, que lleva un mes y ya casi diez días? Algunos están señalando desde adentro de que hay un ritmo un poco lento?- la pregunta de Tognetti a Jorge Alemán, zigzagueando entre el afuera y el adentro, como si estas interioridades y exterioridades dijeran algo claro acerca de una posición política. En su pregunta, muy sesgadamente Tognetti deja afuera del gobierno a Cristina y adjudica la totalidad de la responsabilidad política a Alberto. Tampoco nombra a Kicillof, por caso, o a Máximo, Massa y al 90% del peronismo alineado como pocas veces. La pregunta no surge por una contingencia: quien sostiene como línea editorial de cada día la lentitud de Alberto es el propio Tognetti: el gobierno de Alberto lo decepciona. Parece ignorar que las líneas estratégicas son conversadas por Alberto y Cristina, las pocas pero contundentes señales que dio Cristina no admiten otra interpretación. Si no es cortedad de análisis, lo de Tognetti es mala leche. En el discurso de la noche del triunfo, Cristina dijo: "Ojo con el sectarismo y la exclusión. las distintas vertientes del campo nacional, democrático y popular (...). Nunca más rompan la unidad que se requiere para enfrentar a estos proyectos neoliberales que tanto dolor han causado”.
- Me parece muy rápido para aventurar juicios de ese calado- lo ubica Alemán a Tognetti-. Y me preocupa ver entre los amigos y amigas que a veces ya hay juicios muy contundentes sobre este nuevo Frente de Todos. Es muy poco tiempo, los problemas estructurales son muy serios. Si este proyecto fracasa, no es que fracasa un proyecto político, sino que fracasa directamente la Nación. Y me parece que no se ha tomado nota de lo que ha pasado durante estos cuatro años con el macrismo. Leo cosas en las redes que me parecen inverosímiles. Hay mucho fuego amigo, está muy rápidamente cuestionado. Pedirle a un gobierno que no ha podido todavía ni siquiera resolver el tema de la deuda, que no puede establecer un presupuesto, que recién se está situando en el mundo, exigirle transformaciones como se le exigen, me parece un poco imprudente. Me parece que primero habría que admitir que la devastación estructural que hubo en este país es muy seria y que ante todo se trata de un problema de supervivencia.
En las preguntas Tognetti prefiere eludir la doble determinación de que el macrismo se sostuvo por un remachar sistémico y agobiante promovido desde los medios corporativos de odio hacia Cristina y el hecho evidente de que el triunfo del Frente de Todos solo es posible mediante una consolidación del acuerdo político de Alberto y Cristina. Es sintomático que, en la marcada de tiempo de Tognetti, Cristina no aparezca: según su versión, Alberto va lento.
"Después no dejaría de lado las circunstancias geopolíticas absolutamente adversas que hay, la soledad radical de este país en su proyecto -remarca Alemán-. A varias compañeras y compañeros les pediría por favor que echen una mirada. Este país ha sido secuestrado por el endeudamiento. Primero reconozcamos que está secuestrado el país, está bajo la caución de una deuda".
Tognetti se permite decir que Amado Boudou fue un preso del anterior gobierno y es un preso del actual gobierno. Acá intervengo yo para decir que esa sola caracterización es banal y de mala leche. Sé que unos cuantos la piensan: no son los que están esperando una oportunidad para volver a comer dos veces por día, ni los que se ven favorecidos por la doble indemnización que les permite protegerse de la pérdida del empleos que, hasta la asunción de Alberto y Cristina, estaban a la orden del día. Los impacientes, de los que Tognetti es un vocero imperfecto, son otros. De lo que no caben dudas es que la línea editorial del programa que conduce remacha todos los días con que este gobierno tiene presos políticos. Como si los presos le pertenecieran al Poder Ejecutivo. No le hace falta hacer ninguna apreciación acerca de la diferencia entre gobierno y poder, a la que Cristina aludió con tanta claridad durante los años del verdugueo macrista. No existe por parte del tognettismo ningún registro acerca del problema crucial de esa distinción: habla como si Alberto y Cristina (aunque, al omitirla, deja a salvo a Cristina: y lo adjudica a un problema de Alberto) tuvieran preso a Boudou. Abundemos entonces: Alberto y Cristina tienen presos a Milagro Sala, a De Vido, a D'Elía y a unos cuantos más: hace 40 días que el gobierno que ellos encabezan los tienen presos, sostiene el tognettismo.
Respecto de Amado Boudou Tognetti pone un énfasis interesante: "Boudou tomó la que probablemente haya sido la medida más profunda de todo el período kirchnerista". Es notable que, cuando no se quiere decir toda la verdad, se dice una parte de la verdad, algo proposicionalmente verdadero pero incompleto: la medida más profunda de la anterior etapa del kirchnerismo, la estatización de los fondos de pensión, la tomó Cristina en noviembre de 2008, en total acuerdo con Néstor y por sugerencia de Boudou; así como la AUH también se estableció durante el gobierno de Cristina, en octubre de 2009; y la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, militada durante años por la Coalición para la Radiodifusión Democrática, se sancionó en octubre de 2009. Y la Ley del Matrimonio Igualitario fue sancionada en junio de 2010. Entre el comienzo del gobierno de Néstor y la sanción de los cambios más profundos que el kirchnerismo realizó pasaron no 40 días sino de 5 a 7 años. Está claro que la estatización de los fondos de pensión propuesta por Boudou no podría haber sido una medida de esta trascendencia sin las espaldas de Cristina, cinco años después de que Néstor llegó al poder. Pero al relato de los 40 días de Tognetti le resulta funcional decir que la medida la tomó Boudou, sin contar los días que pasaron desde que el kirchnerismo accedió al poder. Porque de lo que se trata es de correr por izquierda a Alberto. Tognetti debe omitir que el gobierno actual es el que fue posible por el Frente que armó Alberto por sugerencia de Cristina.
Si se omite el origen del triunfo político que desalojó a macri de la Rosada (pero no a los sectores dominantes del poder) y si se omiten los diversos períodos por los que pasó la historia kirchnerista desde 2003, así como si se omite la cadena desgraciada de sucesos que llevaron a Scioli a ser candidato en 2015, entonces este es el gobierno de 40 días que tiene presos políticos.
No creo ser demasiado original si digo que se vienen meses difíciles para la democracia argentina y vale saber dónde quiere pararse cada uno.
Escuchen completa la entrevista porque las razones sostenidas por Alemán son muy elocuentes y la ceguera política del tognettismo es peor que lo que escribí acá.