por Lidia Ferrari
Un anciano italiano, célibe y solitario, que vivió toda su vida bajo la tutela de su autoritaria madre hoy se lamenta porque el Estado no se ocupa de viejos como él para procurarles una compañía. Esa compañía que nunca buscó por sí mismo sería tarea exigible al Estado.
Cuán cercano está el empresario neoliberal de un sujeto neurótico cuyas desgracias son culpa de algo o alguien, mientras que sus pocos momentos dichosos son fiesta para su narcisismo. El sujeto neoliberal le pide al Estado que lo salve en tiempos de crisis y cuando le va fenómeno acumula en paraísos fiscales. En tiempos duros y críticos como los actuales se multiplican los que saben lo que debería hacerse pensando sólo en su propio ombligo. Está siendo claro que el Estado debe ser fuerte para enfrentar las inmensas tareas que tienen por delante los países golpeados por la pandemia. Pero también es evidente que ese Estado será sobre exigido por los poderes de siempre que lo parasitan y lo usan para su beneficio, así como presionan a sus gobiernos cuando no realizan lo que ellos desean. En ese sentido los poderes neoliberales se espejan en estos sujetos neuróticos que sólo saben demandar. Esto que se observa también en posiciones de izquierda que critican a un gobierno popular que no realiza todos sus anhelos, por lo que se sienten más cómodos con gobiernos oligarcas que les presentan un rostro ‘totalmente’ reprochable.
El sujeto antiperonista es de la misma factura que un neurótico clásico y que un neoliberal. Despotrica contra los beneficios que el Estado prodiga a las clases populares mientras los aprovecha sin renunciar a ellos. Tuve la ocasión de coordinar un programa en la formación de Residentes en Salud Mental. Formación que ofrece el sistema público de salud y educación de la Argentina. Pocos países en el mundo ofrecen este tipo de espacio donde el Estado les procura un salario para formarlos. Sin embargo, escuchaba en esos jóvenes privilegiados continuas quejas y críticas al sistema del cual eran beneficiarios, a pesar de que muchos de esos jóvenes irían a trabajar al exterior o al sistema privado de salud. Siempre pensé que en esos espacios se hacía necesario transmitir un análisis crítico acerca de la relación Estado, gobierno y ciudadanía, para comprender cuándo el Estado está presente o ausente y su relación con los diferentes gobiernos.
El significante Estado es el lugar donde la doxa, es decir, el sentido común neurótico colectivo, ubica un Otro sin tachar. El Estado se convierte en el lugar donde todos pueden exigir, tanto la protección como la exención de los impuestos.