El caso Formosa: Insfrán debe resolver políticamente un conflicto sanitario social y económico. Dialogar con comerciantes que no pueden volver a fase 1 sin fundirse. Desistir de apelar a la represión para resolver un problema sanitario. Saber que en Formosa se discute la Argentina.
Si acaso Insfrán tuvo algún éxito en la contención de la pandemia, debe tomar nota de que las balas de goma marcan el fracaso tanto de la política sanitaria como de la política a secas. Y que Insfrán no tiene futuro si se aísla del Frente de Todos.
La oposición macrista y los medios de ultraderecha lo van a golpear si se empeña en reprimir y a la vez va golpear al gobierno nacional del que Insfrán depende.
El gobierno nacional debe aprender de Formosa todo lo que no se debe hacer en caso de otra emergencia sanitaria. Y saber que el costo político de cualquier indulgencia con la violencia institucional le quita una de sus principales banderas. El Frente de Todos con balas de goma se asoma al abismo macrista.
Los peronistas de Perón y los nestoristas de Néstor tienen que aprender que el peronismo del Siglo XXI no puede ni debe reprimir manifestantes. Lo prometió Néstor al comienzo de su gobierno y es una de las claves de la vigencia actual del peronismo, de la autoridad póstuma de Néstor y del liderazgo excepcional de Cristina. No reprimir manifestaciones de ningún signo político. Resolver los conflictos calientes con política.
Los peronistas que postulan la existencia de "balas de goma buenas" tienen saber que cualquier bala de goma, cualquiera sea el cuerpo en que entrara, hiere a todo el pueblo y especialmente al movimiento popular. En eso consiste la universalidad de los Derechos Humanos. Los principios y la pragmática acá coinciden.
Por pragmatismo y por humanismo: sacar a la pandemia de la grieta siempre que la derecha quiera meter la pandemia en la grieta.