Rosario Bléfari, 6 de junio
A partir de que nunca viví de adulta tanto tiempo en un lugar que no sea Buenos Aires, las ideas que tenía al respecto son las mismas, pero cómo quisiera que les llegara lo que se llama el sentir, el sentir absurdo de ver que no nos vemos, Buenos Aires, justo te toca ser el centro como nunca, pero también sos parte de esta unidad diversa.
No nos vemos, no es necesario ni sirve ser patriota a nivel frase hecha, pero pareciera que no se reconoce nunca, el porteño en particular, como parte de algo mayor. O no quiere. No quiero repetir la frase sarmientina, pero ahí estamos, y en la primaria con un mapa pintado de colores.
Solo cuando la noticia justifica el calificativo inexorable se presta atención, ante la desgracia, la injusticia o el extraño suceso, ahí sí, porque es una razón más para escindirse de esa B.
No alcanza ninguna frase, son consignas turísticas, la explotación del paisaje, y si ese turista recorre atendiendo la idea de "belleza natural" que limita, tampoco ve ni se siente parte. Los medios machacan, el resto repite o afirma: allá ellos, o allá nadie, acá nosotros esperando que abran el café, como en París, dijo uno. La unidiversidad que digo es conflictiva y ese ramo de situaciones está atravesado por desigualdades igual que en Buenos Aires, lo sabemos. Pero si no vemos nada, si no nos vemos como parte de un todo más grande, es posible que no veamos tampoco que somos parte del cosmos y terminemos enloqueciendo, sin orgullo alguno de nada, orbitando en un sueño alienado, creyendo que somos otros que ni sabemos cómo ni quiénes son.
Rosario Bléfari, 6 de junio de 2020
Rosario Bléfari, 6 de junio de 2020